12 DE OCTUBRE DE 1929

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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
12 DE OCTUBRE DE 1929
Por Héctor Barrios Fernández

En la serie final del 2019 en la Liga Mexicana del Pacífico, en el tercer juego entre Charros de Guadalajara y Yaquis de Ciudad Obregón, los Charros llegaron a sacar una ventaja de 8-1, pero al final fueron los Yaquis los que se llevaron la victoria.
Hicieron que recordara aquella frase de Yogi Berra de “esto no se acaba hasta que se acaba,” o “hasta que caiga el último out”.
Vino a mi memoria aquel juego de la Serie Mundial de 1929 entre los Cachorros de Chicago y los Atléticos de Filadelfia, al que no asistí y creo que Usted tampoco.
Mire: Después de que en 1928, los Atléticos quedaron en segundo lugar de la Liga Americana, a 2 ½ juegos de los Yanquis de New York, los de Filadelfia del legendario Connie Mack con las manos en la cintura, ganaron el título, dejando a los mismísimos Yanquis atrás a 18 juegos en segundo sitio.
En la Liga Nacional, los Cachorros de Chicago obtuvieron el banderín sin mucho esfuerzo, dejando a los Piratas de Pittsburgh 10 ½ juegos atrás.
Los dos equipos estaban fuertes, con alineaciones que dejaban entrever a futuros miembros del Salón de la Fama.
Por los Atléticos, Al Simmons, Jimmie Foxx, Mickey Cochrane y los lanzadores Lefty Grove y George Earnshaw.
Por el otro lado, los Cachorros se jactaban de contar con los impresionantes bateadores Roger Hornsby, Kiki Cuyler, Hack Wilson y Riggs Stephenson, además con los lanzadores Pat Malone y Charlie Root.

Filadelfia ganó el primero de la Serie por marcador de 3-1, con el sorprendente desempeño del abridor Howard Ehmke, quien ponchó a 13 bateadores, por cierto un récord hasta 1954.
Earnshaw y Grove se combinaron para dar a los de Connie su segunda victoria en la Serie con pizarra final de 9-3, pero los Cachorros les regresaron el favor en el tercer juego al vencer a los Atléticos 3-1.
Los Cachorros tenían que ganar su segundo juego en casa de los Atléticos o de lo contrario enfrentar la posibilidad de perder la Serie en 5 juegos.
Con Charlie Root lanzando como una máquina bajo un hermoso cielo azul en Filadelfia, parecía que su equipo los Cachorros empatarían la Serie.
Anotaron dos carreras en el cuarto inning, cinco en el sexto y una en el séptimo, apaleando a los lanzadores de Filadelfia, Jack Quinn, Rube Walberg y Eddie Rommel.
Con los Cachorros arriba 8 a 0, entrando a la baja del séptimo, nadie en el estadio, incluyendo al manejador de los Atléticos, Connie Mack, pensaron que los de Filadelfia tenían siquiera una pequeña oportunidad.

De hecho, Mack ya había decidido que después de esa entrada, sustituiría en masa a su equipo, dando la oportunidad a otros elementos de contar a sus nietos que ellos habían participado en un juego de Serie Mundial.
Pero Al Simmons abrió por los Atléticos el cierre del séptimo conectando un cuadrangular.
Los Atléticos sintieron cierto alivio al ver que al menos no serían blanqueados.
Después Jimmy Foxx, Bing Miller, Jimmy Miller y Joe Boley, conectaron sencillos en forma seguida sobre Charlie Root, anotando dos carreras más. Nadie sentía que el resultado estaba en duda, pero el juego se tornaba interesante.
El bateador emergente George Burns, pero no el actor, roleteó para el primer out, pero Max Bishop conectó sencillo empujando la cuarta carrera de los Atléticos en el inning.
La ventaja de los Cachorros ahora se acortaba 8-4.
Con algo de preocupación, el manejador de los Cachorros Joe McCarthy, sacó del montículo a Root, trayendo al zurdo Art Nehf para lanzarle al zurdo Mule Haas.
Mule conectó una poderosa línea al jardín central, la cual Hack Wilson perdió en el sol, recordemos que en ese tiempo los estadios no contaban con alumbrado y menos las Series Mundiales se jugaban de noche.
La pelota pasó sobre la cabeza de Wilson y rodó hasta el fondo del parque, por los 447 pies hasta la barda, dando a Haas suficiente tiempo para llegar quieto al plato para un cuadrangular dentro del parque.
El juego estaba ahora 8-7, aún con Filadelfia abajo en el marcador.
Un emocionado Jimmy Dykes, se sobrepasó en las felicitaciones con su compañero de al lado, al grado de tumbarlo por rumbo de los bats, ese compañero era nada menos que Connie Mack, manejador y dueño del equipo, era tanta la euforia que Mack ni se dio por enterado.
Un aturdido Art Nehf dio base por bolas a Cochrane y McCarthy lo reemplazó con Sheriff Blake.
Al Simmons, quien había iniciado todo, recibió a Blake con un hit sencillo, siguiendo Jimmy Foxx con otro sencillo, empujando la carrera del empate.
McCarthy trajo a su cuarto lanzador de la tarde, Pat Malone, quien rápidamente golpeó a Miller para llenar las bases.
El siguiente bateador, Jimmy Dykes conectó una línea inalcanzable para Riggs Stephenson la cual se convirtió en hit doble, empujando dos carreras, poniendo adelante a los Atléticos 10-8.
Malone ponchó a Boley y a Burns para finalizar la entrada.
Connie Mack trajo a Lefty Grove para proteger las dos carreras de ventaja y Grove respondió retirando en orden los dos innings restantes ponchando a cuatro.
Milagrosamente los Atléticos habían ganado y difícilmente lo creían.
Los desmoralizados Cachorros, lucharon valientemente en el quinto juego, tomaron una delantera de 2-0 hasta el noveno inning, pero de nuevo los Atléticos vinieron de atrás y anotaron tres carreras en su último turno al bat para llevarse la Serie.
Los Atléticos de Filadelfia enviaron a 15 hombres al pentágono en esa entrada en la que anotaron 10 carreras para vencer a los Cachorros de Chicago, lo que en el béisbol “moderno” se constituyó como un récord.
Recordemos que en el sexto juego de la Serie Mundial de 1968, (mi primera), en su tercer turno al bat, los Tigres de Detroit anotaron 10 carreras a los lanzadores de los Cardenales de San Luis por quienes desfilaron siete pitchers, ese juego lo ganó Denny McLain.
Los Atléticos volvieron a ganar la Serie Mundial en 1930 ante los Cardenales y la perdieron en 1931 ante los mismos Cardenales de San Luis.
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