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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
MARCO A. AMAO VILLAVICENCIO
Por Héctor Barrios Fernández
Alrededor de 130 años de béisbol en Ensenada, B. C., Méx., fundada en 1882, siendo con ello el municipio más antiguo en Baja California.
Cuna del béisbol bajacaliforniano con su Liga Municipal pionera del béisbol organizado en el Estado.
Muchos años, historias, jugadores locales o llegados de otras tierras pero desarrollados como beisbolistas aquí mismo.
Nombrar uno solo como el mejor, sería una injusticia, por eso al mencionar el nombre de alguno de ellos, prefiero “decir uno de los más destacados.”
De aquí han surgido grandes peloteros, algunos saltaron al béisbol profesional y otros prefirieron mantener su categoría de aficionados.
En la demandante posición de cátcher o receptor, aunque debe haber muchos más, de los que recuerdo, se encuentran Luis Peralta que cubrió varias posiciones entre ellas la receptoría, se inició con los Diablos Rojos del México, lo mismo que el de San José del Cabo pero hecho en Ensenada Arturo Orozco, Armando Rodríguez e Iker Franco con los Tigres, Jonathan Esqueda con varios equipos, todos ellos grandes talentos.
Los que prefirieron el llamado béisbol aficionado y los recuerdo, Víctor “Negro” Verdugo, Armando “Burro” Domínguez, Francisco “Pochón” Nieto, Álvaro Cruz y el también talentoso Marco Antonio Amao Villavicencio.
Todos ellos maestros de su posición y grandes bateadores.
Marco nació en Ensenada el 8 de junio de 1952, hijo del Sr. José Amao Manríquez y la Sra. Clara Villavicencio Armenta, fue uno de cuatro hermanos.
Junto con su esposa la Profra. Bertha Hernández Mendoza, han procreado tres hijas y tres niet@s que son la adoración de la familia Amao Hernández.
Cuando niño, viendo jugar béisbol a su papá, a los 6 años de edad le nace la inquietud de practicar este deporte cuando residía en la Col. Popular No. 1.
Como suele suceder con los novatos, ocupaba el último lugar para batear y jugaba cualquier posición disponible.
Una tarde su papá llegó a casa trayendo consigo una careta de receptor, preguntó por alguien que se animara a ponérsela y para pronto Marco Antonio levantó la mano.
A partir de allí su presencia se hizo imprescindible en los equipos ya que no cualquiera se animaba a ponerse detrás del plato, por ese motivo los receptores escaseaban.
A los 11 años de edad su papá lo inscribió en el legendario equipo “Cometas” de Manolo y Humberto Meza, haciendo su debut y despedida como lanzador, no volviendo a esa difícil posición porque los contrarios lo tomaron como su pitcher de práctica, volviendo inmediatamente a su lugar como receptor.
Entre los integrantes que recuerda están Felipe “Pollo” Domínguez, Arturo “Tulín” González, Víctor “Chino” Solorza Jr.
Fueron cinco años muy productivos con este equipo ya que en todos quedaron campeones, los integrantes eran niños de bajos recursos económicos y los uniformes los conseguían de segunda mano en Estados Unidos.
Después de regresar del torneo nacional juvenil en Xalapa, Ver., le dieron oportunidad de entrenar con la selección municipal que participaría en el torneo estatal, esto a los 16 años de edad.
En uno de los viajes a Mexicali, algunos automóviles sufrieron descomposturas y varios beisbolistas no pudieron llegar, fue la oportunidad que se le presentó a Marco cuando lo pusieron a cubrir la primera base.
Fue el primero de aproximadamente 15 torneos estatales.
Después de algunos torneos en la Liga Municipal, dio el salto a la liga rival, la Industrial Comercial por los siguientes tres años, compartiendo responsabilidades con jugadores como Ramón “Niño” Márquez, Jesús Acevedo, Fernando “Charro” Niebla, Francisco “Frank” Becerra, Juan Manuel Zaragoza y otros.
En estos años como receptor le tocó recibirle un juego sin hit ni carrera al “Niño” Márquez, bien recuerda que en ese juego en par de ocasiones le conectaron batazos que picaron frente al jardín derecho, solamente que al corredor lo hicieron out en primera base ante tirazos del jardinero Raúl Marín.
Volvió a la Liga Municipal con el “Nuevo Satélite” de José “Pelón” Morachis.
Los compromisos de trabajo le dificultaban cumplir con los juegos de su equipo, teniendo que mudar al que patrocinaba la empresa donde laboraba que era Fábricas Monterrey y su equipo Indios.
Con el tiempo adquirió la responsabilidad de ser su manejador en la categoría de primera fuerza especial, con el que llegó a obtener 23 victorias al hilo.
Su primer equipo en la categoría de primera fuerza fue el legendario “Piratas” de Chicho Verdugo, fue una estancia muy breve, solicitando su baja por falta de oportunidades para jugar, ya que la posición de receptor estaba ocupada por Víctor “Negro” Verdugo, una de las leyendas del béisbol ensenadense.
Pasó a las filas de Constructora Occidental de otro de los héroes del béisbol bajacaliforniano como es Enrique “Zurdo” Echave.
En su primer turno al bat con este equipo, conectó cuadrangular con las bases llenas para ganar el encuentro.
Con agrado comenta que militando con el equipo “Tránsito del Estado” conectó 3 cuadrangulares en un juego y el cuarto se le escapó porque lo declararon hit doble de terreno.
Recuerda a sus compañeros de Selecciones de esos tiempos como Inocencio “Liqui” Arreola, Anastacio “Tacho” Quintana, Alfonso “Toronjo” Romero, Luis “Panadero” Moctezuma, Roberto Arce, Ernesto “Conejo” Salgado, Raymundo y Ricardo Montoya, así como a Víctor, Carlos y Narciso Verdugo, César “Gordo” Peralta, Enrique Echave, Ritchie Jiménez, Ramón Meza.
En un juego de domingo sucedió lo que debe ser un récord en el béisbol local, Marco conectó 3 cuadrangulares e Higinio Reynoso 2.
A la siguiente semana Higinio se apuntó con 3, más 2 de Marco Amao para un total de 10 entre los dos en par de juegos consecutivos.
Otro juego digno de recordar fue en el que recibió los lanzamientos de Adalberto “Pirito” Ureña, siendo uno sin hit ni carrera.
Como muchos, no simpatiza con algunos cambios que ha tenido el béisbol en los últimos tiempos, así también como receptor nunca aceptó recibir indicaciones desde el dugout sobre el lanzamiento que debía pedir al pitcher, “el cátcher es el primero en darse cuenta que es lo que trae su lanzador” dice.
Recuerda con afecto a todos los manejadores con los que jugó, especialmente a los ya mencionados hermanos Meza en categorías infantiles, al Sr. Raúl Pineda, José “Cauchi” López, Javier “Vitaminas” Espinoza, Godofredo “Forito” Bojórquez, Amado Peralta Espinoza y Raúl “Puma” Peña Robles, todos muy talentosos.
También existen algunos que no tienen los conocimientos y personalidad para conducir un equipo, como manejador tienes que ser un motivador, un líder, imponer disciplina, dejar hacer su juego al pelotero, además hacer que los jugadores crean en ti.
No necesariamente tuviste que ser un jugador brillante para llegar a ser buen manejador, la historia está llena de jugadores que no fueron tan buenos en el terreno y se convirtieron en manejadores que incluso son de Salón de la Fama.
Aunque su participación en el béisbol profesional no se concretó, reconoce que fue una bonita experiencia el haber entrenado durante un mes con el legendario equipo Petroleros de Poza Rica y haber convivido con peloteros del máximo circuito beisbolero en México.
La razón principal de no haber continuado fue el factor económico, ya que su trabajo en Ensenada le ofrecía mejores condiciones laborales.
Hoy con nostalgia recuerda las pesadas jornadas en Mexicali en donde le tocó catchear dobles juegos dentro de los torneos estatales durante los meses de julio y agosto con temperaturas de más de 40 grados, hoy solamente recuerda y se pregunta cómo fue que pudo hacer eso.
En su época de jugador activo había encuentros de mucha garra como los de El Sauzal, Piratas, Constructora Occidental, Tránsito del Estado, Sección 22, se peleaba por el triunfo milímetro a milímetro, lo mismo sucedía en la Liga Industrial Comercial con Yonke el Turco, Pericos, Frailes, Electricistas, El Satélite, Famosa, Empacadora Marco Antonio.
Era tanta la pasión con la que se defendían los colores que un domingo se armó tremenda bronca en el Deportivo Palacios, justo cuando en el campo vecino jugaban el torneo estatal de fútbol Ensenada Vs Tijuana y al mismo tiempo que los beisbolistas, los futbolistas también estaban agarrados de las greñas defendiendo sus intereses.
El tipo de afición ha cambiado, ya que ahora el espectáculo es más familiar y el público va más a disfrutar el juego, no tanto a cobrarse cuentas pendientes.
Uno de los juegos guardados celosamente en la memoria es en el que conectaron cuadrangulares uno tras otro, Raymundo “Huevito” Montoya, su hermano Ricardo “Mocoso” Montoya y el tercero del mismo Marco A. Amao.
Historias que comprenden desde sus épocas de niño en 1963 en categorías infantiles hasta entrados los 2000s en veteranos, actividad que le ha dejado un cúmulo de amistades, agradeciendo a Dios, a su familia y a la vida por ello.
Esto es poco de la historia beisbolera de Marco Antonio Amao Villavicencio que cuando lo tengamos, seguramente tendrá su lugar en el Salón de la Fama del Béisbol local por ser una Gloria del béisbol ensenadense.
Espero sus amables comentarios en: info@beisboldelosbarrios.com