UN TORO EN LOS DIAMANTES CAPÍTULO 7

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UN TORO EN LOS DIAMANTES.
Por CESÁREO SUÁREZ NARANJO.
CAPÍTULO SIETE.

PRÓLOGO. De golpe y porrazo, FERNANDO VALENZUELA se había convertido en un fenómeno deportivo, cultural, social…¡y hasta de mercadotecnia! Su imagen había comenzado a ser proyectada por todos los medios informativos, y por las empresas publicitarias tuviesen que ver – o no – con los aspectos deportivos, como sucede con las grandes figuras; y lo enfocaban, como a ningún otro mexicano, con anterioridad.
¡Bueno!, “tal vez” (y debemos aceptarlo) desde cuando PANCHO VILLA se “dio una pasadita”, por territorio norteamericano, 65 años antes. O cuando a JORGE PASQUEL se “le ocurrió” querer poner a la Liga Mexicana “al tú por tú” con las Ligas Mayores hacía 35 años.
Pero el impacto que causaba FERNANDO era diferente. De asombro, de incredulidad. Pero, mayormente, de admiración. La “gente” del beisbol, en Estados Unidos, tuvo que aceptar que “en otros lugares”, “SOUTH OF THE BORDER”, también se daban magníficos jugadores. Si MELO ALMADA, si BETO ÁVILA, habían dejado huella imponiendo su calidad indiscutible, todo este revuelo – causado por EL TORO – era mucho mayor.

REFUERZO, PARA LA SERIE DEL CARIBE. En el “interim”, de la temporada 1981 a la de 1982, FERNANDO se vino a jugar por un tiempo a la Liga de la Costa; primero lo encontramos como refuerzo de los YAQUIS de CIUDAD OBREGÓN y, luego, con los NARANJEROS de HERMOSILLO en la Serie del Caribe (como lo podemos ver en estas fotos). Pero, también, a esperar “qué es lo que decían los hombres fuertes” del equipo de los DODGERS, respecto a su contrato.
Pero para eso ahí estaba su representante, TONY DE MARCO, para negociar todo lo fuese a su favor. El muchacho bien que lo valía. Y ya, incluso antes de que llegara la primavera de 1982 comenzó el “estira y afloja”.
FERNANDO, con el riesgo de ser suspendido, no se había presentado a los entrenamientos (su compañero de batería, MIKE SCIOSCIA, andaba en “las mismas”, según asegura un ejemplar de la revista “HIT” de aquella época); y mientras su representante pedía la buena suma de $450,000, los propietarios se estacionaban en una oferta máxima de $350,000, teniendo en cuenta – podían argüir estos últimos, con toda razón – que NADIE les garantizaba que el muchacho pudiese continuar con el éxito de 1981, y de que muchos novatos sufrían la “jettatura” del segundo año, como ya había sucedido muchas veces con anterioridad…y el ejemplo más palpable, el del PÁJARO MARK FIEDRICH, cinco años antes.
Finalmente, la cantidad quedó en lo que le ofrecía el equipo; y ¡y, bueno, listo para una nueva campaña! Lo bueno es que “el TORO” – en su “sophomore year” – no fue “flor de un día”, pues mientras su equipo terminaba con marca de 88-74 y en segundo lugar a solo un juego de distancia del líder, él tenía los siguientes numeritos: 19-13, 2.87 en CLA; completando 18 de los 37 partidos que inició, con 199 ponches en 285 episodios (en esto último, la máxima cifra de toda su carrera), con cuatro blanqueadas; concediendo únicamente 83 bases por bolas y aceptando 13 vuelacercas.
El rol de pitcheo, con cuatro abridores, lo estableció TOM LASORDA de la siguiente manera: a JERRY REUSS le dio el honor de abrir el encuentro inaugural de la temporada, jugando en casa contra los GIGANTES de SAN FRANCISCO; y en el segundo de esa serie, corta, le tocó a BOB WELCH. Ambos juegos fueron de triunfo para la causa angelina. El tercero juego, ya contra los PADRES de SAN DIEGO, lo abrió BURT HOOTON, el cual perdieron. Y, para el cuarto partido, el sábado 10 de abril, le tocó a FERNANDO su turno. El juego terminó por blanqueada 6 a cero, a favor de los DODGERS; y, aunque EL TORO únicamente completó seis episodios, se alzó con la victoria.
EL ARBITRAJE, A FAVOR DE FERNANDO. Tan pronto como terminó esa campaña de 1982, el “estira y afloja” por obtener un mejor salario comenzó de nuevo, ahora con mayores pretensiones. Y TONY DE MARCO se había ido a “lo máximo”: un millón de dólares.

La situación no dejó otro camino que el arbitraje. Y en esas estaban, cuando en una convención que se celebraba en la ciudad de León, Guanajuato, CORITO VARONA se atrevió a criticarlo, por ser “demasiado ambicioso” (lo cual, y para que no vaya alguien a decir que estoy mintiendo, fue publicado por “El Universal” el 12 de febrero de 1983).
Esa opinión – de CORITO – no tenía por qué reflejarse en las negociaciones. Los DODGERS por su parte (encabezados por PETER O’MALLEY) estaban seguros en ganar “la batalla”, pues contaban con un abogado muy hábil quien, en únicamente tres casos de arbitraje, les había “ahorrado” $340,000.
Pero DE MARCO no se iba a quedar con “los brazos cruzados”, y sacó – “debajo de la manga” – no solo “un as”, sino varios, presentándole al árbitro, señor TOM ROBERTS, evidencias de que cada vez que lanzaba FERNANDO la asistencia en los estadios aumentaba, por lo menos, en 3,400 aficionados. Así mismo, mostró una serie de videos para comprobar las magníficas actuaciones del mexicano.
Ese sábado 19 de febrero de 1983, todos los aficionados mexicanos nos despertamos con una noticia a la que no podíamos darle crédito: el señor ROBERTS había concedido a FERNANDO un millón de dólares por jugar esa temporada.
¡Se unía a un grupo de jugadores de elite (todos ellos ya con grandes trayectorias en las Grandes Ligas) que ganaban “el millón”, o más. Ya antes lo habían logrado dos estrellas del pitcheo: NOLAN RYAN, a quien los ASTROS de HOUSTON le dieron $1’000,000 en 1979; y ya, para esas fechas, $1.125 millones; y pocos días antes de que VALENZUELA recibiera la resolución favorable, STEVE CARLTON también firmaba  por esa misma cantidad con los FILIS.
Además de ellos estaban DAVE WINFIELD, a quien los YANKEES le pagarían $1.661 millones, y otro jugador de los FILIS, MIKE S SCHMIDT, con $1.785 millones. Todas estas cifras están tomadas de la página BASEBALL ALMANAC (aunque, de estas dos últimas no estoy “muy seguro”, pues me parecen algo elevadas).
Pero, si hay algo que “me distingue” es que soy “bastante terco”, y no me quise quedar con la duda, por lo que busqué información en otras páginas de Internet; y esto es lo que encontré (que, a mí parecer, me parece más cerca de la verdad): respecto a MIKE SCHMIDT, por la temporada de 1983 (que es la que estamos tratando) obtuvo $1’652,333, ¡”al detalle”! Y, como también tenemos a la vista lo concerniente a 1984 y 1985, “ahí les va: $1’989,875 y $2’096,967 respectivamente.
Por lo que hace con DAVE WINFIELD, por 1983 recibió una paga de $1’531,600, agregando la página: “…en su camino de promediar más de $2 millones por año, en tanto la duración de su contrato”; el que, para más “señas”, lo obligaba a permanecer con los Yankees hasta 1990.

Y ya, como “dato adicional”, dice la página que “la nómina (en este caso, la de los Yankees,) comienza con un salario de $35,000, el salario mínimo en las Ligas Mayores, que el novato primera base DON MATTINGLY,, obtendría por esa campaña”.
Para que vean “cómo estaba todo este asunto de los salarios”, y la buena suma que se le dio a FERNANDO, veamos a un jugador, estrella de su equipo, y que estaba ganando “algo menos”: a JIM RICE  los MEDIAS ROJAS de BOSTON le pagaban $779,227.
Ya, aclaradas las cosas, procedemos a seguir enfocados en nuestro tema principal, acerca de FERNANDO VALENZUELA por supuesto, en lo que atañe a la temporada de 1983. Pero, antes, permítanme agregar una nota – simpática – de la periodista MARÍA ANTONIETA COLLINS (¿qué se ha hecho de ella?) que publicó el viernes 27 de octubre de 2017 con el título de “Los tiempos de FERNANDO VALENZUELA, y hoy”:
“…FERNANDO pronto aprendió a defender lo que valía y así, de la mano de TONY de MARCO hizo lo que entonces se antojaba impensable: irse vía al arbitraje para lograr la estratosférica cifra de ¡Un millón de dólares por temporada! Algo que nunca un hispano había ganado y mucho menos yéndose al arbitrio de las grandes ligas.
“…TONY de MARCO no tuvo miedo y FERNANDO mucho menos. La afición lo amaba y los números hablaron más que cualquier defensa, aunque de MARCO estaba listo para la guerra y había contratado al mejor abogado norteamericano de contratos de un bufete de Nueva York.
“…Los periodistas esperábamos una larga semana de deliberaciones y dimes y diretes.
“…Las cosas fueron sorprendentemente sencillas cuando el arbitraje dio al mexicano VALENZUELA la razón y su sueldo inicialmente pactado de treinta mil dólares por año (sic), se fue al cielo con la millonaria cifra de seis ceros, eso, sin contar los patrocinios que comenzaron a llegarles por montones.
“…Recuerdo entonces a FLORI, hija y secretaria de TONY estar abrumada con las llamadas de quienes querían ser parte de la historia de la FERNANDOMANIA.
“…Desde entonces el beisbol norteamericano no ha vuelto a vivir por un mexicano semejante gloria. Simplemente no. No lo hay.
“…Por eso, los DODGERS en el mejor ejemplo escogieron a FERNANDO para lanzar la primera bola de una serie mundial largamente esperada en casa. “…Dijo alguien ¿Hay alguien quien mejor?”.
FERNANDO CUMPLIÓ. Si bien “EL TORO” no tuvo una temporada que se diga “a todo color”, supo cumplirle a su equipo, ya que en los 35 juegos que abrió mostró una marca de 15-10, con 189 abanicados en 257 innings, con 9 juegos completos y 4 blanqueadas. Además, le conectaron 16 jonrones; y encabezó a los pitchers de la Liga Nacional al aceptar 27 toques de sacrificio.

El martes 5 de Abril, en el juego inaugural de la temporada, TOM LASORDA (continuando con su rol de cuatro inicialistas) envió a FERNANDO al montículo contra “sus viejos conocidos”: los ASTROS de HOUSTON, en casa de estos últimos. Y aunque los DODGERS se alzaron con el triunfo, 16 carreras a 7, a VALENZUELA no le fue nada bien, pues en únicamente 2 y 2/3 le dieron 7 imparables y concedió 4 bases por bolas, con las que le anotaron en seis ocasiones. Lo “rescató” ALEJANDRO PEÑA, quien en 2 y un tercio se llevó el triunfo; con el salvamento de DAVE STEWARD.
Pero ya, en su segunda salida, el domingo 10 de abril ante los EXPOS de MONTREAL, en casa, logró su primera victoria de la temporada – con blanqueada – con score de tres carreras a cero. Continuaremos, en el próximo, a partir de la temporada de 1984.