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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
BÉISBOL EN LA RADIO 1
Por Héctor Barrios Fernández
Dicen que durante los veranos de los 1940s, los aficionados al béisbol podían caminar por la avenida Flatbush en Brooklyn y no perderse ni una sola jugada de un encuentro de los Dodgers. Las trasmisiones de radio podían ser escuchadas a través de las ventanas y puertas de los edificios de apartamentos y las tiendas. Tal era el poder y la magia del béisbol en el radio.
Red Barber, Mel Allen, Jack Buck, Vin Scully y Ernie Harwell fueron algunos de los grandes cronistas de la edad de oro de la radio y la devaluada calidad del béisbol debido a los años de guerra. Sus voces llenaron las casas en cada verano cuando acompañaban con ellas a los verdaderos aficionados al béisbol. Hasta el día de hoy, muchos aficionados recuerdan los grandes juegos de la forma en la que los escucharon en la radio, descritos por estos grandes narradores.
En lo particular recuerdo a muchos cronistas locales que trasmitían béisbol. A otros como Fausto Soto Silva de Hermosillo, la estación de radio era tan potente que por las noches se escuchaba en los alrededores de Ensenada, B. C., a Mario Thomas, narrando los juegos de los Padres de San Diego, Jaime Jarrín a los Dodgers, todos ellos en idioma español y aunque como estudiante de secundaria y normal siempre estuvimos reñidos el idioma inglés y yo, escuchaba a Jerry Coleman y a Vin Scully, según mis cuentas sí les entendía algo de sus narraciones, aunque a la mañana siguiente al leer en los periódicos las crónicas de los respectivos juegos, éstos eran muy diferentes a los que había escuchado en inglés la noche anterior. Benditos días de niñez y juventud que no se han ido del todo. La radio tenía su magia y seguramente la sigue teniendo.
A Mordecai Brown le apodaban “Three Fingers”, por haber perdido dos dedos de su mano de lanzar en un lamentable accidente durante su niñez. Ha sido uno de los lanzadores más exitosos en la historia del béisbol. Pertenece al Salón de la Fama de este deporte. En alguna ocasión le preguntaron que si su gran curva se debía a sus dedos mutilados en su mano de lanzar.
Contestó que: “A decir verdad, he lanzado con una mano normal para mí, nunca he tratado de otra manera”.
Problemas personales mantuvieron a Dennis Eckersley fuera del estrellato como pitcher abridor durante sus primeros doce años de carrera en Ligas Mayores. Logró superarlos y se cambió al bullpen, donde él pudo llegar a ser uno de los más grandes relevistas. De 1988 a 1992, salvó 220 juegos y ganó 24, con 9 perdidos, ponchando a 378 bateadores, mientras otorgaba solamente 38 bases por bolas. Combinando los años de1989 y 1990, logró tener más juegos salvados (81) que hits permitidos (73) y asombrosamente sólo caminó a siete bateadores.
Sin lugar a dudas, Mickey Mantle fue un gran jugador. Al Kaline también lo fue. En una ocasión un niño le dijo a Kaline: “Tú, no eres ni la mitad de bueno que Mickey Mantle”. A lo que sabiamente Al respondió: “Nadie es la mitad de bueno que Mickey Mantle”. ¡Ah! ¡Ya ve cómo son los niños!
Lefty Grove ganó 300 juegos lanzando para los Atléticos de Filadelfia y para los Medias Rojas de Boston, finalizó su carrera con .680 de porcentaje en ganados y perdidos. El mejor o uno de los mejores entre los ganadores de 300 juegos. El temperamental lanzador, ganó la triple corona de pitcheo en la Liga Americana en 1930 (28-5, 2.54 CL y 209 ponches) y 1931 (31-4, 2.06 CL y 175 ponches), además capturó para su record personal, nueve títulos de carreras limpias admitidas, más que ningún otro lanzador en la historia del béisbol.
Entre 1928 y 1933, la época de oro de los bateadores, Lefty tuvo record de 152-41 con 2.67 en CL. En 1931 fue nombrado el jugador más valioso de la Liga Americana.
Babe Ruth, llegó a los Yankees procedente de los Medias Rojas, Roberto Clemente siendo jugador de liga menor en la organización de los Dodgers, fue a dar a los Piratas en donde se convirtió en la estrella que fue y así el béisbol está lleno de ese tipo de historias. Pues bien, Lefty Grove fue cambiado por la barda de un parque de béisbol. Resulta que como lanzador zurdo ya destacaba en ligas menores y pertenecía al equipo de Martinsburg en West Virginia. El dueño de los Orioles de Baltimore Jack Dunn, en ese entonces de ligas menores, le había echado el ojo y quería tenerlo en su equipo. Dunn se enteró de que el equipo de Martinsburg, necesitaba dinero para la construcción de una barda en su estadio y ni tardo se ofreció a pagar el importe de ésta a cambio de Grove. Así Lefty pasó a las filas de los Orioles antes de jugar en Grandes Ligas con Filadelfia y después con Boston y ganar 300 juegos.
“Trajo a Jackie Robinson a Brooklyn en 1947”. Así se lee en el renglón final de la placa dedicada a Branch Rickey que adorna el Salón de la Fama del Béisbol.
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