EL BÉISBOL DE LOS 1990s.

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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
EL BÉISBOL DE LOS 1990s.
Por Héctor Barrios Fernández

Las excepcionales características del béisbol en los 1990s fueron los récords de ponches, de cuadrangulares, los lanzadores de relevo y los nuevos estadios. El juego fue esencialmente definido por bateadores usando bats con mango muy delgado y tirándole a la pelota tan rápido como les fuera posible, teniendo como resultado un hit de extra base o un ponche.
En 1967 hubo 11.98 ponches por cada juego de Grandes Ligas (5.99) por equipo.
Algunas medidas se tomaron para cambiar esa tendencia.
El número de ponches en 1981 fue de 9.5 por juego.
Ha habido un resurgimiento histórico hacia una tendencia de más ponches por partido, que data de los 1920s.
El índice de ponches fue en aumento cada década en aproximadamente el 10%.
Pero mientras el número de ponches en los 1960s fue causado por el pitcheo de poder, los ponches de los 1990s fueron causados en su mayoría por el predominio de los bateadores de poder.
Babe Ruth en su tiempo, regularmente lideró la liga en ponches; también lo hizo Jimmie Foxx, Mickey Mantle, Reggie Jackson, Mike Schmidt y muchos otros bateadores.
Mark McGwire, Ken Griffey Jr. y Albert Belle no se ponchaban tanto como Mantle, Jackson o Schmidt, pero simplemente ahora más jugadores están bateando por las bardas y por lo tanto hay más ponchados.
También los 1990s presentaron la paradoja de que históricamente tuvieron los índices más altos en ponches, simultáneamente con los porcentajes de bateo más altos.
Los porcentajes de bateo en Ligas Mayores han fluctuado entre .265 y .270 desde 1994, los porcentajes más altos en cincuenta años.
La pregunta del por qué la cantidad de cuadrangulares explotó en los 1990s es muy debatida.
Hay dos teorías muy populares.
1.- Que la pelota es más viva.
2.- Que hay escasez de buenos lanzadores.
Pongo un poco de reserva en cualquiera de las dos opiniones.
La resistencia de las pelotas de béisbol es probada con regularidad, tal y como ha sido por muchos años.
Quizás sería mejor si la resistencia de las pelotas fuera reducida, pero tampoco se ha incrementado dramáticamente.
En todos los deportes, cuando una persona tiene éxito, otra debe no tenerlo. Cuando el bateo domina el juego, puede ser explicado debido al pobre pitcheo o viceversa.
Además existe la percepción de que escasea el buen pitcheo, porque cada equipo necesita una docena o más lanzadores.
Si un equipo tiene un buen shortstop, ellos no están buscando por otro y no van a quejarse por la escasez de buenos shortstops.
Pero si el equipo tiene ocho buenos lanzadores, aún necesitan más y algunas personas siempre se van a quejar de la ausencia de buenos lanzadores.
¿Expansión?
Las expansiones no favorecen ni a los bateadores ni a los lanzadores, lo que hace es crear escasez de buenos bateadores y buenos lanzadores.
A principios de los 1990s la zona de strike era un real problema, o tal vez los umpires lo eran.
Desde mediados de los 1980s hasta principios de los 1990s muchos umpires simplemente no marcaban strikes, especialmente el strike tres, no importaba que tan perfecto fuera el lanzamiento.
Eso fue sencillamente enloquecedor y la gente aún se queja de eso, pero eso ya no es verdad; las ligas han abordado el problema y casi todos los umpires ahora marcan strikes a los strikes.
Las condiciones del bateo de los 1990s son creadas por los siguientes factores:
Los nuevos parques de pelota, los cuales tienden a ser parques para los bateadores, la aceptación de entrenamiento para incrementar la fuerza, la abreviación de los movimientos de los lanzadores, la política de multar y suspender a los jugadores automáticamente cuando hay una pelea y la evolución del diseño de los bats.
La batalla por la aceptación del entrenamiento para incrementar la fuerza en los peloteros, tiene por lo menos setenta años.
Honus Wagner creía en el entrenamiento para lograr mayor fuerza y usaba mancuernas como parte de su entrenamiento fuera de temporada, pero hubo en ese tiempo un tremendo prejuicio contra el levantamiento de pesas por los jugadores de béisbol y también por la mayoría de los atletas de otros deportes.

Se creía que dicho entrenamiento haría a los jugadores excesivamente musculosos y esto resultaría en lesiones.
A principios de los 1980s, cuando Lance Parrish se reportó a los entrenamientos de primavera cargando con cinco kilos extras de músculo, Sparky Anderson se quejó de que Parrish necesitaba decidir si él quería ser un receptor o un miembro del equipo olímpico ruso de levantamiento de pesas. Hoy en día aún hay gente que cree en eso.
Otro factor son los movimientos del lanzador.
Si Usted mira una película de una Serie Mundial de los 1950s, o de principios de los 1960s, se sorprenderá por la mecánica de los lanzadores.
Los lanzadores de esa época acostumbraban a levantar la pierna muy alto (Juan Marichal) y balancear sus brazos vigorosamente hacia arriba y hacia abajo en el proceso de hacer el lanzamiento.
Ellos saltaban hacia adelante para completar su lanzamiento, aunque acortarían los movimientos con corredores en base.
Eso representó un problema, porque muchos lanzadores perdían efectividad con corredores en base.
En los tiempos de Maury Wills (1962) hasta mediados de los 1980s, los entrenadores de lanzadores constantemente animaban a los jóvenes pitchers a acortar sus movimientos.
Los movimientos de los lanzadores de hoy, son totalmente diferentes de los de la era de 1920 a 1965 y es muy probable que, como consecuencia de esto, los lanzadores no tiran tan fuerte.
No quisiera generalizar, pero puede no haber tantos lanzadores que ahora lancen a 90 o más millas por hora como los hubo en los 1950s, principalmente porque los lanzadores usan movimientos más conservadores y no levantan tanto las piernas.
Recuerden que estamos en los 1990s.
Finalmente hace más de cien años que los bats han ido mejorando en su diseño.
En el siglo diecinueve los bats tenían una empuñadura casi tan gruesa como el área de impacto.
Los bats de 1920 tuvieron empuñadura más delgada, los de 1950, aún más delgada, los de 1980, más delgada, los de 1999 aún más.
Cada vez más y más el peso de los bats ha sido concentrado en el área de contacto; aún la punta final del bat ha sido ahuecada para incrementar un poco más la proporción entre el peso del bat y su área superficial.
El efecto de esto es incrementar la velocidad.
Los bateadores del tipo de Nellie Fox y Richie Ashburn, quienes trataban de batear la pelota hacia los jardines, se han acabado.
Ahora casi todos sostienen el bat en la perilla y tratan de batear la pelota muy fuerte.
Los bateadores acostumbran a frotar sus bats con un hueso o algo parecido para compactar un poco la superficie de madera, haciendo el bat más fuerte.

A mediados de los 1990s, los bateadores aprendieron que podían realizar la misma cosa, poniendo una capa extra de laca o barniz sobre el bat.
Esto también ha contribuido a la explosión del cuadrangular.
Finalmente los nuevos estadios y en particular el Coors Field, han contribuido de alguna manera a incrementar el número de cuadrangulares y carreras.
El Coors es el mejor parque para los bateadores en la historia del béisbol. Además los nuevos parques de los últimos diez años (1990s), han tendido a mejorar las condiciones de los bateadores.
Poniendo todos estos factores juntos, nosotros tenemos al béisbol de los 1990s con más dobles, más cuadrangulares, más ponches.
Los triples han disminuido de 56 por cada 100 juegos en 1977 a 32 por cada 100 juegos en el año 2000, principalmente por la desaparición del pasto artificial.
Las bases intencionales han disminuido de 69 por cada 100 juegos en 1989 a 40 en el año 2000, porque cada uno es un bateador de poder ahora.
Las bases robadas han estado a la baja desde 1983, aunque permanecen arriba de los estándares históricos.
Los errores están a la baja, los doble plays hacia arriba.
Finalmente hay un desarrollo repugnante de cambios de lanzadores.
De nuevo es la culminación de una tendencia de cien años.
Los equipos en 1876 usaban un lanzador.
En 1890 usaban tres o cuatro, en 1920 usaban rosters de 25 hombres, siete u ocho lanzadores.
En los 1960s los equipos tenían ocho o nueve lanzadores, en los 1970s, nueve o diez; en los 1980s, diez a doce y en los 1990s, once a trece.
El número de lanzadores usados por juego ha estado incrementando por cien años, pero ha incrementado más rápidamente entre 1983 y 1995.
En 1983 los manejadores de Ligas Mayores emplearon a 1.60 relevistas por juego, en 1995 usaron 2.45, un 53% de incremento en 12 años.
Los grandes cambios en la población de jugadores ha sido la continuación de dos tendencias que datan más o menos desde 1940: más jugadores colegiales y más latinoamericanos.
La dominación de jugadores negros continúa menguando.
En los 1990s nacieron para bien del béisbol: Cody Bellinger, Corey Seager, Yasiel Puig, Luis Severino, Didi Gregorius, Aaron Judge, Trea Turner, Bryce Harper y otros.
Se nos adelantaron en el viaje eterno: Tony Conigliaro, Joe Sewell, Luke Appling, Eddie Lopat, Tim Crews, Steve Olin, Don Drysdale, Roy Campanella, Charlie Gehringer, Mickey Mantle, Richie Ashburn, Joe DiMaggio y otros.
Un equipo de estrellas de esta década, por cierto, Usted haga los cambios que considere pertinentes:
Catcher, Mike Piazza, 1B, Frank Thomas, 2B, Craig Biggio, 3B, Robin Ventura, SS, Barry Larkin, JI, Barry Bonds, JC, Ken Griffey, JD, Albert Belle.
Pitchers: Roger Clemens, Greg Maddux, Kevin Brown, Randy Johnson, Tom Glavine y John Wetteland.
La asistencia a los estadios fue de 601,233,401 aficionados.
Quizás sería mejor medirlo en unidades astronómicas para abreviar.
Los Rockies de 1993, llevaron a 4,483,350 aficionados a su estadio.
En la década los Orioles de Baltimore fueron los que más aficionados metieron a su estadio con 32,192,618.
Los Expos de Montreal de 1999, llevaron solamente a 773,277 aficionados y en la década a 13,008,431, para ser los que menos.
En 1998 Mark McGwire conectó 70 cuadrangulares para ser la marca más alta en una temporada en los 1990s.
En la década también fue el que más con 405 para la calle.
Los Yankees de 1998 tuvieron el mejor récord de ganados y perdidos con 114-48 para un .704 de porcentaje.
En la década los Bravos de Atlanta se llevaron los honores con récord de
925-629 para porcentaje de .595
Los Tigres de 1996 tuvieron récord de 53-109 con .327 de porcentaje para ser los peores en un año.
En la década los Marlins de la Florida con 472-596 para un .442
Tampa Bay tuvo 132-192 con .407 en sus primeros dos años.
El lanzador con más ponches fue en 1999 Randy Johnson con 364 y en la década el mismo Johnson con 2,538.
Tony Gwynn tuvo el porcentaje de bateo más alto, .394 en 1994 y .344 en la década para ser el mejor.
Los mejores jugadores de 1990 a 1999 fueron: Rickey Henderson, Barry Bonds, (1991-1993, 1995), Jeff Bagwell, (1996-1997) Frank Thomas, Mark McGwire y Derek Jeter.
Los mejores lanzadores: Roger Clemens (1990-1991, 1997), Greg Maddux (1992, 1994, 1995, 1998), Kevin Appier 1993, John Smoltz 1996, Pedro Martínez (1999).
El lanzador más veloz, Randy Johnson.
El de mejor curva, Tom Gordon.
Mejor combinación de poder y velocidad, Barry Bonds.
Mejor bateador ambidiestro, Chili Davis.
Hombre de hierro, Cal Ripken.
Mejor tocador de pelota, Kenny Lofton.
Cinco grandes cambios en el béisbol durante la década: Nuevos estadios, comodines en los playoffs, juegos inter-ligas, explosión del bateo y Expansión.
Nuevos estadios: 1991 Nuevo Comiskey en Chicago, 1992 Camdem Yards en Baltimore, 1993 Joe Robbie en Miami, 1994 Jacobs Field en Cleveland, 1994 Ballpark en Arlington, 1995 Coors Field en Denver, 1997 Edison Field en Anaheim (remodelado), 1997 Turner Field en Atlanta, 1998 Bank One Ballpark en Arizona, 1998 Tropicana Field en Tampa, 1999 Safeco Field en Seattle.
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