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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
MISCELÁNEA BEISBOLERA IV
Por Héctor Barrios Fernández
Así como los indúes tienen a Ghandi, la Misioneras de la caridad a la Madre Teresa, Sudáfrica a Mandela, los Relativistas a Einstein, los tibetanos al Dalai Lama.
El béisbol tiene a Tyrus Raymond Cobb, mejor conocido como Ty Cobb.
Este par de sílabas representa al líder mundial del bateo.
Por haber nacido en el estado de Georgia, E.U.A., es conocido también como “el Durazno de Georgia”.
Aparte de tener el promedio más alto en porcentaje de bateo en Grandes Ligas, (.367) 12 títulos de bateo, (Honus Wagner y Tony Gwynn tienen ocho) Cobb lo hizo en 9 de manera consecutiva, tiene fama de haber sido bastante riñonudo dentro del terreno de juego y un carácter de los mil demonios.
En referencia a que le cargaron la mano con las bromas en su temporada de novato dijo:
“Esos veteranos me convirtieron en un gato montés malhumorado.”
Branch Rickey dijo que Cobb tenía cerebro en los pies, en alusión a su forma de correr las bases.
Condenado a la soledad pero no al olvido, Ty compró algunas acciones de la Coca Cola Company, lo cual lo convirtió en millonario, además de ser dueño de tres plantas embotelladoras en California, Oregon y Idaho.
Joshua Gibson o Josh Gibson, paisano de Ty Cobb, a saber no tomaba algún derivado de cliclopentanoperhidrofenantreno, pero era dueño de una gran fuerza física.
Aparte de jugar en Ligas Negras, jugó en otros países, incluyendo México en 1940 y 1941, para el equipo de Jorge Pasquel, Azules de Veracruz.
En muchas ocasiones hizo batería con el legendario Satchel Paige.
Su placa en Cooperstown dice:
“Pegó cerca de 800 cuadrangulares en 17 años de carrera.”
Hay muchas historias que se cuentan acerca de Gibson, hay una que me gusta mucho y dice:
“Parte baja de la novena entrada, dos outs, hombre en base en el estadio de los Crawfords, éstos perdiendo por una carrera, Joshua al bat, conecta un portentoso tablazo y la pelota desaparece en la oscuridad de la noche, aparentemente el equipo visitante quedó tendido en el terreno con la derrota a cuestas.
Al siguiente día en otra ciudad, con los mismos equipos, sólo que los Crawfords de visitantes y justo cuando el equipo de casa entraba al terreno de juego, una pelota apareció repentinamente en las alturas y un pelotero anfitrión la atrapó, entonces el umpire muy observador y en su papel, le gritó a Joshua Gibson –“Estás out, en Pittsburgh, ayer.”
La pelota había dado la vuelta al mundo.
¿Cómo la ve? ¡Ah, las leyendas!
Los Sres. Ernesto Carmona y Alejandro Aguilar Reyes, (Fray Nano), debieron haber salvado muchos escollos antes de echar a andar la Liga Mexicana en 1925.
A partir de 1937 comenzaron a compilarse las estadísticas, en 1955 se afilia al Béisbol Organizado de los Estados Unidos con categoría AA, surgiendo los primeros convenios de trabajo con equipos de Ligas Mayores, ese año nacen los Tigres de la Ciudad de México.
En 1967, adquiere categoría AAA.
El 28 de junio de 1925, se llevó a cabo el primer juego de esta liga, esto fue en el Parque Franco-Inglés de la Ciudad de México, la victoria correspondió al México sobre el equipo Agrario 7 carreras contra 5 en 14 innings.
El primer hit lo conectó Jesús Castillo y el lanzador ganador fue Benito Marrero.
El primer cuadrangular tuvo que esperar hasta el 12 de julio, salió del bat de Virginio Gamiz del equipo 74 Regimiento.
La primera blanqueada o cierre, fue también para Marrero el 30 de agosto, México 4-0 al Nacional.
El gran lanzador cubano Martín Dihigo, lanzó el primer juego sin hit ni carrera, Veracruz ganó a Nogales, Ver. 4-0 el 16 de Septiembre de 1937.
Ramiro Cuevas lanzó el primer juego perfecto, cuando los Tecolotes de Nuevo Laredo vencieron al México 1-0, el 14 de agosto de 1953.
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