OBED PLASCENCIA VERDUGO

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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
Por Héctor Barrios Fernández
OBED PLASCENCIA VERDUGO


Me hubiera gustado conocer personalmente a Obed Plascencia Verdugo, uno de mis jugadores favoritos en la niñez en los 1960s a mediados de los 70s.
Cuando cada semana adquiría aquellas famosas revistas sobre béisbol, “Hit” y “Superhit” que ya no existen, esperaba que viniera algún artículo relacionado con Obed Plascencia, a quien le apodaban “El Gordo de Oro.”
Antes solamente lo leía, ahora me queda la impresión de que era, un hombre acomedido, colaborador, luchón y que no le tenía miedo a emprender cualquier actividad que sintiera que pudiera realizar.
En pocas palabras no había “imposibles” para él, al menos lo intentaba.
Si lo lograba, qué bueno y si no, le quedaba la satisfacción de que lo intentó, en otras palabras, si lo ponchaban habría de ser tirándole a la pelota y no viéndola pasar.
Sólo para ponerlo en términos beisboleros.
Al menos es la imagen que tengo de Obed.
Además, pues que caray, Obed jugaba para los Tigres de la Ciudad de México, que eran mis favoritos en mis años de niño y juventud.
Y es que Obed, lo mismo jugaba en los jardines, que en la tercera o primera base.
Y si el manejador le hubiera encargado otra tarea, júrelo que la habría hecho. No se amedrentaba fácilmente.
En su temporada de novato en la Liga Mexicana de Verano en 1965, con su equipo Tigres logró en título junto con grandes jugadores mexicanos como Rubén Esquivias, Arnoldo “Kiko” Castro, Armando Murillo, Fernando Remes y Gregorio Luque, nada menos que “el cuadro del millón” como fueron conocidos, allí estaba Obed en su primer año.
Todos ellos manejados por el veracruzano José Luis “Chito” García.
“Cachanía” cien por ciento.


Nació en Santa Rosalía, BCS., el 19 de octubre de 1944, o sea paisano de Vicente y Enrique Romo, Arturo Cacheux, Guillermo “Bachichas” Frayde, Vicente Peralta, Alfredo Meza Rubio y otros que de momento escapan a mi memoria.
Santa Rosalía, comunidad emprendedora y trabajadora en donde los franceses se asentaron para explotar las minas de cobre y entre otras cosas son famosos también por su fina panadería.
Aunque siendo aún un niño, con su familia emigró a la vecina Guaymas.
Tengo la fortuna de contar con amigos de apellido Plascencia radicados en Ensenada, pero con raíces “Cachanías,” quizá guarden parentesco con Obed Plascencia Verdugo.
Comenzó a practicar el béisbol ya cuando joven, fue empleado de una fábrica de hielo para surtirlo a los barcos e industrias pesqueras.
Corito Varona tuvo que ver para que los Tigres de la ciudad de México lo firmaran.
Quince temporadas lo respaldan como gran jugador, todas con los Tigres, entre 1965 y 1979, salvo un corto tiempo en 1977 con los Dorados de Chihuahua.
Dejar un promedio de bateo de .297 en su carrera dentro del béisbol en la Liga Mexicana de Verano, con 1,351 hits no los logra cualquier jugador, para eso se requiere dedicación, entrega, trabajo, disciplina, atributos que tuvo “El Gordo de Oro”.


Obed era beisbolista y jugaba al menos tres posiciones.
De familia muy beisbolera, ya que su hermano Rigoberto también abrazó la difícil profesión de beisbolista profesional, lo mismo que Obed Plascencia López Jr.
En invierno, por si fuera poco, grandes años con los Ostioneros de Guaymas, equipo de mis preferencias en mi niñez en la Liga Son-Sin, también lo recuerdo con los Naranjeros de Hermosillo, cuando escuchaba las narraciones en la voz de Fausto Soto Silva a través de “La Grande de Sonora” que se escuchaba por las noches al sur de Ensenada, en Santo Tomás, en donde mis abuelos tenían su rancho y solía pasar grandes temporadas con ellos.
También Obed jugó para los Cañeros de Los Mochis, Algodoneros de Guasave y por corto tiempo para los Yaquis de Ciudad Obregón.
En total 20 grandiosas temporadas invernales en donde dejó un respetable promedio de bateo de .277, una gran carrera tanto en verano como en invierno avala a Obed Plascencia Verdugo.
Después de su retiro como jugador activo, fue coach y manejador de equipos en las dos principales ligas profesionales de México.
También por algunos años los dedicó a impartir clínicas a los niños en Hermosillo donde radicó.
Obed Plascencia partió a mejor vida el 2 de octubre del 2018 a la edad de 75 años.
Espero sus amables comentarios en: info@beisboldelosbarrios.com