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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
COLISEO DE LOS ANGELES
Por Héctor Barrios Fernández
A finales del siglo pasado los aficionados con suficiente edad lo recordarían, ya que los Cachorros de Chicago estuvieron presentes en Los Angeles a principios de ese siglo.
El dueño de los Cachorros, William Wrigley construyó un segundo Wrigley Field en Los Angeles en 1926 cuando los Angelinos fueron un equipo sucursal de los Cachorros.
Chicago también realizó entrenamientos de primavera en la Isla Catalina, un centro vacacional a 35 kilómetros de la costa, el cual era también propiedad de Wrigley.
La versión californiana del estadio Wrigley Field fue popular entre los productores de películas, el clásico “Pride of the Yankees” de 1942, fue filmada allí, así también el “show” de televisión “Home Run Derby”.
El nombre del “show” fue apropiado, por las pequeñas dimensiones del Wrigley Field, favoreciendo las estadísticas bateadoras de los Angels, sobre todo de cuadrangulares.
En 1956 el primera base Steve Bilko, bateó allí para .360 con 55 cuadrangulares y 164 carreras impulsadas.
Otro equipo de liga menor en el área fueron los Stars de Hollywood quienes jugaron de 1939 hasta 1957 en el “Gilmore Field” localizado muy cerca del famoso Mercado de Los Angeles.
El estadio fue construido por el magnate Arthur Gilmore en el sitio donde accidentalmente encontró petróleo cuando buscaba agua en 1903.
Las Estrellas de Hollywood fueron propiedad de algunas personalidades que cargaban con ellos esa categoría en Hollywood, como Bing Crosby, Gary Cooper, George Burns y Walt Disney.
Tanto los Angels como los Stars, dejaron Los Angeles cuando los Dodgers llegaron y se establecieron allí como un equipo de Grandes Ligas en 1958, aunque por supuesto los Angels regresaron en 1961 como franquicia de Ligas Mayores.
Después de jugar una temporada en el Wrigley Field y cuatro en el estadio de los Dodgers, los Angels dejaron la ciudad de Los Angeles y se mudaron al vecino Condado de Orange en Anaheim en 1966.
Décadas más tarde, reclamaron el nombre de “Los Angeles” como parte de su largo intento por competir con los Dodgers por las preferencias de los aficionados de Los Angeles.
Cuando los Dodgers de Brooklyn se cambiaron a California en 1958, su prioridad fue encontrar un parque de pelota temporalmente mientras su soñado estadio era construido en las Lomas de Chavez Ravine.
El dueño del equipo, Walter O’Malley coqueteaba con la idea de usar el Wrigley Field, por supuesto no el de Chicago, sino el de liga menor en Los Angeles donde jugaba un equipo de triple A, los Angels.
El parque era pequeño, también consideró el Rose Bowl, donde el legendario Jackie Robinson en alguna ocasión brilló en pruebas de atletismo para la Universidad de California en Los Angeles (UCLA), pero este estadio no estaba convenientemente localizado.
Finalmente O’Malley optó por el Memorial Coliseo, una gran estructura de concreto que fue construido en 1923 para el equipo de fútbol americano de la Universidad del Sur de California y que fue ampliado en 1932 para los juegos olímpicos.
Los jugadores se dieron cuenta que era algo difícil jugar pelota en ese estadio.
Uno de los lanzadores de los Dodgers dijo que era el Gran Cañón con asientos.
El campo de juego era un óvalo gigante, tenía una forma inadecuada para béisbol, pero a O’Malley eso no le importaba.
Walter estaba más interesado en los 93,000 asientos del Coliseo.
Los Dodgers metieron allí un campo de béisbol poniendo el “home plate” al final del óvalo y colocando la barda del jardín izquierdo a una ridícula distancia de 251 pies de home.
Esta situación tenía contentos a los bateadores derechos por poner al alcance muchos cuadrangulares.
Sin embargo los Dodgers levantaron una malla ciclónica de 40 pies de alto por ese lado.
De cualquier forma era una tentación para los bateadores.
Algunos bateadores zurdos aprendieron a batear para el lado opuesto, por donde podían batear uno que otro cuadrangular.
En ocasiones por la extraña configuración, pareció que el juego no se tomaba muy en serio, pero al aficionado le gustaba esta situación.
Cuando los Dodgers jugaron en la Serie Mundial de 1959, más de 92,000 aficionados ingresaron a cada uno de los primeros tres juegos en el Coliseo.
Esto nos recuerda que son tres de las cinco más grandes asistencias a un juego de béisbol, los otros dos fueron también jugados en el Coliseo.
Vin Scully creció en Manhattan y fue muy querido durante los ocho años que narró en Brooklyn, pero fue en Los Angeles en donde llegó a ser una leyenda.
Scully llegó a ser parte del Sur de California tanto como lo son los “Freeways”.
El éxito de Vin Scully se debió en gran parte debido a que el Coliseo era un horrible lugar para jugar béisbol.
Los asientos más cercanos estaban muy retirados del campo de juego y los más lejanos a una ridícula distancia.
Por fortuna la llegada de los Dodgers al Coliseo coincidió con la invención del radio de transistores.
Al principio de la década de los 1950s, los radios eran una pieza de mueblería de gran tamaño, pero ahora la nueva tecnología de los transistores permitía a los fabricantes producir radios portátiles, les ponías un par de baterías y lo podías llevar a cualquier parte.
El primer modelo apareció en 1954 y para 1958 estaban por cualquier parte.
Los radios de transistores fueron la solución perfecta para los retirados asientos en el Coliseo.
Si estabas sentado muy lejos para poder ver lo que estaba sucediendo, podías sintonizar tu radio y escuchar a Vin Scully describiendo la acción.
Scully y Los Angeles fueron hechos el uno para el otro.
En lo particular creo que Vin Scully era tan bueno en su profesión que, sin yo entender nada o casi nada del idioma inglés, cuando lo escuchaba le entendía casi todo.
Cuando el equipo finalmente dejó el Coliseo para irse al Dodgers Stadium en 1962, Vin Scully y todos los radios de transistores, lo siguieron.
Espero sus amables comentarios en: info@beisboldelosbarrios.com