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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
DEBUT DE FERNANDO VALENZUELA EN GRANDES LIGAS IV
Por Héctor Barrios Fernández
Miércoles 24 de septiembre de 1980, mitad de semana e iniciando serie corta de dos juegos contra los acérrimos rivales de siempre, los Gigantes de San Francisco.
Rivalidad que, ya sabe, venía desde sus días en New York y Brooklyn.
Aunque los Dodgers salieron victoriosos la noche anterior contra los Bravos de Atlanta, para nadie era un secreto que no las traían todas consigo.
Habían perdido cuatro de los últimos cinco juegos y seis de los últimos nueve.
Para un equipo peleando por el primer lugar de su división en los últimos juegos de la temporada, eso no era muy aconsejable.
Y ahora contra los Gigantes que, anduvieran como anduvieran, siempre sacaban lo mejor de sí al enfrentarse a sus vecinos del Sur de California.
Sin importar que fuera día habitual de trabajo y al otro también, para ese juego se retrataron en la taquilla 35,581 aficionados de los 3,249,287 asistentes que acudirían ese año, que en Los Angeles y en cualquier parte son muy buenos.
Fernando Valenzuela ya no era un desconocido, puesto que llevaba tres apariciones y todas muy buenas.
Muchos ya asistían al estadio con la esperanza de verlo lanzar, sobre todo la comunidad mexicana y latina que estaban muy motivados por las actuaciones del zurdo de Etchohuaquila.
Esa noche el encuentro como era habitual inició a la 7:05.
Los Dodgers saltaron al terreno de la siguiente forma:
Davey Lopes cubriendo la segunda base, Rudy Law en la pradera central, Dusty Baker patrullando el jardín izquierdo, Steve Garvey como cuarto en el orden en primera base, el “Pingüino” Ron Cey en la esquina de los sustos, Jay Johnstone en la pradera derecha, Steve Yeager, receptor, Darrell Thomas cubriendo las paradas cortas y en la loma de los disparos con 1.96 m de estatura, el de San Louis, Missouri, Jerry Reuss.
Jerry Reuss domina a los primeros tres bateadores que enfrentó y aunque en el turno de los Dodgers, Lopes recibe la base por bolas y logra llegar a tercera, se van con las manos vacías y se vaticinaba un peleado encuentro.
En su turno de la segunda entrada, los de casa anotan sus dos primeras carreras para irse arriba en el encuentro.
En la parte alta del cuarto episodio los Gigantes anotan dos para empatarlo.
Vienen los Dodgers y Jay Johnstone se destapa con un largo cuadrangular por todo el jardín derecho, 3-2 ventaja para los de casa.
Nuevamente los azules atacan en el quinto y sencillo del “Pingüino” produce y Dusty Baker anota la cuarta para su equipo.
A los Gigantes no se les acaban las municiones y a base de un hit por aquí y otro por allá, anotan dos carreras y empatan el encuentro, nada para nadie.
Abriendo el séptimo episodio, Jerry Reuss poncha a Larry Herdon primer bateador de San Francisco, enseguida recibe doblete de Darrell Evans y el peligroso Jack Clark recibe la base por bolas intencional.
Hora de hacer cambios, se necesitaba a un lanzador con el corazón bien puesto y la cabeza muy, pero muy fría, alguien que tuviera todo bien puesto.
El manejador Lasorda sale al montículo y levanta su brazo izquierdo pidiendo un lanzador zurdo.
Allá en la lejanía del jardín izquierdo se abre la puerta y sale nada menos que Fernando Valenzuela que por lo visto se había ganado la confianza de todo mundo.
Todos en el estadio de Chavez Ravine, se habían acabado las uñas y ya no hallaban que morderse, Fernando se dirige al montículo como si fuera a unas vacaciones todo pagado.
En realidad toma el turno del receptor Steve Yeager y Joe Ferguson reemplaza a Jerry Reuss como noveno bat, estrategia pura.
Corredores en primera y segunda con solamente un out, la cosa estaba que ardía y para colmo Fernando otorga base por bolas al bateador Jim Wohlford.
Pensaría que vendría otro lanzador por los Dodgers, pero no en esta ocasión.
El mexicano se faja con Rich Murray y lo obliga a sacar fuerte roletazo por tercera en donde toma Ron Cey, tira a home y retiran a Evans.
Clark y Wohlford avanzan a tercera y segunda respectivamente.
El peligro no había pasado aún, correspondía el turno al segunda base Guy Sularz, pero en su lugar viene a batear Joe Strain, Fernando se mantiene como en otro mundo, hace como que la Virgen le habla, ni mira, ni oye, ni siente.
Se enfrenta al emergente Strain y sin más ni más lo obliga a sacar un elevado inofensivo a la primera base.
Termina la entrada, sigue el juego empatado y el público se entrega en una estruendosa ovación al zurdo mexicano.
A pesar de recibir dos bases por bolas, los Dodgers se van sin nada en el cierre del séptimo.
Sale Fernando para el octavo episodio y a la velocidad de la luz o más rápido poncha al primer bateador, domina al segundo del 6 al 3 y chocolatea al siguiente para retirar la entrada.
Al cierre del octavo se presenta Gary Thomasson a batear por Fernando y allí termina su actuación en este juego ante el delirio de los aficionados.
El juego empatado 4-4, hasta el cierre de la entrada 12 cuando Manny Mota bateando de emergente por el lanzador ganador Roberto Castillo, conecta de hit al jardín central y empuja a Steve Garvey con la carrera de la victoria.
Cuarta salida de Fernando en la temporada y ya tenía al público en la bolsa.
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