STEVE GARVEY

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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
STEVE GARVEY
Por Héctor Barrios Fernández

Steve Garvey jugó la primera base para los Dodgers y los Padres, fue un ícono en el sur de California, asistió a la escuela secundaria en Lindsay, California, la cual posteriormente recibió su nombre.
Su papá Joe, manejaba el autobús de los Dodgers durante los entrenamientos de primavera y Steve era el bat-boy del equipo en esa época y su carrera estuvo llena de acciones sobresalientes desde el principio.
Un consistente bateador de .300, además con poder, Garvey fue la columna vertebral de los Dodgers en la década de los 70s y principios de los 80s.
Fue de un trato cortés y educado y nunca expresó malas palabras a los umpires.

El mayor enojo que él expresó ante un umpire fue en el primer juego de la Serie Mundial de 1977, cuando Nestor Chylak lo marcó out en el home. Garvey pensó que Chylak estaba fuera de posición y posiblemente no vio que Thurman Munson lo tocara. Garvey se puso de pie en un salto y gritó. “¡Oh, no, Nestor!
Eso fue una injusticia”.
Garvey fue muy popular con los medios, los aficionados y los publicistas. Steve Garvey se casó con su novia del colegio y por algún tiempo Cyndy y Steve parecían llevar la vida de Barbie y Ken.
Pero sus compañeros de equipo a menudo estaban resentidos con él, algunos pensaban que no era sincero.
Su matrimonio fracasó y los Dodgers permitieron que se convirtiera en agente libre.
Su historia dentro del béisbol tuvo un final feliz.

Garvey firmó con los Padres de San Diego y los condujo a ganar el campeonato de la Liga Nacional en 1984, fue el héroe en sus dramáticas victorias sobre los Cachorros de Chicago en los juegos 4 y 5 de la serie de campeonato.
Después durante un vuelo de San Diego a Detroit para el inicio de la Serie Mundial, la película que se exhibió dentro del avión fue “El Natural” y en la escena culminante en la cual Robert Redford conecta su gran home run, los aficionados de los Padres se pusieron de pie y cantaron, “Gar-vey, Gar-vey.”
Infinidad de veces tuve la suerte de ver jugar a Steve Garvey, tanto con los Dodgers de Los Angeles, como con los Padres de San Diego.
Inolvidables tardes aquellas subiendo la montaña, estacionarse atrás del jardín derecho, con dificultad subir los cientos de escalones en las afueras de Dodger Stadium, por fin encontrar nuestros asientos y disfrutar a uno de los mejores cuadros que he visto en mi vida, Steve Garvey cubriendo la primera base, Dave Lopes en segunda, Ron Cey en tercera, Bill Russell en las paradas cortas, Steve Yeager o Joe Ferguson en la receptoría, Dusty Baker, Reggie Smith, Rick Monday o Pedro Guerrero en los jardines y Fernando Valenzuela en la loma, la verdad que era una sinfónica beisbolera.
Años más tarde, llegar al amplio estacionamiento del Jack Murphy en el Valle de la Mision en San Diego, California, a eso de la cinco de la tarde, disfrutar de una carne asada con su (sus) respectiva bebida de moderación y a las siete de la tarde con cinco minutos ver salir corriendo a los jugadores de los Padres del dugout del lado derecho del campo y tomar sus posiciones.


Steve Garvey, primera base, Alan Wiggins, en segunda, Graig Nettles en tercera, Gary Templeton en el Short y Terry Kennedy o Bruce Bochy en la receptoría, Carmelo Martínez, Kevin McReynolds y Tony Gwynn en los jardines y Dave Dravecky o Erick Show en la loma.
Un relevo perfecto de Rich Gossage y a tomar camino de regreso con dirección al sur a cruzar la frontera y llegar a casa al filo de la media noche, aún con el sabor de la victoria y de los deliciosos e inolvidables nachos.
No cabe duda que recordar es volver a vivir.
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