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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
HÉCTOR “LA MALITA” TORRES
Por Héctor Barrios Fernández
Lo recuerdo como si hubiera sido ayer, 27 de junio de 1977, para prevenir cualquier contratiempo, desde muy temprano estábamos en el Exhibition Stadium de Toronto, Canada, a unas cuantas cuadras del actual estadio.
Ya habíamos andado en las inmediaciones recorriendo parte del Lago Ontario, el juego debería dar inicio a las 7:30 de la noche, para nosotros 4:30 hora del Pacífico.
El atractivo de este juego para nosotros era un pelotero mexicano recién llegado de los Indios de Cleveland.
Se trataba de uno de mis ídolos de la reciente niñez y juventud, su nombre, Héctor “la Malita” Torres, héroe del equipo mexicano que participó y se coronó campeón en el prestigiado torneo de Willamsport en 1958, resultando el lanzador ganador del juego final contra el equipo de Hankakee, Illinois.
El resultado final de ese juego fue 10 carreras a 1, por cierto Héctor y Carlos “Bobby” Treviño, integrantes del equipo de Monterrey, representando a México, llegaron a Grandes Ligas, además Ricardo Treviño también incursionó en el béisbol profesional.
Ricardo doble campeón mundial, ya que el año anterior también se había coronado cuando en el juego final Ángel Macías lanzara juego perfecto, ¿lo recuerdan?, Treviño por la edad fue el único niño en repetir.
Otro atractivo en ese encuentro fue que los Azulejos locales se enfrentaban a los Yankees de New York que aunque nunca he sido yankeesta, reconozco su calidad, ese equipo estaba plagado de estrellas como Reggie Jackson, Graig Nettles, Thurman Munson, Bucky Dent que había jugado para los Naranjeros de Hermosillo y esa noche lanzaría Ron Guidry, uno de sus estelares.
Al estilo canadiense y norteamericano, en cuanto la manecilla de los segundos pasó por el 12 y marcó las 7:30, el umpire cantó el clásico “play ball”.
Los de casa Azulejos de Toronto puntuales saltaron al terreno.
Para gozo nuestro vimos salir corriendo de la caseta local a Héctor y posicionarse de la segunda base, a pesar de que aquí en México lo conocíamos como un excelente parador en corto.
Cierto que “la Malita Torres” salió como noveno en el orden de bateo, pero qué importaba, para nosotros con verlo en el terreno de juego se pagaba el boleto.
Inició el partido y rápidamente los Yankees se pusieron arriba con el sello de la casa, cuadrangular de Thurman Munson para el 1-0.
Después, Jesse Jefferson retiraba a todos los bateadores a los que se enfrentaba.
Ron Guidry hacía lo mismo, en el cierre de la tercera entrada se presentó a batear nuestro héroe Héctor “la Malita” Torres, conectando un largo elevado por todo el jardín izquierdo para el tercer out de la entrada.
En la apertura de la cuarta nuevamente se presenta Munson y conecta sencillo, pero es atrapado del receptor al parador en corto en intento de robo, aquí comentamos: “qué raro que mandaran a Thurman al robo siendo receptor”, pero ya ve como es el béisbol.
Chambliss conecta profundo al izquierdo y se acaba la entrada.
Ambos lanzadores siguen retirando gente.
En el turno de Toronto en la quinta entrada, el primer bateador de ese episodio Otto Vélez, recibe boleto gratis y se posesiona de la primera base, enseguida Ron Fairly muere en sacrificio del 2 al 4, Vélez avanza a segunda.
El “Gallo Colorado” Doug Rader recibe la base por bolas de parte de Guidry, Doug Ault es ponchado para el segundo out, Alan Ashby recibe nueva base por bolas y se llenan los senderos, era notorio que Guidry no las traía todas con él mismo.
Viene al cajón de bateo nuestro paisano Héctor Torres, recuerdo que cruzaba los dedos para que Guidry otorgara otra base por bolas, total, ya había regalado tres en esa entrada, pero Torres pensaba diferente, no recuerdo con qué cuenta, Guidry se balancea y suelta su riflazo, Héctor le tira y conecta el batazo de su vida, la pelota vuela, vuela, vuela y se va del otro lado de la barda, David contra Goliat, cuadrangular del mexicano Héctor Torres Marroquín, “la Malita” Torres.
Grand Slam, cuadrangular con la casa llena.
A todo mundo le decíamos que era nuestro paisano.
Ron Guidry poncha a John Scott y cae el tercer out de la entrada pero el daño ya estaba hecho.
El juego siguió y siguió pero ya no fue de nuestro interés, Torres volvió a conectar de hit a Guidry, esto fue en la séptima entrada, un sencillo al jardín izquierdo.
Al final Toronto salió con el brazo en alto, Torres se fue de 3-2, produjo 4 carreras y aumentó su porcentaje de bateo a .231, como para no asustar a nadie, pero esa noche valió la pena haber ido al estadio.
Noche cálida en Toronto, las vacaciones habían iniciado con el pie derecho y nos retiramos a festejar con una fresca limonada.
El hijo de Epitacio “la Mala” Torres, uno de los grandes jugadores mexicanos de toda la historia del béisbol, había hecho nuestro día.
Héctor inició su carrera de ligamayorista con los Astros de Houston en 1968, para 1971 pasó a los Cachorros de Chicago, luego fue a Montreal con los Expos, vuelve a Houston en 1973, con los Padres de San Diego en 1975 y 76, para terminar su carrera en Grandes Ligas en ese inolvidable 1977 con Azulejos de Toronto.
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