“EL DESCALZO JACKSON” Y SATCHEL PAIGE

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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
“EL DESCALZO JACKSON” Y SATCHEL PAIGE
Por Héctor Barrios Fernández

Tal vez nací en 1888, no lo sé, nunca fui bueno para los números y las letras, los libros y los periódicos nunca me dijeron nada.
“No le hables al Descalzo”, “no tiene educación”, era lo que se escuchaba.
De lo que estoy más seguro es que nací en Pickens County, Carolina del Sur. Trabajé en una fábrica de telas, me gustaba tocarlas, sentir su suavidad. Acostumbraba a jugar béisbol con el equipo del pueblo, eso si lo recuerdo bien, me gustaba fildear, pero lo que más disfrutaba era batear y correr, correr y correr hasta donde pudiera.

Un día me fui con Connie Mack a las Grandes Ligas.
Por ese tiempo me casé con Kattie, ella cuidó de mi.
Jugué con varios equipos; los Atléticos, los Naps, los Indios, los Medias Blancas; con estos últimos ganamos a los Gigantes la Serie Mundial de 1917. No hay mejor experiencia que ganar una Serie Mundial, aplausos, felicitaciones, etc., ¡campeones, somos campeones mundiales!
En 1919 algunos compañeros de equipo trataron de explicarme algo que nunca entendí; se trataba de perder por un dinero extra, pero no, eso no, bueno, tal vez, pero yo nunca recibí nada.
Siempre jugué para ganar.
Le pegué a la pelota como nunca, el fildeo, ni se diga, fue perfecto, impulsé carreras, pero perdimos la Serie ante los Rojos.
Al año siguiente el Comisionado me corrió de las Grandes Ligas, me llamaron tramposo.
¿Por qué me llaman así? Si no lo soy.
Abrí una tintorería en Savannah.
Después una tienda de licores en Carolina del Sur.
Ty Cobb se detuvo en una ocasión allí; “¿Me conoces Joe?
Te reconozco Ty, pero pensé que tú, como otros, tal vez no me querías reconocer”.
Entrené a algunos equipos y pasado el tiempo, de acuerdo a lo pronosticado por los doctores, mi corazón falló, se detuvo para siempre el 5 de diciembre de 1951, bueno, a decir verdad, yo ya no tenía corazón, se quedó en un campo de béisbol de Grandes Ligas, uno que jamás volvería a pisar.
Iré tranquilo a reunirme con el más grande umpire, él sabe que soy inocente.
Atentamente: Joe “El Descalzo” Jackson.

El mimo Satchel Paige la contó.
Ocurrió (si acaso ocurrió) en el segundo juego de la Serie Mundial de la Liga Negra, Monarcas de Kansas City de Satchel, contra los Grises de Homestead del gran Joshua Gibson.
La rivalidad era de todos conocida, el mejor pitcher, contra el mejor bateador.
Satchel Paige viene al relevo en el séptimo inning, el marcador se encontraba 2-0 con Kansas City arriba,
Jerry Benjamin le da la bienvenida a Paige conectándole un triple, entonces Vic Harris y Howard Stearling reciben bases por bolas intencionales; al darse cuenta de lo sucedido, el manager de Monarcas sólo alcanzó a decir, “ese negro hijo de perra está más loco que una cabra” y es que las bases intencionales fueron para enfrentar a Josh Gibson con la casa llena, ¡por puro gusto!, el bateador más temido en el béisbol.
El público tampoco lo podía creer, no tenían un nudo en la garganta, sino dos.
Gibson fauleó los dos primeros lanzamientos de Paige, éste, preparándose para el tercero, fijó su mirada sobre el bateador y le gritó, “ésta va a ser como un chícharo encendido en tus rodillas”. Y sin más, le lanzó la “radio pitch”, un lanzamiento que Satchel Paige había patentado, sólo él la utilizaba, ¡era de su propiedad!
Se trataba de una pitcheada que según Satchel, “no se miraba, sólo se oia”. A Joshua Gibson no le quedó otra más que abanicarla y para su desgracia falló.
Algunos se muestran incrédulos sobre si tal escena realmente sucedió como Satchel la contó, aunque en efecto ese juego si existió y efectivamente, Paige entró al relevo de Hilton Smith.
Quiero pensar que si Satchel lo dijo, entonces así fue.
Él podía hacer eso y más.
Satch perteneció, mejor dicho, pertenece al grupo de los Dioses del béisbol. El 7 de febrero de 1936 cuando Joe DiMaggio estaba a punto de ser subido a los Yankees, enfrentó en un juego a Satchel Paige.
El reporte del scout asignado por los Yankees de New York para ese juego escribió en mayúsculas.
ANTE SATCHEL PAIGE, JOE DIMAGGIO FUE TODO LO QUE ESPERÁBAMOS QUE FUERA: LE BATEO DE 4-1. Amén.          
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