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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
DIMAGGIO, CARTER, MUSIAL Y MÁS.
Por Héctor Barrios Fernández
Él fue uno de los más finos jugadores durante su carrera con los Yankees de New York, de personalidad tranquila y de alguna manera misterioso en la forma en que se condujo en los últimos años cuando terminaba de construir la leyenda de Joe DiMaggio.
Por primera vez vino a los Yankees en 1936.
DiMaggio no fue en su niñez lo que se pudiera pensar, un predestinado al éxito y a la fama.
Hijo de un pescador italiano con bajos ingresos económicos, desde niño tuvo lo que después los periodistas llamaron “dientes de ardilla.”
Después de batear .323 con 44 dobles, 15 triples, 29 cuadrangulares y 125 carreras producidas en su temporada de novato, superó al gran Lou Gehrig en su segundo año, liderando a la liga con 46 cuadrangulares y 151 carreras, mientras que bateaba para .346.
Joe fue un jugador perfecto.
Un bateador derecho que casi siempre hizo contacto con la pelota, nunca se ponchó más de 39 veces en una temporada, DiMaggio fue obstaculizado por el llamado “valle de la muerte” en el estadio de los Yankees, en donde la barda del jardín izquierdo-central se encontraba a 457 pies de distancia.
Aún así se las arregló para promediar allí .315 durante su carrera.
Como jardinero central, fue rápido y fildeaba con gracia.
Nunca tuvo un fildeo espectacular, pero hizo que las jugadas difíciles parecieran fáciles.
Aunque tranquilo en su persona, siempre fue líder en la casa club de los Yankees.
Después de ganar los títulos de bateo en 1939, conectando para .381, lo que hizo que fuera nombrado el jugador más valioso de la Liga Americana y en 1940 cuando promedió .352, DiMaggio capturó la atención del país entero en 1941.
De mayo 15 a julio 17, el poderoso Joe acumuló un record de Ligas Mayores al lograr 56 juegos en forma consecutiva pegando de hit, durante los cuales bateó para .408 con 15 cuadrangulares.
De no ser por dos grandes atrapadas hechas por Ken Keltner de los Indios de Cleveland, la racha hubiera continuado por… quién sabe cuánto tiempo más. Al siguiente día que la racha terminó, Joe comenzó otra racha bateadora que duró 17 juegos más.
Fue tema de canciones y coberturas realizadas por los medios.
Ganó la carrera a Ted Williams quien bateó para .406 durante esa temporada, y fue declarado por segunda vez como el jugador más valioso.
Intervino en la segunda guerra mundial en 1943 y a los 31 años de edad regresó tres años después un poco fuera de forma.
Sus porcentajes de bateo y cuadrangulares no fueron los acostumbrados, aún así ganó su tercer título de jugador más valioso con unos totales en 1947 de .315, 20 y 97, pero todavía conservó su instinto ganador.
Después de perderse los primeros 65 juegos de la temporada de 1949, con un talón lesionado, regresó a la alineación en Boston y bateó cuatro cuadrangulares en tres juegos, ayudando a los Yankees a ganar su séptima de nueve Series Mundiales que ganarían en sus 13 años de carrera.
En 1969, fue nombrado el ex jugador con vida, más grandioso de Grandes Ligas.
Después de ganar la Serie Mundial de 1992, los Blue Jays de Toronto, se encontraban en una guerra deportiva contra los Filis de Filadelfia en el clásico de otoño de 1993.
Con su equipo 6-5 abajo en el marcador en la parte baja del noveno inning del juego 6, los aficionados de los Jays se encontraban rezando para evitar un séptimo juego.
Con dos hombres en base y dos outs, el poderoso Joe Carter, trabajó en la cuenta y se puso 2-2, con Mitch Williams apodado “la cosa salvaje” en la loma de los disparos, al siguiente lanzamiento, Joe Carter le conectó “una cosa salvaje” a la “cosa salvaje.”
El batazo se llevó la barda del jardín izquierdo, Carter bailoteando alrededor de las bases, por fin llegó a home en donde sus compañeros lo esperaban para cargarlo en hombros.
Era un lanzador de Ligas Menores en 1940 cuando Stan Musial se lastimó el brazo de lanzar al tirarse un clavado intentando hacer una atrapada.
Eso fue motivo de profunda tristeza, pero rápido se tuvo que contentar porque en poco tiempo se convirtió en uno de los mejores bateadores que ha tenido el béisbol.
Llegó a Ligas Mayores al siguiente verano y se retiró 22 años después al promediar .331 de bateo en su carrera, conectó 475 cuadrangulares, produjo
1,951 carreras y conectó 3,630 hits.
En el mundo del béisbol, Stan fue conocido como un excepcional artista en su profesión y un caballero en todo el sentido de la palabra.
Musial ganó siete títulos de bateo y sobrepasó los .300 de porcentaje durante 17 temporadas de las 22 que duró su ilustre carrera.
Fue nombrado el jugador más valioso en tres ocasiones, (1943, 1946 y 1948), además fue seleccionado al juego de estrellas en 20 ocasiones.
“Creo que la alegría de ser pagado como hombre para jugar un juego de niños, me mantiene yendo más lejos que muchos otros jugadores.
Las posibilidades de que un ser humano llegue a jugar en Grandes Ligas, son como de una en un millón.
Esas posibilidades mejoran dramáticamente si un miembro de la familia ya es un Grandes Ligas.
Un razonamiento parecido me lo acaba de decir mi médico, pero en relación a la diabetes y agregó, “así que cuídate.”
Muchos big leaguers han visto a alguno de sus hijos jugar en el “gran show,” más de noventa pares de hermanos han jugado en el mismo equipo de Grandes Ligas al mismo tiempo.
Hank y Tommy Aaron se combinaron para ser los hermanos que más cuadrangulares han conectado en Grandes Ligas.
Un total de 768, de los cuales 13 (algo es algo) aportó Tommy, un jugador regular sólo en su temporada de novato en 1962.
Joe Niekro conectó sólo un home run en Grandes Ligas y éste fue sobre un lanzamiento que le hizo su hermano Phil en un juego de la temporada de 1976.
Juntos, los Niekro ganaron 539 juegos, más que ningún otro par de hermanos. Hasta Jason y Jeremy Giambi se combinaron para batear 61 cuadrangulares en 2002, los DiMaggio mantienen el record de home runs para hermanos en una temporada.
Los tres hermanos Alou, Felipe, Matty y Jesús, batearon en el mismo inning cuando los Gigantes de San Francisco jugaron contra los Mets en el estadio Shea en 1963.
Ha sido la única vez en la historia en que tres hermanos batearon para el mismo equipo en el mismo inning en un juego de béisbol de Grandes Ligas. Tres familias han producido tres generaciones de jugadores de Grandes Ligas, los Bells, Hairstons y los Boons.
Ray Boone, su hijo Bob y sus nietos Aaron y Bret Boone, todos ellos participaron en al menos un juego de estrellas.
En la temporada de 1990, Ken Griffey Sr., y Ken Griffey Jr., llegaron a ser la primera pareja de padre e hijo en jugar juntos.
Comenzaron un juego uno al lado del otro.
Uno como jardinero izquierdo y el otro como jardinero central y también batearon uno después del otro, siendo segundo y tercero en el orden.
Griffey Sr. tenía entonces 40 años de edad, el doble que su hijo, además en un juego los dos conectaron cuadrangulares.
En octubre 4 del 2001, Tim Raines Sr. y Tim Raines Jr. jugaron en el mismo juego para los Orioles de Baltimore.
Ninguna pareja de padre e hijo ha sido más productiva que los Bonds. Bobby conectó 332 cuadrangulares contra 762 de Barry, 1094 en total.
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