SERIE MUNDIAL DE 1964

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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
SERIE MUNDIAL DE 1964
Por Héctor Barrios Fernández

El 4 de octubre de 1964, el famoso cronista Harry Caray bajó desde la cabina de transmisión hasta los asientos enseguida del dugout de los Cardenales de San Luis, en donde se encontraba el dueño del equipo August A. Busch Jr.
Era el noveno inning del último juego de la temporada regular, con los Cardenales ganando a los Mets 11-5.
Lo que parecía imposible un mes antes, estaba a punto convertirse en posible.
Era difícil de definir quién estaba más emocionado, si Caray o Busch.
Ed Kranepool se paró a batear por los Mets contra el relevista Barney Schultz y conectó un inocente batazo de foul hacia atrás, el cual el receptor Tim McCarver atrapó fácilmente y Caray comenzó a gritar ante su micrófono.
“¡Los Cardenales eran campeones!
¡Los Cardenales ganan el título!
¡Los Cardenales ganan el título!”
A Caray y a los aficionados de los Cardenales se les disculpaba por estar tan emocionados.
Después de todo era la primera vez que los Cardenales ganaban la Serie Mundial desde 1946.
A finales de agosto, con solamente un mes por jugar, estaban atrás de los Filis de Filadelfia por once juegos.
Ahora tras el colapso de los Filis, los Cardenales de San Luis eran los campeones de la Liga Nacional y a partir del siete de octubre, se enfrentaban a los Yankees de New York en la Serie Mundial de 1964.
Puesto que nadie esperaba que los Cardenales ganaran el título, era entendible que estuvieran más relajados que los Yankees.
El receptor de reserva Bob Uecker trataba de atrapar elevados con una tuba durante la práctica de bateo antes del primer juego y con ello aligeraba cualquier tensión que pudiera existir.
Después del cuadrangular del nativo de San Luis Mike Shannon, los Cardenales ganaron 9-5.
Los Yankees se reagruparon para ganar los juegos 2 y 3 y cuando la Serie se trasladó a New York, los de casa se fueron arriba en el marcador 3-0 en el juego 4.
Los Yankees estaban a punto de tomar ventaja de 3 juegos a 1.
Pero los Cardenales llenaron las bases en el sexto inning y Ken Boyer conectó un cuadrangular a lanzamiento de Al Downing para poner a los Cardenales al frente 4-3.
Los lanzadores relevistas Roger Craig y Ron Taylor, hicieron el trabajo en los siguientes cuatro innings finales para mantener la ventaja y empatar la serie a dos triunfos por bando. Ken, quien jugó contra su hermano menor Clete, el tercera base de los Yankees, después dijo que ese batazo representó el momento más importante de su carrera.
“No recuerdo algo en mi carrera que hubiera tenido más impacto,” dijo Ken.
“Me sentí más feliz porque emparejamos la serie, si hubiéramos perdido el juego, nos habríamos puesto abajo 3-1.”
Bob Gibson inició el juego 5 por los Cardenales, estaba solamente a un out de lograr una victoria 2-0 cuando Tom Tresh empató el juego con un cuadrangular.


El empate duró poco, ya que Tim McCarver conectó cuadrangular de tres carreras en el décimo para dar la victoria a los Cardenales 5-2.
La serie regresó a San Luis donde los Yankees ganaron el juego seis para empatar la serie.
La victoria Yankee significó que la Serie Mundial de 1964 se iría a siete juegos por décima novena vez en la historia.
Gibson estaba de regreso para iniciar por los Cardenales después de dos días de descanso y los Yankees se fueron con el novato Mel Stottlemyre, quien también había iniciado el quinto juego.
Como los primeros seis juegos de la serie, el séptimo comenzó a la una de la tarde, tiempo local, dos de la tarde en New York.
Las personas sin acceso a la televisión o al radio, podían llamar a un número especial en donde una grabación les proporcionaba el resultado parcial del juego.
El 15 de octubre, más de 30,000 personas se dieron cita en el Sportsman Park de San Luis para ver el juego siete de la serie.
El juego siete de la Serie Mundial de 1964, marcaría el comienzo de la caída del Imperio Yankee en el béisbol.
Los Cardenales se fueron arriba 6-0 antes de que Mickey Mantle conectara un cuadrangular de tres carreras en el sexto inning, este sería el décimo octavo y último cuadrangular de Mickey en su carrera en los Clásicos de Otoño.
Ken Boyer la echó para afuera en el séptimo y amplió la ventaja de los Cardenales 7-3 y esa anotación se mantuvo así hasta llegar al noveno inning.
Cuadrangulares solitarios de Phil Linz y Clete Boyer, la primera vez que dos hermanos conectaban cuadrangulares en el mismo juego de una Serie Mundial, acortó la ventaja a 7-5, el manejador de los Cardenales Johnny Keane se mantuvo con un visiblemente cansado Gibson en lugar de recurrir al bullpen.
La fe del dirigente fue premiada cuando Bobby Richardson roleteó a segunda para finalizar el juego y la serie.
Bob Gibson quien había jugado con los Harlem Globetrotters (equipo de fantasía de básquetbol) antes de comenzar su carrera en el béisbol, recibió un carro deportivo nuevo por resultar el jugador más valioso de la serie. Impuso un record al ponchar a 31 bateadores en sus tres aperturas.
El vestidor de los Cardenales se convirtió en un caos con la celebración final.
Por alguna razón el manejador de los Cardenales Johnny Keane se mantuvo al margen de la celebración.
Al siguiente día el mundo supo la razón. Una semana antes de que la temporada terminara y sin saber cuál sería el resultado final, Keane había estado trabajando hasta altas horas de la noche, estaba redactando la carta de renuncia dirigida al dueño del club, efectiva al terminar la temporada. Keane no mencionó a nadie sobre sus planes, mientras los Cardenales celebraban el primer título mundial en dieciocho años.
Tim McCarver le preguntó:
¿“Cómo describiría lo que hemos hecho en 169 juegos?”
Keane intentó contestar:
“No puedes.
Este es el más grande grupo de jugadores en cualquier sitio.”
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