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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
CLAUDIO SOTO PARRA
Por Héctor Barrios Fernández
Ya sabemos que la vida nos coloca en diferentes situaciones, es lo común, es una de sus características, es parte de la existencia.
Algunas son experiencias negativas las cuales nos dejan enseñanzas y depende de nosotros si aprendemos o no, otras son experiencias positivas, y quedan grabadas en nuestra memoria para siempre.
Una de ellas es, en mi caso, cuando he tenido la oportunidad de charlar con el Sr. Claudio Soto Parra.
Tal vez para los más jóvenes el nombre no les sea familiar, pero para los menos jóvenes, el nombre de Claudio Soto Parra le suene como música agradable.
Gran conversador, Claudio tiene cuerda para las 24 horas del día y hasta para entradas extras si la situación lo amerita.
Pero sobre todo se trata de una persona respetuosa y educada, características que lo distinguen.
Claudio Soto Parra, por si Usted no estaba enterado, fue nombrado novato del año en la temporada 1959-60 en lo que hoy es la prestigiada Liga Mexicana del Pacífico, que en aquellos años se denominaba Liga de Sonora. Conocido como “el Zurdo Soto,” Claudio lanzó para los “Rieleros” de Empalme, en esa su primera temporada tuvo record de 3 ganados y 3 perdidos, con bajísimo 1.47 de porcentaje en carreras limpias admitidas, ponchando a 40 bateadores.
Tales números le hicieron merecedor al nombramiento de “novato del año.”
Hijo de Claudio Soto Salazar y María de Jesús Parra.
Claudio nació en Etchohuaquila, Son., municipio de Navojoa, el martes 9 de mayo de 1939, lugar que años más tarde también viera nacer a otros destacados lanzadores como Fernando Soto y como ya sabe Usted a Fernando Valenzuela Anguamea.
A edad muy temprana su familia emigró a la cercana Ciudad Obregón. Junto con otros, como muchos, Claudio comenzó a practicar el béisbol cuando niño, a falta de recursos económicos para equipo nuevo, ellos se fabricaban sus propios guantes con pedazos de lona y cualquier barrote o palo era bueno para jugar, el cual iban tallando hasta darle la forma parecida a un bat.
Si algo sobraba en esos tiempos era terreno en donde practicar el béisbol.
El niño Soto Parra, como muchos otros, soñaba con estudiar una carrera universitaria.
Sin embargo el “gusanito” y el amor por el béisbol, le llevaron a seguirlo jugando.
Esto lo llevó a participar en su primer torneo internacional, representando a nuestro país en el año de 1957, se trató del Campeonato Mundial Juvenil, desarrollado en República Dominicana.
Al año siguiente, en 1958 de nuevo integra la novena nacional y representa a México en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en Venezuela.
No conforme con esos logros, en 1959 lo llaman de nuevo al seleccionado nacional y toma parte en los Juegos Panamericanos en la ciudad de Chicago en los Estados Unidos.
En esos torneos fue compañero de “glorias” del béisbol bajacaliforniano como, el ensenadense Federico “Lico” Arce, cuarto bat de la selección mexicana, el nayarita, avecindado y formado en Tijuana, Luis “el Viejito” García, los mexicalenses o desarrollados en esa ciudad, Arturo “Tury” Navarro, Roberto “Marro” Cota, Manuel Olivas, etc. http://beisboldelosbarrios.com/index.php/luis-el-viejito-garcia/
Su fama como beisbolista aficionado había trascendido y los Tigres de la ciudad de México se mostraban interesados en él, sin embargo, consideró que la paga era muy poca y de momento el béisbol profesional no le llamó la atención.
El cubano Napoleón Reyes, en labores de buscador, lo observó y lo recomendó a los “Petroleros” de Poza Rica, sin embargo el joven Claudio seguía con la mira puesta de estudiar una carrera.
Fue su amigo el también beisbolista y magnífico parador en corto David García, quien lo convenció de que se incorporara a los mismos “Petroleros.”
Ese año hizo su debut en la fuerte liga de Sonora, también a invitación expresa de su amigo David, con los resultados ya descritos.
Con los “Rieleros” de Empalme recuerda con aprecio a compañeros como el mismo David García, Ronnie Camacho, Domingo Rivera, Romeo Cadena, Ramón “Diablo” Montoya, Saúl Villegas, de quien dice contaba con tremendo poder al bat, incluso igual o más que el mismo Héctor Espino, una lesión se atravesó en su camino y las facultades mermaron, también con agrado recuerda al espigado primera base Ildefonso Ruíz.
El equipo era manejado por Laureano Camacho, tremendo receptor en su tiempo de jugador.
Con los “Petroleros” fue compañero de Elías Osorio, “Camaleón” García, Emilio Sosa, Ramsés Chena, Manuel “Copa” Castillo, Ángel Scull, Diómedes “Guayubín” Olivo, Eduardo “Zurdo” Escalante, Emilio Ferrer, Saúl Villegas, etc.
Todos ellos excelentes compañeros.
Alejo Peralta ya era la figura principal entre los directivos de la Liga Mexicana de Verano.
Soto Parra toma nota de que los estadios de hoy en día no tienen comparación con los que a él le tocó jugar, hoy por fortuna están a todo lujo y con todas las comodidades, lo mismo la atención al jugador ha mejorado enormemente, nada que ver con sus épocas de jugador en que mayormente eran con gradas de madera y cuando mucho se le daba una regadita al terreno, además de que tenían que viajar en autobuses de tercera o en sus propios autos.
Sin embargo el público era muy entusiasta y las asistencias a los parques eran buenas.
El béisbol era más béisbol que ahora.
Hoy se ha comercializado mucho el espectáculo, tanto que hasta los uniformes están tan forrados de anuncios comerciales que difícilmente se mira el nombre del equipo, lo cual en buena medida lo devalúa como tal. Los bateadores más temibles a los que recuerda haber enfrentado están por supuesto Héctor Espino, de quien tiene los mejores conceptos como jugador y sobre todo como persona, Héctor muy reservado, en realidad su bat hablaba por él, procuraba siempre apoyar a sus compañeros, sobre todo a los novatos, supo cobrar muy bien por su trabajo, también menciona a Saúl Villegas y a Moi Camacho como tremendos bateadores.
Salamanca, “Petroleros” de Poza Rica en verano y “Rieleros” de Empalme en invierno fueron sus únicos equipos en la pelota profesional, una seria lesión le impidió seguir avanzando en una carrera que prometía mucho. Cuenta Claudio que siendo su manejador Daniel “la Coyota” Ríos y habiendo sido parte de un fatal accidente de carretera con su equipo, le recomendaba nunca viajar en los asientos de enfrente ni de atrás. Eventualmente asiste a juegos de los “Cañeros” de Los Mochis, que es la plaza que le queda más cercana a su lugar de residencia.
Ya retirado de la pelota profesional, desarrolló diferentes actividades que a base de trabajo y esfuerzo, junto con su esposa la Sra. Raquel García de Soto, les permitieron formar y sacar adelante a su familia.
Contento y satisfecho por su peregrinar en el béisbol, Claudio Soto nos comenta que éste le dejó grandes enseñanzas de la vida, grandes amigos con quienes ha tenido relaciones de amistad que conserva y valora. Entiendo que tanto jugadores, aficionados y empresarios, son parte importante del espectáculo del béisbol y debemos de tomar parte en la justa medida.
Los jugadores son quienes ponen su mejor esfuerzo y exponen su físico y su salud en pos de brindar un buen espectáculo, los aficionados con su patrocinio, hacen posible que éste sea rentable y el empresario arriesga su dinero en montar la empresa.
La afición no olvida las hazañas de peloteros como Claudio Soto Parra, correspondiendo también a los directivos tomar las medidas necesarias en aras de preservar su recuerdo.
No digo que a todos los integren al Salón de la Fama, pero sí rendirles reconocimiento a su aporte y trayectoria.
Entonces por qué no tener a las ESTRELLAS DEL BÉISBOL del pasado como invitados especiales a los estadios o lanzando la primera bola.
Claudio Soto Parra, gloria del béisbol nacional.
Espero sus amables comentarios en: info@beisboldelosbarrios.com