BÉISBOL, SOCIEDAD, DEPORTE Y ESCÁNDALO

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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
BÉISBOL, SOCIEDAD, DEPORTE Y ESCÁNDALO
Por Héctor Barrios Fernández

 La pelota salió disparada con tal fuerza que era difícil imaginar con qué tipo de artefacto había sido lanzada.
En ese día de primavera cuando aterrizó en las gradas del jardín derecho del Polo Grounds en la ciudad de New York, en donde momentos antes la lluvia había dejado de caer dejando limpio el graderío, fue el anuncio de que un gran jugador de béisbol comenzaba una nueva y grandiosa historia. Babe Ruth, entonces un lanzador con los Medias Rojas de Boston, había conectado un cuadrangular en ese 1915 contra los Yankees de New York. Recordemos que en esos años los Yankees fueron inquilinos de los Gigantes en el mencionado Polo Grounds.
Años más tarde decir Yankees o Babe Ruth casi serían sinónimos.
Esta proeza ocurrió en el momento en que Ruth jugaba para un gran equipo contra un equipo de una gran ciudad y los pueblos y las villas rápidamente crecían y dejaban de ser precisamente eso.
En las ciudades, fábricas, el materialismo resultante y la sociedad norteamericana luchaba por entrar a la Era Moderna.
Conforme el béisbol crecía y se hacía un deporte cada vez más profesional, aprovechó este desarrollo social para crear su propia imagen, basado principalmente en un mito.
Así en un reporte emitido por una Comisión en 1907, nos dijo que Abner Doubleday, un General en la guerra civil, había inventado el juego en el paradisiaco pueblo de Cooperstown, New York en 1839.
Con este reporte la Comisión rechazó y negó que el béisbol hubiera evolucionado del juego inglés “rounders” y otros juegos similares jugados antes de los días de Doubleday.
A pesar de las imágenes pueblerinas de sus inicios hasta convertirse en un deporte altamente organizado, el béisbol dependía ahora de la ciudad.
En 1845, un grupo de caballeros de la ciudad de New York, fundaron el Club de Béisbol de los Knickerbockers.
Estos respetables caballeros trataron al béisbol como un juego para las altas esferas sociales, pero en el entorno urbano con su población diversa, los jóvenes de la clase trabajadora pronto lo incluyeron como uno de sus deportes favoritos y organizaron sus propios equipos.
Mientras el béisbol se desarrolló, la población urbana se incrementó de 10 millones en 1870 a 54 millones en 1920, lo cual equivale a cerca del 550 por ciento, por supuesto nos referimos a la de los Estados Unidos.
En ese tiempo el número de ciudades con más de 100 mil habitantes se incrementó de 15 a 68 y las que llegaron a 500 mil fueron de dos a doce.
¿De dónde salió o llegó toda esa gente?
La mayor parte fue producto de la migración, los norteamericanos migraron de las granjas y villas a las ciudades, además llegaron de otros países.
Cerca de 26 millones de inmigrantes llegaron a los Estados Unidos entre 1870 y 1920.
Buscando mejores oportunidades de vida, las grandes masas pronto llegaron a los parques de pelota tanto en New York, Boston, Filadelfia y otras ciudades, por lo tanto la asistencia a los estadios prosperó.
Las ciudades atrajeron a las personas porque ofrecían empleos en las fábricas.
Mientras solamente el 25 por ciento de los norteamericanos trabajaban en la manufactura y el transporte en 1860, para 1900 esta cifra subió al 50 por ciento.
Las máquinas habían llegado, martillando vigas de acero, zapatos de piel, latas con alimentos procesados, textiles convertidos en vestido.
La sociedad parecía ser dependiente de las máquinas y se encadenaba a ellas cada vez más.
Las máquinas requerían cada vez menos mano de obra calificada y los dueños de las fábricas buscaban mano de obra barata, contrataron cada vez a más mujeres y niños.
En 1900, una cifra record de 18.2 por ciento de niños en edades de los 10 a los 15 años, ocuparon la fuerza laboral.
Las mujeres ocuparon los trabajos en un 50 por ciento conforme fueron aprendiendo a usar el nuevo invento, la máquina de escribir.
Conforme los años pasaron, las condiciones laborales cambiaron.
Las semanas de trabajo se acortaron, pasando de 60 horas a finales de los 1800s a solamente 50 en 1920 con más trabajadores teniendo libres los fines de semana.
La fuerza de trabajo infantil disminuyó en alrededor de un 11 por ciento en esos años.
Esta combinación repetitiva de trabajo mecanizado y disminución de las horas laborales, afectó al béisbol. Los trabajadores buscaban formas de diversión, tanto como participantes o espectadores.
Además los expertos alertaban que las diferencias entre la vida rural y urbana tendía a convertir a las personas en seres cada vez más sedentarios y débiles, deteriorando con ello la salud física, por lo que deberían ejercitarse.
Aprovechando la ola recreativa, el béisbol y otro deporte relacionado como el softbol, atrajeron a más jóvenes participantes.
Grupos cívicos, iglesias, sindicatos, hombres de negocios y otros, formaron equipos de béisbol.
Las iglesias en New York, formaron la Liga Atlética Dominical.
A partir de 1895 en Chicago hubo Ligas Femeniles de Softbol y para 1924 había equipos de softbol en 161 ciudades con más de 74 000 jugadoras.
El crecimiento urbano fue de la mano con el crecimiento del transporte, el cual tuvo un gran efecto social a principios del siglo XX, tal como lo ha tenido la computación en nuestros días.
En los 1880s, los tranvías o “cable cars” “tintineaban” desde Chicago hasta San Francisco y algunas otras ciudades y para los 1890s, los “trolleys” movidos por electricidad comenzaron a transportar personas en las ciudades.
Los trenes subterráneos o elevados, se sumaron a la revolución del transporte.
Con todo esto, estos recursos orientaron el crecimiento de las ciudades permitiendo a sus residentes a vivir más lejos de sus lugares de trabajo. Para el béisbol, esto permitió que los aficionados retirados de las metrópolis acudieran a los estadios lejanos.
Un caso relacionado con los medios de transporte, dio origen al nombre de uno de los más famosos y populares equipos de béisbol que prevalece hasta nuestros días, “Dodgers” en la ciudad de Brooklyn, por la razón que los aficionados que asistían al estadio tenían que “dodged” o “esquivar” los tranvías para llegar sanos y salvos al parque de pelota, al menos salvos.
La existencia de la interconexión de las ciudades a través de las líneas ferroviarias, permitió a los equipos de béisbol viajar grandes distancias para jugar en las giras.
El automóvil agregó otra dimensión.
Para 1910 los ciudadanos de clase media estaban comprando estos “cómodos y elegantes” vehículos familiares de la línea de Henry Ford y para 1920 el número de autos registrados había excedido los 10 millones de unidades.
Los espectadores estacionaban sus autos por los rumbos de los jardines izquierdo, central o derecho de los campos de juego, mientras los dueños de los parques de pelota incorporaban espacios de estacionamiento en los planes de los nuevos estadios.
Grandes cambios en los sistemas de comunicación llegaron a las ciudades. Aparecieron periódicos de circulación en masa como el “New York Journal” o el “New York World,” revistas como “Saturday Evening Post” y “Ladies Home Journal, las cuales alrededor de 1900 proporcionaban gran cantidad de publicidad.
Los gastos en publicidad, principalmente impresa, se incrementaron de 95 millones de dólares en 1900 a 500 millones en 1919.
Revistas y periódicos especializados como las Guías Spalding y Reach fueron dedicadas exclusivamente a los deportes.
Estas guías se publicaban anualmente para la audiencia de todo el país. Otras publicaciones fueron especialmente para el público infantil que nos contaban historias ficticias sobre los héroes del béisbol y otros deportes.
A la caza por generar una mayor circulación, generaba mayor inversión en publicidad.
Las publicaciones llegaban a mayor número de lectores, expandiendo así su cobertura noticiosa y deportiva.
En particular los periódicos se interesaron por el béisbol, que proporcionaba diferentes historias cada día y permitía manejar los perfiles de los jugadores, resúmenes de los juegos y los más recientes resultados.
Así como los duelos de lanzadores, cuadrangulares conectados y victorias de último minuto que daban paso a historias escritas con brillantez. Continuará…
Espero sus amables comentarios en: info@beisboldelosbarrios.com