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UN TORO EN LOS DIAMANTES
Por CESÁREO SUÁREZ NARANJO
CAPÍTULO DOS.
PRÓLOGO: En la historia del beisbol han existido jugadores a quienes, por su grandeza, les corresponde un lugar exclusivo. Porque son estrellas de primera magnitud.
Si a esa virtud el individuo le agrega un carisma excepcional y una popularidad pocas veces vista, ese pelotero es un fenómeno.
Ese fue el caso de FERNANDO. Era suficiente que los aficionados del país vecino escucharan su nombre, para que todo el mundo supiera de quien se trataba, y que el entusiasmo por verlo llegará a lo máximo.
Eso se traducía cada vez que le tocaba pitchear, pues la asistencia a los parques aumentaba, en comparación con las entradas que se daban en otros días. Porque tenía “un ángel”. Un ángel al que parecía buscar cuando dirigía su mirada al cielo al momento de hacer cada lanzamiento.
Pero, no vayamos tan aprisa. Estamos – apenas – viendo los inicios de la carrera de este pelotero tan querido y tan admirado. Así que retomaremos la ruta, donde nos quedamos en el primer capítulo. Ruta que iba a ser de triunfos.
DIVERSAS OPINIONES. Desde ese “su primer partido” como abridor, surgieron abundantes opiniones sobre su actuación, sobre su figura, sobre su aplomo…¡en fin!, acerca de muchos detalles que se dieron y advirtieron, gracias al impacto que había causado. Veamos, primero, lo que dijeron algunos de sus compañeros:
“No vi que estuviera ni tantito nervioso”, informó su receptor MIKE SCIOSCIA a la prensa. “Fue tan genial, que ni siquiera creo que haya sudado”.
“No sabemos qué pasa por su mente”, se maravilló el segunda base de los DODGERS, DAVEY LOPES, después del juego, mostrando un sentimiento comprensible, dada la barrera del idioma de su nuevo compañero de equipo. “Todo lo que hace es sonreír”.
De una página de Internet, que aparece firmada por Rob Brown, del Herald Examiner Collection (Biblioteca Pública de Los Angeles): “FERNANDO no defraudó. En una actuación que desmentía su aspecto, el zurdo desconcertó a los ASTROS entrada tras entrada, cediendo sencillos variados y no mucho más…Ahora hilaba oro (sic). FERNANDO, demasiado joven para comprar legalmente una cerveza, parecía estar más allá de la distracción”.
“Lo que pasaba en cuanto a Valenzuela no es solo porque era un lanzador desconocido, haciendo su primera apertura en las Grandes Ligas en el escenario más importante al comienzo de la temporada (un tanto exagerada la apreciación, pues también hay “otros escenarios importantes”). Tampoco era porque prácticamente no hablara inglés, lo que requería que el locutor en español JAIME JARRÍN le tradujera en casi todo momento.
“No era que de (ser) un niño de las polvorientas llanuras de México aún no se hubiera adaptado a la vida en Los Ángeles. No eran sus mejillas regordetas, o su estómago abultado sobre su cinturón; o que, en un detalle peculiar, al momento de hacer sus lanzamientos, con la pierna delantera levantada, miraba hacia el cielo en tanto juntaba las manos por encima de la cabeza. O de que tenía la costumbre de hacer constantemente bombitas con su chicle, muchas veces en medio de su windup. No es porque fuera un joven de 20 que parecía estar en la treintena. O ni siquiera porque fuera zurdo, o que su lanzamiento dominante fuera un “condenado screwball..
“Era, más bien, todo eso junto, semejante a un paquete completo – conteniendo un misterio: “el tipo casi no habla”; una comedia: “¡ese estómago! ¡ese corte de cabello! ¡esa figura!” (un tanto falto de seriedad y respeto, estas referencias); o, también, un total desconcierto: “¿cómo es que no hace otra cosa, más que ganar?”.
“El béisbol había visto una gran cantidad de talentos destellantes en los montículos en los últimos años –
MARK FIDRYCH en 1976, VIDA BLUE en el 71 – pero nadie capturó la imaginación colectiva como lo hizo FERNANDO. El tipo había sido tan anónimo que en una industria de tarjetas de béisbol recientemente llena de competencia, solo Fleer consideró oportuno incluirlo en su colección de 1981…¡y escribió mal su nombre!”.
Agregamos estos otros comentarios; aunque parte de la traducción en Internet nos parece infumable. Veamos: “VALENZUELA parecía imperturbable. “Pedazo de pastel”, dijo cuando se le preguntó cómo se sentía acerca de (ser el pitcher abridor) en el juego de apertura de la temporada: “pedazo de pastel”; tan compuesto (sic: “tan sereno”) a través de lo que debería haber sido un comienzo lleno de tensión, que Los Angeles Times se vio obligado a informar que “si él tenía (“hubiera tenido”) 100 años; y 90 de ellos en las mayores…no podría haber parecido más en control” (¿por qué habrá medios tan exagerados?).
VALENZUELA seemed imperturbable—Pedazo de pastel, he said when asked how he felt about starting the season opener, Piece of cake—so composed through what should have been a fraught-filled start that the Los Angeles Times was compelled to report that “if he had been 100 years old and in the majors for 90 of them, he couldn’t have looked more in control”.
La expresión: “pedazo de pastel”, que da esa traducción, es más bien lo que decimos de manera muy común los mexicanos: “fue pan comido”, refiriéndonos a algo que nos resulta fácil llevar a cabo.
SUS PRIMEROS OCHO JUEGOS. Con la imagen de “invencible”, “EL TORO” caminó impecable durante sus primeras ocho apariciones en el montículo como pitcher abridor. Como si su brazo zurdo, y su lanzamiento de “screwball” fueran una “segadora”, así fue dando cuenta de sus rivales, uno tras otro.
Con su equipo de gira, su segunda salida fue ante los GIGANTES de SAN FRANCISCO, en la propia casa de estos, el martes 14 de abril, derrotándolos con facilidad, y dándoles “de comer en la mano”, pues únicamente les aceptó una carrera, hasta la octava entrada, mientras sus compañeros lo apoyaban, anotando 7.
Esa carrera fue la primera “limpia” que admitía, pues las otras dos que aparecían en su registro, habían sido sucias, y se las habían anotado el día de su debut en las Mayores, aquel 15 de septiembre del año anterior, en un relevo de dos entradas.
El sábado 18 de abril, con únicamente tres días de descanso, se enfrentó a los PADRES de SAN DIEGO, en la casa de estos; y procedió a lanzar su segunda blanqueada. Aquí fue cuando consiguió sus primeros dos imparables en la Gran Carpa.
Presentándose en el Astrodome de HOUSTON el día miércoles 22, y enfrentando a su ex-compañero DON SUTTON, se trenzó con él en un duelo, que se resolvió con la única anotación del juego registrada por los DODGERS en la quinta entrada. PEDRO GUERRERO abrió la entrada con doble, y después que SUTTON retiró a los siguientes dos bateadores – MIKE SCIOSCIA y BILL RUSSELL – VALENZUELA conectó sencillo al jardín izquierdo para que anotara el dominicano, y él se anclara en la segunda base, aprovechando un error. ¡Un novato, ganando $42,500 (un poco más que el salario mínimo – que era de $32,500) contra un lanzador, ya “con mucho camino recorrido”, que se llevaba $875,000!
De regreso a casa, el lunes 27 les dio la bienvenida a los GIGANTES, a los que se enfrentó por segunda ocasión; en esta ocasión aplicándoles una blanqueada, de cinco carreras a cero. VALENZUELA se fue de 4-3, y empujó otra carrera.
En todos y cada uno de esos primeros cinco juegos había caminado “toda la ruta”, lanzando en cada uno las nueve entradas. Fue en la visita a MONTREAL el domingo 3 de mayo en que no terminó; y es que, después de haber lanzado nueve episodios, con el juego empatado a una carrera en un duelo con BILL GULLICKSON, sus compañeros lo apoyaron, armando un rally de cinco carreras en la parte alta de la décima, sobre el mismo abridor de los EXPOS y su relevo. En el rally, REGGIE SMITH entró de emergente por el TORO; y STEVE HOWE se encargó de despachar la parte baja de ese episodio sin muchos contratiempos, para darle el triunfo a FERNANDO y llevarse el salvamento.
Ahora – el viernes 8 de mayo – le tocó conocer Nueva York, y el Shea Stadium. Y en “la gran manzana” se enfrentó a MIKE SCOTT (aquel que destacó, años después, con los ASTROS). Y los dos hicieron un magnífico trabajo, saliendo victorioso el TORO, cuando sus compañeros anotaron la única carrerita del juego en la misma primera entrada. Con ello, ya FERNANDO había conseguido cinco blanqueadas.
Los EXPOS llegaron a LOS ÁNGELES, el martes 12 de mayo, para una serie de tres partidos; y fueron barridos. A FERNANDO le tocó lanzar el día 14, con cinco días de descanso teniendo – una vez más – un partido apretado; alzándose, finalmente, con la victoria, por tres carreras a dos. Además de acumular dos hits más, para su cuenta personal.
Hasta ahí, en esos ocho partidos, la labor de VALENZUELA alcanzó niveles extraordinarios; con 7 juegos completos, “pintó de blanco” a sus rivales en cinco ocasiones; completando 72 entradas, y aceptando únicamente 4 carreras limpias, lo cual le dio un promedio de carreras aceptadas de solo 0.50. Los DODGERS, para ese momento, llevaban marca de 23-9.
Los expertos, asombrados, se preguntaban hasta dónde iría a llegar. Por “aquello de las dudas”, comenzaron a consultar “los libritos”, encontrando que estaba a sólo una de empatar la marca de victorias consecutivas de la Liga Americana para un pitcher novato, abridor, con nueve, que implantó en 1950 WHITEY FORD, lanzando para los YANKEES.
Pero, la marca, era – y sigue siendo – de doce triunfos, para un novato, que estableció GEORGE WILTSE, abridor de los GIGANTES de NUEVA YORK, en 1904.
VALENZUELA, en realidad, tenía 10 triunfos consecutivos; pero los dos primeros – como recordaremos – los obtuvo en trabajo de relevo. Que, por cualquier lado que se le vea, es muy meritorio.
NO TODO IBA A SER “MIEL SOBRE HOJUELAS”. Pero, todas las cosas llegan a su fin. Y esto no lo digo para mostrar dramatismo en algo que no deja de ser normal. Siendo simplemente realistas, sin sobredimensionar las cosas. O, en este caso, a las personas. Pues, tarde o temprano, en estas actividades todos tienen que conocer “la otra cara de la moneda”.
Así, pues, llegó el lunes 18 de mayo; y los FILIS de FILADELFIA estaban de visita en el Dodger Stadium. Los de la “ciudad fraternal” no lo fueron tanto, con FERNANDO. Y le hicieron una anotación en la primera entrada, y tres más en la cuarta, mientras que MARTY BRYSTROM les cerraba la puerta a los angelinos durante siete entradas; y su relevista, RON REED, por dos capítulos más.
Ello, insistimos, no constituía más que un “pequeño tropiezo”, que todo mundo lo tiene; ¡no faltaba más! FERNANDO, por lo tanto, seguiría su rápida carrera ascendente hacia la popularidad y al estrellato.
Pero, por desgracia, no faltaron varios comentaristas mexicanos – chauvinistas al cien por ciento – que ya habían empezado a crear la imagen (poco sensata) de “un TORO” invencible; así que, cuando salía con la derrota, buscaban echarle las culpas a otros, de su mismo equipo. “Que el manager, que X jugador, etc.”.
Cinco días después, el sábado 23 de mayo, se libró de cargar con la derrota, contra los ROJOS de CINCINNATI, pues después de haber lanzado ocho episodios y dejar la pizarra en su contra 4 carreras a tres, su equipo reaccionó en la parte alta de la novena entrada anotando en una ocasión, para llevar el juego a extrainnings. Fue relevado en la parte baja por DAVE STEWARD, quien fue el que se acreditó el triunfo, cuando los angelinos registraron cuatro anotaciones en el décimo rollo, ventaja que ya no perdieron.
Pero, en ATLANTA, le “armaron una emboscada”, cuando – después de sostener un duelo con GAYLORD PERRY el jueves 28 de mayo, en el cuarto episodio le cayeron encima, y le anotaron siete carreras, que – con ellas – hubieran sido suficientes para que los Bravos se llevaran la victoria. El score final fue de 9 a 4, y el “TORO” aguantó únicamente 3 innings y 2 tercios.
Fue hasta el lunes primero de junio cuando vino su noveno triunfo de la campaña, derrotando a los mismos Bravos, de visita en el Dodger Stadium, 5 carreras a dos. VALENZUELA se vio, de nuevo, dominador. Aunque en el séptimo episodio le anotaron dos carreras, ya llevaban la ventaja, que acabaron de remachar con dos anotaciones en ese mismo fatídico episodio.
En su salida número 13, en un partido celebrado el sábado 6 de junio en CHICAGO, volvió a caer en “un bache”. Sus compañeros de los DODGERS lo apoyaron de arranque con dos carreras en la misma primera entrada, y dos más en la segunda. En la parte baja de este episodio, los CACHORROS le anotaron en una ocasión. Pero el mundo “se le derrumbó” en el tercer inning, cuando los de la ciudad de los vientos registraron seis carreras más, todas a su cuenta. El partido terminó con pizarra de 11 a 5, y con ello cargó con su tercera derrota.
Del siguiente partido en el que tuvo su aparición, el jueves 11 de junio en San Luis, ya hicimos mención con anterioridad cuando cayó dos carreras a uno. En seguida vendría la huelga, que se alargó durante 59 días (entre junio 12 y agosto 9).
En un resumen, breve, veamos las cifras que mostró: con solamente un triunfo, y un juego completo; en uno de ellos no tuvo decisión, mientras acumulaba cuatro derrotas; su actuación fue en un total de 36 entradas, aceptando 26 carreras limpias, para un promedio de 6.16 en ese departamento.
Queremos advertir que no es nuestra intención contar, al “detalle”, lo que sucedió con FERNANDO VALENZUELA durante su carrera completa. Y eso porque, como dijimos en nuestra primera parte, es una historia de sobra conocida por la mayoría de los aficionados.
Pero, sí, nos sentimos obligados a que muchos aficionados que han leído – a medias – sobre la vida de este muchacho, estén enterados al respecto; al menos, por lo que nos falta decir de esa su primera temporada, cuando se reanudaron las actividades.
Pero, esto, y lo que concierne a los orígenes de FERNANDO VALENZUELA, lo veremos en nuestro próximo capítulo. Únicamente queremos señalar que en una página de Internet, que siempre ha sido muy confiable para nosotros, como lo es el BASEBALL ALMANAC, “me parece” encontrar una discordancia. Y esta es acerca del salario que percibió FERNANDO en sus primeros dos años en las Ligas Mayores. En líneas arriba dijimos que su salario, en 1981, fue de $42,500 (dólares más, dólares menos). Sin embargo, en esta página de Internet aparece que en 1980 (por lo que faltaba de la temporada, cuando él llegó) obtuvo un salario de $130,000; y que “en 1981” fue de $232,500. ¡Valga la observación!