ROBERTO CLEMENTE WALKER

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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
ROBERTO CLEMENTE WALKER
Por Héctor Barrios Fernández

En 1971 por abrumadora mayoría, los Piratas de Pittsburgh, eran los escogidos para perder la Serie Mundial contra los Orioles de Baltimore, equipo que estaba buscando su segundo campeonato consecutivo en tres apariciones seguidas.
El equipo de los Piratas había sembrado el terror en la Liga Nacional con una avalancha de cuadrangulares y un .274 de porcentaje de bateo como equipo, pero los Orioles tranquilamente ganaron sus últimos 11 juegos de la temporada regular y tres victorias seguidas en los juegos de campeonato.
Eran un experimentado y bien balanceado equipo con cuatro lanzadores ganadores de 20 o más juegos en la temporada regular.
Nadie se sorprendió cuando los Orioles ganaron el primer juego 5-3.
El lanzador de Baltimore, Dave McNally mantuvo a los Piratas en solamente tres hits y mandó sentar a 21 de los últimos 22 bateadores a los que se enfrentó.
Pero dos de esos hits, incluyendo el único doble en el juego, salieron del bat de Roberto Clemente Walker, uno de los jugadores más talentosos en aparecer en un campo de béisbol.
En 18 años de carrera conectó 3,000 hits, siempre con los Piratas de Pittsburgh, bateó arriba de .300 en 13 campañas y lideró a la Liga Nacional en bateo en 4 ocasiones, su brazo poderoso le dio títulos de asistencias y se ganó el respeto de los corredores.
De su actuación en la Serie Mundial de 1971, un periodista escribió:  “lanzando, corriendo y bateando, Clemente se acerca al nivel absoluto de perfección… juega casi como si fuera una forma de castigo para todos los contrarios en el campo.”
El cuarto juego de esta Serie fue el primero en jugarse de noche, 61 millones de televidentes fueron testigos, el mundo del béisbol había aprendido dos cosas; los Piratas podían ganar la Serie y la actuación de Roberto Clemente, tiene pocos paralelos en la historia de las Series Mundiales.
Fue uno de los más finos jugadores jamás vistos, con la gracia, la velocidad y el movimiento de un fotón.

El juego dos fue también para los Orioles con marcador final de 11-3.
Un columnista escribió sobre la Serie: “Esto es una atrocidad…”
Pero Clemente conectó un sencillo y un duro doblete contra la barda del jardín derecho, también realizó uno de sus clásicos tiros desde el jardín.
A pesar de que su equipo no ganó el juego, le hizo saber a los Orioles que él estaba aún allí.
A pesar de su desempeño, los Piratas se encontraban dos juegos abajo.
Durante el juego tres, en el sexto inning, una rola de Clemente empujó una carrera y el marcador se puso 2-0 con los Piratas adelante.
Frank Robinson de los Orioles, puso el score 2-1, mediante un cuadrangular solitario en el séptimo, pero en la parte baja del inning, Roberto abrió más el marcador cuando bateó una fácil rola al lanzador Mike Cuéllar, quien estaba muy asombrado de ver a Clemente correr rumbo a primera base al máximo de su velocidad, en una aparente jugada de rutina, Cuéllar tiró mal a primera y Roberto llegó a salvo.
Desconcertado, Mike Cuéllar dio base por bolas a Willie Stargell, después Bob Robertson perdió una señal de toque de sacrificio que le había dado su manejador y conectó un cuadrangular de tres carreras.
Los Piratas ganaron ese juego por marcador de 5-1, rompiendo la racha de 16 juegos ganados en forma consecutiva de los Orioles de Baltimore.
Para el juego cuatro, se vio a otro equipo Pirata ganar en un cerrado duelo con Clemente aportando dos hits, llegando a un total de siete en la Serie.

Los Piratas lograron su tercera victoria en fila en el quinto juego al son de 4-0, Roberto produjo una de las carreras de los Piratas con un limpio sencillo para un total de nueve hits en la Serie.
Había conectado ahora por lo menos un hit en cada uno de sus últimos 12 juegos de Serie Mundial.
Los Orioles de Baltimore emparejaron la Serie al ganar el sexto juego 3 carreras contra 2, pero no antes de que Clemente conectara un hit triple y disparara su primer cuadrangular, además mantuvo el juego cerrado en el marcador al hacer un brillante tiro desde la esquina del jardín derecho.
En el séptimo y decisivo juego, Roberto Clemente detuvo un rally de los Orioles con una espectacular atrapada a un tablazo de Frank Robinson, después en su turno al bat, envió un lanzamiento del cubano Mike Cuéllar, sobre la barda entre jardín izquierdo-central para poner el marcador 1-0.
Mientras tanto, no fueron anotadas más carreras en este trepidante duelo de lanzadores.
Pero en el octavo inning, el Pirata José Pagán, empujó a home a Willie Stargell.
La carrera fue valiosa, porque los Orioles, jugando para una frenética fanaticada en Baltimore, también lograron una carrera en el octavo.
Pero el lanzador de los Piratas, el inspirado Steve Blass, retiró a los tres bateadores a los que se enfrentó con solamente ocho lanzamientos en el noveno inning y eso fue el fin de la historia.
Después del tercer juego, la prensa, ya había otorgado a Roberto Clemente el título de jugador más valioso de la Serie.

Al término de la contienda esto se hizo de manera oficial.
Clemente totalizó 12 hits, los cuales repartió en todos los juegos, tal y como lo hizo en la Serie Mundial de 1960.
Logró .414 de porcentaje de bateo, incluyendo dos dobletes, dos cuadrangulares y un triple.
Pittsburgh logró llevarse el campeonato y Roberto Clemente Walker, hasta esta fecha no tan reconocido como hubiera sido si hubiera jugado en un equipo que estuviera más frecuentemente bajo los reflectores, fue al menos reconocido como un superestrella por los aficionados al béisbol.
Pero no siempre fue así.
Recuerdo con agrado que fue apenas mi tercera Serie Mundial y ésta fue escuchada en el radio, aún con muchas más dudas y preguntas que ahora acerca del juego, después vendría para mí, la tele a darle luz y respuesta a muchas de ellas, sin embrago hoy, muchos años después aún quedan más incógnitas acerca del béisbol y como Sócrates, “sólo sé que no sé nada.”
Espero sus amables comentarios en: info@beisboldelosbarrios.com