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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
NARRACIONES BEISBOLERAS 9
Por Héctor Barrios Fernández
¡Increíble! Michael Franklin Higgins conectó 12 hits de manera consecutiva mientras en esa racha recibía también dos bases por bolas que no cuentan como veces oficiales al bat, Higgins en 1938 jugaba la tercera base para los Medias Rojas de Boston.
Inició la racha conectando de hit en su último turno contra los Medias Blancas en Chicago, al siguiente juego se va de 3-3 con una base por bolas, luego el 21 de junio en una doble cartelera contra los Tigres de Detroit conecta de 4-4 con otra base por bolas, hasta aquí lleva un impresionante de 8-8, pero el asunto estaba lejos de terminar porque para el segundo juego repite de 4-4 para llegar a 12 hits consecutivos.
El lanzador Vernon Kennedy de los mismos Tigres por fin lo puso tranquilo dominándolo en los cuatro turnos del siguiente juego.
Después de cuatro temporadas con los Medias Rojas y cansados de sus altas y bajas de juego, Waler Dropo y otros jugadores fueron enviados en un cambio múltiple a los Tigres de Detroit.
A poco más de un mes de su llegada al equipo felino, Dropo se va de 5-5 contra los Yankees, al siguiente día contra los Senadores de Washington conecta de 4-4 y en el segundo juego de la jornada en sus primeros tres turnos conecta de hit llegando a la docena de forma consecutiva, en su cuarta oportunidad es dominado para terminar su racha.
El béisbol es así de impredecible cuando suceden cosas que ni el mismo jugador sabe la razón, ahora me explico el por qué alguna ocasión conecté de 6-6 o en otro juego ponché a siete bateadores en fila para luego espantosamente volver a la realidad, así es, cosas inexplicables.
Suele suceder que los bateadores de poder se ponchan muy seguido, pero no siempre es así.
Mel Ott, Ted Williams, Hank Aaron y Babe Ruth son cuatro jugadores que pertenecen al Salón de la Fama y conectaron al menos 500 cuadrangulares en sus brillantes carreras.
En ninguna temporada lograron poncharlos al menos 100 veces y algunos quedaron lejos de eso.
Babe Ruth tuvo una temporada con 93 chocolates en 1923, siendo la más alta en su carrera.
Willie Mays por poco y lo logra, pero casi al final de su carrera, en 1971, su última completa con los Gigantes de San Francisco fue ponchado 123 ocasiones, siendo la única temporada en que llegó a 100 o más ponches.
En otras épocas era muy común que un pelotero jugara toda su carrera con el mismo equipo.
Ted Williams, con Medias Rojas de Boston, igual Joe DiMaggio con los Yankees de N.Y., Walter Johnson con los Senadores de Washington, Roberto Clemente con los Piratas de Pittsburgh, Bob Feller con los entonces Indios de Cleveland.
Lo máximo en años para un jugador con el mismo conjunto es de 23 y lo comparten el tercera base de los Orioles, Brooks Robinson, que estuvo entre 1955 y 1977, también Carl Yastrzemski de Medias Rojas de 1961 a 1983.
Con 22 años hay cuatro jugadores como Cap Anson de los Cachorros que actuó como jugador y manejador, ya que estuvo al frente del equipo 19 años, de 1876 cuando empezó la Liga Nacional hasta 1897.
Tenía 45 años cuando vio acción en 114 juegos, jugando 103 partidos de primera base y 11 de receptor.
También con 22 temporadas, Mel Ott de los Gigantes de Nueva York.
“The Man” como lo bautizaron en Brooklyn, Stan Musial, fue el gran bateador con los Cardenales de San Luis de 1941 a 1963 y de los más recientes Al Kaline con los Tigres, que a los 20 años gana el título de bateo, estuvo con ellos de 1953 a 1974.
Charles Henry Barret mejor conocido como Red Barret, fue un lanzador de “medio pelo”, lo hizo para varios equipos.
Dejo récord de 69-69 en ganados y perdidos en 11 temporadas.
El 10 de agosto de 1944 lanzando en el Crosley Field, casa de su ex equipo Rojos de Cincinnati, ahora lo hizo por los Bravos de Boston, ganó el juego por blanqueada de 2-0, solamente le conectaron dos hits sencillos, uno de Gee Walker y otro de Eddie Miller, no ponchó a nadie y tampoco regaló base por bolas.
Por el equipo de casa, los Rojos de Cincinnati lanzó Bucky Walters quien también tiró juego completo, le anotaron dos carreras de las cuales una fue limpia, ponchó a uno y concedió una base.
El juego tuvo una duración de una hora con quince minutos para ser el más rápido jugado bajo las candilejas.
Pero lo más asombroso de este juego es que Red Barret solamente hizo 58 lanzamientos para home, lo cual hasta la fecha se mantiene como uno de los récords más difíciles de romper.
Lo hemos comentado en otras ocasiones pero vale la pena hacerlo de nuevo.
La temporada de 1926 el lanzador Grover Alexander también conocido como Pete Alexander, que con sus 373 victorias está inmortalizado en el Salón de la Fama, dividió la temporada entre los Cachorros de Chicago y los Cardenales de San Luis que ese año disputaron la Serie Mundial a los Yankees de Babe Ruth y compañía.
Alexander lanzó completo y ganó el segundo juego de la Serie empatándola a una victoria por equipo, aceptando solamente cuatro hits.
Al llegar al sexto juego, la Serie se encontraba 3-2 a favor del equipo Yankee.
Grover nuevamente inició el juego, al final se llevó la victoria empatando la Serie a 3, otra vez Alexander cubrió toda la ruta sin necesitar ayuda en la loma.
Se llegó el séptimo y decisivo juego, por los visitantes Cardenales inició en la loma Jesse Haines que esa temporada tuvo récord de 13-4 y ya había blanqueado a los poderosos Yankees en el tercer juego.
Por su parte Pete Alexander con sus dos triunfos en la Serie, pensó que se había ganado el derecho de festejarlos con unos cuantos whiskeys, así que para el séptimo juego el hombre andaba más que alegre.
Los Yankees anotaron una carrera en la tercera entrada, los Cardenales respondieron con 3 en la cuarta.
Los de New York anotan otra en la sexta pero no dejan de amenazar.
El lanzador Haines retiró 6 entradas y dos outs de la séptima.
En este momento el manejador Cardenal Rogers Hornsby decidió traer al su lanzador relevista para asegurar el juego.
Ese relevista fue nada más y nada menos que Grover Alexander y dicen que cuando salió del calentadero de lanzadores se dirigió a todas partes menos a la loma de lanzar porque traía la brújula descontrolada y lo etílico que andaba, hasta que sus compañeros lo subieron al montículo.
Cuando el manejador Hornsby le entregó la pelota, se dice que Alexander lanzó una expresión como la de Ana Gabriela Guevara (que no me atrevo a decir aquí) si no salvaba el juego.
Sacó el tercio que faltaba de la séptima entrada y retiró sin mayor problema la octava.
En el noveno y último turno de los Yankees perdiendo 3-2, sacó los dos primeros outs, pero a Babe Ruth le dio base por bolas.
Enseguida vino a batear el cuarto bat de los Yankees, el peligrosísimo Bob Meusel.
Cuando Meusel se aprestaba a batear, Babe Ruth tuvo la mala idea de salir al robo de la segunda base que con relativa facilidad fue puesto out por tiro certero del receptor Cardenal y miembro del Salón de la Fama Bob O’Farrell para terminar el juego y la Serie Mundial a favor de los Cardenales que en este tipo de contiendas han sido el “coco” de los Yankees.
Espero sus amables comentarios en: info@beisboldelosbarrios.com