WRIGLEY FIELD

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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
WRIGLEY FIELD
Por Héctor Barrios Fernández

Ningún parque de pelota ha sido la escena de tantos corazones rotos como el Wrigley Field.
Por más de 100 años de existencia, los aficionados han prácticamente llenado el estadio durante cada verano, solamente para ver casi siempre la esperanza desvanecida de que su equipo no llegara a la Serie Mundial y menos la ganara.
Pocos aficionados saben que el ahora Wrigley Field no fue construido para los Cachorros sino para las “Ballenas” de Chicago, un equipo de la Liga Federal. Algunos historiadores la catalogan como una de las Ligas Mayores que han existido a lo largo de la historia, otros sostienen que no contaba con la calidad suficiente para eso.
Inicialmente fue llamado Weeghman Park y fue construido en un período de seis semanas en 1914, costando la suma de 500,000 dólares, una cantidad  mediana por un parque de pelota en ese tiempo.
Cuando la “Ballenas” se fueron en 1915, los “Cachorros aprovecharon la oportunidad de mudarse allí.
En 1923 el dueño de los Cachorros, William Wrigley amplió las gradas y casi dobleteó la capacidad del parque a 30,000.
Cuatro años más tarde agregó el segundo piso, permitiendo con esto que los Cachorros fueran el primer equipo en la Liga Nacional en llevar un millón de aficionados en una temporada.
Aunque fue hasta 1937 en que el Wrigley Field adquirió la forma que tiene actualmente, con la aparición de tres de las más icónicas características que tiene actualmente: Las gradas de sol, la enorme pizarra manejada manualmente y la enredadera que cubre la barda en los jardines.
Esto último fue idea del mago de las promociones, un joven de 23 años de edad llamado Bill Veeck Jr., hoy miembro del Salón de la Fama del Béisbol.
A petición del dueño del equipo William Wrigley, de tomar acción para mejorar la imagen del estadio, fue que a Veeck se le ocurrió plantar la hiedra que ha sido el principal distintivo desde entonces.
La famosa pizarra manual del Wrigley Field ha cambiado muy poco desde que fue construida en 1937.
En un principio fue de color café y rojo, pero cambió al verde en 1944.
El mástil con las banderas de los equipos de la Liga Nacional, han estado allí desde un principio, el reloj sin números fue agregado en 1941 y las lámparas en la parte superior en 1989.
William Wrigley se convirtió en el dueño mayoritario de los Cachorros en 1921, comprando el equipo con recursos de su empresa de gomas de mascar (chicles) que había fundado en 1892.
Un tipo jovial y carismático, a menudo se le encontraba entre el graderío del parque que hasta hoy lleva su nombre.
Después de su fallecimiento en 1932, su hijo Phillip pasó a hacerse cargo del equipo.
Aunque las gradas de sol fueron construidas en 1937, fue hasta la década de los 1970s en que se hicieron más populares y preferidas por el público.
En esa sección se consumían grandes cantidades de cerveza y el público adoptó la modalidad de que cuadrangular conectado por el equipo contrario, la pelota debería ser regresada al terreno de juego.
Abucheaban al equipo oponente y algunas veces también a los Cachorros.
Durante esa década no había juegos nocturnos en Wrigley Field y la asistencia a los juegos que eran todos de día, estaba a la baja.
En la década de los 70s brillaron entre otros, jugadores como Ernie Banks “Mr. Cub” y Ron Santo, el carismático tercera base que después se convirtió en cronista del equipo.
En 1982 tanto Banks como Santo, fueron compañeros de Harry Caray en las transmisiones por televisión.
En la actualidad los tres cuentan con estatuas en las afueras del Wrigley Field.
De 1981 hasta el 2009, los Cachorros y su parque de pelota fueron propiedad de “Tribune Company” quien publica uno de los periódicos locales. Generalmente mantuvieron al equipo en la mediocridad.
Sabiendo que los aficionados de cualquier manera llenarían el estadio, ganaran o perdieran, los dueños invirtieron poco en altos salarios para los jugadores.
Sin embargo la “Tribune Company” hizo una importante inversión en el estadio, al librar una batalla de seis años para colocarle luces al parque.
Por cuatro décadas, el Wrigley Field fue el único estadio de las mayores sin béisbol nocturno.

Los esfuerzos por instalar alumbrado se calentaba y se enfriaba desde 1941, el año en el que Phil Wrigley, el hijo de William, compró 165 toneladas de acero para fabricar las torres del alumbrado, pero terminó por donarlas al ejército cuando inició la segunda guerra mundial.
En su intento por tener béisbol nocturno, la Compañía Tribune enfrentó gran oposición de los residentes del lugar, quienes temían por los espectadores borrachos invadiendo su vecindario en masa por las noches.
Los residentes lograron que el gobierno de la ciudad de Chicago prohibiera el béisbol por la noche para los Cachorros, pero no así para los Medias Blancas.
El Concejo Ciudadano voto en contra de los Cachorros y los juegos de noche por 42 a 2.
En respuesta los Cachorros amenazaron con irse de la ciudad.
Después de años de disputa, el equipo finalmente alcanzó un arreglo con un nuevo y más amigable gobierno de la ciudad.
En el 2013 el equipo y el estadio fueron vendidos por 1,800 millones de dólares.
Los nuevos dueños tomaron el asunto de manera muy seria, mejoraron las instalaciones, contrataron a Theo Epstein quien había llevado el título de Serie Mundial a Boston y lograron poner un equipo ganador dentro del campo mediante la contratación de excelentes peloteros.
Eso sí, los boletos de entrada a las gradas de sol que en 1976 tenían un costo de 1.25 de dólar, llegaron a costar hasta 139 para algunos juegos premium en el 2017.
Finalmente después de la llegada de jugadores como Kris Bryant, Anthony Rizzo y otros, en el 2016 los Cachorros ganaron 103 juegos y no pararon hasta lograr el título de la Serie Mundial después de más de 100 años de no hacerlo.
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