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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
HANK AARON Y EL CUADRANGULAR 715, PARTE 1
Por Héctor Barrios Fernández
Durante sus primeros años de carrera, Henry “Hank” Aaron no fue ampliamente considerado como un peligroso bateador de cuadrangulares dentro del béisbol de Grandes Ligas.
A finales de los 1950s y en los 1960s, nombres como Mickey Mantle, Willie Mays y Ernie Banks, quienes jugaron en ciudades como New York, San Francisco y Chicago, fueron algunos de los peloteros que se consideraban grandes bateadores de poder.
Mientras tanto Aaron, jugando para los Bravos en Milwaukee y luego en Atlanta, nunca bateó 50 cuadrangulares en una temporada.
Lideró las Ligas Mayores solamente una vez en sus 23 años de carrera, a la Liga Nacional lo hizo en cuatro ocasiones.
Hank fue un durable y consistente bateador de “bola larga” año tras año.
Bateó 40 o más cuadrangulares en ocho temporadas y 30 o más en 15 veces.
A los 34 años de edad, la gente comenzó a darse cuenta de que no solamente había conectado 500 cuadrangulares en su carrera, el segundo pelotero más joven en alcanzar esa marca, sino que también había eclipsado a Mantle y a Banks y a un sin número de jugadores de décadas pasadas.
Pronto alcanzó también a Willie Mays, a quien sobrepasó en 1972 cuando Aaron tenía la edad de 38 años y el “Say Hey Kid” estaba en sus 41 y visiblemente en decadencia en cuanto a su calidad de juego.
Repentinamente Hank Aaron estaba siendo mencionado a la par de Babe Ruth, el rey del cuadrangular de todos los tiempos… en ese entonces.
La temporada de 1973, Hank la cerró con otra de 40 cuadrangulares, estacionándose en 713, uno atrás de la marca de todos los tiempos perteneciente a Ruth.
La amenaza de Aaron a la marca de Ruth, no trajo la misma clase de controversia que se dio en la persecución de Roger Maris, de la marca de una temporada en 1961, sobre el número de juegos en una campaña.
Mientras Maris recibió correos de odio por parte de aficionados quienes estaban “horrorizados” de que intentara desbancar al gran Ruth y que la persecución del record fuera una desagradable y estresante experiencia para el joven “Yankee,” eso no fue nada comparado al escrutinio y al odio a los que Hank Aaron, un hombre de piel negra, fue objeto más de una década después.
Desde los meses finales de la temporada de 1973 hasta el inicio de 1974, Aaron recibió: amenazas de muerte, asquerosas cartas llenas de insultos racistas y amenazas contra su familia.
Hank tenía que ser escoltado por guardias de seguridad ha y desde los estadios.
Tuvo que hospedarse en moteles, registrándose con otros nombres.
Aaron hizo eco del mismo sentimiento que Maris tuvo en 1961.
Hank Aaron no estaba tratando que la gente olvidara los logros de Babe Ruth, estaba solamente tratando de establecer los propios.
A decir verdad, no todas las cartas o reacciones de los aficionados eran negativas.
Aaron recibió decenas de miles de cartas que lo animaban y lo apoyaban, también fue ovacionado en los parques de pelota en todo el país.
Cuando se fue de 4-3, sin conectar de cuadrangular en el juego final de 1973, entrando al receso con 713, la multitud en el “County Stadium” de Atlanta, le dio una tremenda ovación poniéndose de pie cuando Hank salió de la caseta para tomar su lugar en el jardín izquierdo para el último inning del juego.
Ésta, fue una poderosa motivación para Aaron, quien había tenido una tenue relación con la comunidad de Atlanta desde que los Bravos llegaron de Milwaukee en 1966.
Otro asunto de menor controversia surgió al ponerse en marcha la campaña de 1974.
Los Bravos fueron programados para abrir la temporada de visita en Cincinnati.
Esperando ver a Hank Aaron romper el record frente a los aficionados de casa en Atlanta, los directivos de los Bravos consideraron dejarlo en la banca en esos tres primeros juegos.
Sin embargo el Comisionado Bowie Kuhn, “metió su cuchara” y ordenó que Aaron tenía que jugar por lo menos en dos juegos contra los Rojos.
El 4 de abril de 1974, día de apertura en el estadio “Riverfront” de Cincinnati, Aaron conectó un cuadrangular con su primer “swing” en su primera vez al bat, un disparo de tres carreras sobre la barda del jardín izquierdo a un lanzamiento de Jack Billingham en la parte alta del primer inning.
La multitud de más de 52,000 asistentes, vitorearon el que Hank empatara el record.
La pelota ahora reside en el Salón de la Fama del Béisbol en Cooperstown.
Aaron permaneció en la banca para el segundo juego y se fue sin hits en el tercero.
El equipo regresó a Atlanta para recibir a los Dodgers de Los Angeles e inaugurar en casa el 8 de abril.
Permítame recordar, 8 de abril de 1974, ya bien entrada la tarde en Ensenada, B. C. Méx., sentado cómodamente en la sala de la casa de la joven y hermosa mujer que años más tarde se convertiría en mi esposa, en donde siempre fui y he sido bien recibido por su familia, allí contaban con una antena para televisión de aquellas grandotas que ya no se usan y que se instalaban en el techo de las casas, aún no existían las parabólicas caseras; fui testigo a través de la tele como el zurdo de los Dodgers, Al Downing, se enfrentaba a los Bravos y a Aaron, recuerdo que recibió la base por bolas con cinco lanzamientos en su primera vez al bat en ese juego, ante el disgusto de los 53,775 aficionados que se dieron cita al estadio esa noche y por supuesto de los millones más que mirábamos el juego a través de la televisión, una imagen con mucha “neblina” por la lejanía de la estación televisora que se encontraba en San Diego.
Por cierto que Aaron anotó carrera en ese inning, para convertirse en el líder de todos los tiempos en carreras anotadas en la Liga Nacional, pero nadie parecía darse cuenta de ello.
Su siguiente vez al bat vino en el cuarto inning, sin out y con un corredor en base.
Después del primer lanzamiento que fue una bola, Aaron hizo contacto con el siguiente ofrecimiento.
La pelota salió disparada hacia el jardín izquierdo, venció la cerca y “aterrizó” en el guante del lanzador relevista de los Bravos Tom House quien se encontraba en el “bullpen” de Atlanta.
Conforme los fuegos artificiales iluminaban el cielo, un enorme “715” aparecía brillante en la pizarra electrónica, la multitud hacía erupción en júbilo.
Al pasar por primera base el coach lo felicitó y Steve Garvey le tiró un manotazo a manera de saludo, alrededor de la segunda base Dave Lopes y Bill Russell lo felicitaron también, por los terrenos de las paradas cortas dos jóvenes aficionados lo alcanzaron, Aaron se los quitó de encima con sendos codazos, el “Pingüino” Ron Cey, permaneció con las manos en la cintura, mientras el coach de tercera lo felicitaba al paso.
Normalmente un estoico Aaron, dejó escapar una gran sonrisa cuando daba vuelta por la tercera base.
Sus padres saltaron al terreno para felicitarlo y el juego se detuvo por 10 minutos conforme Hank celebraba el momento con su familia, amigos, compañeros de equipo y un estadio lleno de aficionados.
El béisbol tenía un nuevo Rey del cuadrangular:
“Gracias a Dios que todo terminó,” dijo Aaron.
Henry terminó la temporada de 1974, con una “modesta” cifra de 20 cuadrangulares.
Ese noviembre, ahora con 41 años de edad, fue cambiado a Milwaukee, la ciudad donde se inició como ligamayorista, para jugar con los Cerveceros de la Liga Americana.
Pasó sus últimas dos temporadas allí antes de retirarse del béisbol con 755 cuadrangulares.
“755” es el número que muchos asocian con Hank Aaron.
Participó en 24 juegos de estrellas.
Su primera aparición en el clásico de media temporada vino en su segunda temporada en 1955, cuando el juego fue efectuado en su casa en el County Stadium de Milwaukee.
Su aparición final en este tipo de juegos fue en 1975, ¿dónde cree?, en el County Stadium en Milwaukee.
Ganó el título de jugador más valioso de la Liga Nacional en 1957 y llevó a los Bravos a su primera Serie Mundial desde 1914, cuando la franquicia estaba en Boston.
Aaron bateó para .393 con tres cuadrangulares en la victoria sobre los Yankees.
Los Bravos ganaron otro título de la Liga Nacional en 1958, pero perdieron la serie de revancha con los Yankees.
Otros aspectos notables en la carrera de Hank Aaron:
Fue el último ligamayorista activo que jugó en las Ligas Negras.
Jugó brevemente como parador en corto con los “Payasos” de Indianapolis en la Liga Americana Negra en 1952 a la edad de 18 años, fue su primer trabajo en el béisbol profesional.
Por supuesto que el enorme poder fue parte del juego de Aaron, pero fue también un gran jugador al campo, suficientemente bueno como para ganar tres “Guantes de Oro.”
También tenía una buena velocidad en las bases, se robó 15 o más en nueve temporadas consecutivas, en una temporada se estafó tantas como 31.
Puede que no hubiera sido un prototipo de la “cinco herramientas” como Willie Mays, pero Hank Aaron fue más que un bateador de cuadrangulares. Fue una “ESTRELLA DEL BÉISBOL” por donde quiera que se le vea.
Como dato adicional le comento que: Cuando Hank Aaron rompió la marca de cuadrangulares que pertenecía a Babe Ruth, el número 4 y sus múltiplos fueron los que asomaron la nariz.
Para muestra un botón:
Número en el uniforme de Aaron, 44, el mismo de Al Downing, pitcher de los Dodgers esa noche.
Fecha del juego, 8 (4 X 2) de abril (mes 4) de 1974.
El home run que rompió la marca, fue en la 4ta entrada, donde los Bravos hicieron 4 carreras, al final conectaron 4 hits y se poncharon 4 veces, el resultado final fue 7-4 a favor de Atlanta.
Ron Reed el pitcher ganador, aceptó 4 carreras y ponchó a 4.
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