DIMES Y DIRETES

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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
DIMES Y DIRETES
Por Héctor Barrios Fernández

Hasta que Jackie Robinson rompió la barrera de color en 1947, los afroamericanos tenían prohibida su participación en el béisbol de Grandes Ligas.
Algunos de los mejores lanzadores y bateadores, sólo pudieron mostrar sus destrezas en las Ligas Negras, las cuales comenzaron en 1920 y tuvieron sus mejores épocas entre 1935 a 1948.
La vida en las Ligas Negras era miserable.
A los jugadores les era negado el hospedaje en muchos hoteles y el ingreso a muchos restaurantes, los cuales únicamente atendían a clientes blancos.
Se alojaban en pensiones para negros o bien en casas de personas dentro de la comunidad afroamericana.
En el peor de los casos, los peloteros levantaban tiendas de campañas en los campos de juego y dormían allí hasta el juego del siguiente día.
Algunas veces pescaban en los ríos o lagos cercanos para conseguir su comida.
Para muchos hombres que se atrevían a usar uniformes con tal de jugar béisbol, valía la pena soportar tales condiciones.
“Fue emocionante para mí”, dijo James Moore, quien jugó primera base para los Black Crackers de Atlanta, Elite Giants de Baltimore, también con los Eagles de Newark.
Viajamos de ciudad en ciudad, jugaba béisbol y eso era lo que más me gustaba.
Muy a menudo los equipos de Ligas Negras jugaban entre ellos en estadios de Grandes Ligas.
En otras ocasiones los equipos de peloteros negros jugaban contra equipos formados por soldados, departamentos de policía o equipos semi profesionales.

Los jugadores negros, ansiaban participar en juegos de exhibición contra peloteros de Grandes Ligas como Lefty Grove, Jimmie Foxx y Joe DiMaggio.
“Cuando comencé a jugar, pensé que éramos inferiores a los jugadores blancos”, dijo Moore.
“Pero jugué contra muchos peloteros de Grandes Ligas.
Nosotros les ganamos muchas veces y muchas veces ellos nos vencieron.
Me di cuenta que ellos eran humanos y nosotros también.
Esto me hizo sentir lo suficientemente bien como para batear la pelota contra muchachos que estaban en Grandes Ligas.”
Muchos jugadores de color, han ganado un lugar en el Salón de la Fama del Béisbol en Cooperstown.
Se dice que el receptor Josh Gibson es el más grande bateador de las Ligas Negras, conectó aproximadamente 800 cuadrangulares en juegos de liga y de exhibición, incluyendo uno de 580 pies en el estadio de los Yankees y promedió .426 de bateo contra equipos de Grandes Ligas.
Después que Jackie Robinson lo hiciera, otros estrellas de las Ligas Negras, saltaron a las Ligas Mayores, como Satchel Paige, Ernie Banks, Willie Mays y Hank Aaron, entre muchos.
La última de las Ligas Negras, la Negro American League, se disolvió en 1957, así finalizó una rica y vibrante era del béisbol profesional.

“Cada gran bateador trabaja bajo la teoría de que el pitcher está más temeroso de él, que él del pitcher,” así lo dijo Ty Cobb, quien tiene el promedio más alto de bateo en Ligas Mayores con .366, conectó 4,189 hits, ganó 12 títulos de bateo, 9 en forma consecutiva.
En 1994 se estrenó una película sobre su vida que Usted puede ver en una de tantas aplicaciones (apps) que se ofrecen hoy en día por la internet.
Hablando de buenos bateadores, entre 1921 y 1925, en 696 juegos y 2,679 veces al bat, Rogers Hornsby, apodado el “Rajá,” promedió .402 de bateo, quizás la marca más grande en ese número de juegos.
De por vida su promedio es de .358, el más alto en la historia de la Liga Nacional y el segundo en las Ligas Mayores, sólo atrás de la de Ty Cobb.
Hornsby sobrepasó la marca de .400 de promedio de bateo tres veces, incluyendo la de .424, en 1924 jugando para los Cardenales de San Luis, la cual es la más alta del siglo XX.
Ganó seis títulos de bateo en forma consecutiva entre 1920 y 1925, además se adjudicó la triple corona de esa especialidad en 1922 con porcentaje de .401, 42 cuadrangulares y 152 carreras producidas, también en 1925 con .403, 39 y 143.
Su frase es: “cualquier jugador que no le firme un autógrafo a un niño, no es un norteamericano.”
Bateó en un par de ocasiones en la Liga Mexicana de verano con los Azules de Veracruz en 1944, conectó un doble y le otorgaron una base por bolas, produjo 3 carreras, 1.000 de porcentaje.

Por su parte el gran Willie McCovey, quien fuera por muchos años primera base de los Gigantes de San Francisco, cuando le preguntaron que si cómo se lanzaría a él mismo, muy seguro respondió: “me daría la base por bolas.”

Greg Maddux durante 17 temporadas seguidas, entre 1988 y 2004, ganó 15 juegos o más, puede ser el lanzador más consistente en la historia del béisbol, con tremendo control, explotaba al máximo las debilidades de los bateadores, solamente Tony Gwynn salió ganando ante él, pero eso lo comentaremos en otra ocasión.
En 1995 tuvo récord de 19-2, con 1.63 en carreras limpias, ganó su juego 300 con los Cachorros de Chicago en 2004.
También ese año ganó su guante de oro número 14, debido a su excelente fildeo.

Según Tim McCarver, quien fuera receptor personal de Steve Carlton la mayor parte de su carrera con Cardenales de San Luis y Filis de Filadelfia, dijo que cuando él y Steve murieran, serían sepultados 60 pies con 6 pulgadas de distancia uno del otro.
Justo la distancia que hay entre la placa en la loma de lanzar y el home.      
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