COMO LO CONTÓ JORGE “ZAPATO” MURILLO

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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
COMO LO CONTÓ JORGE “ZAPATO” MURILLO
Por Héctor Barrios Fernández

Mi nombre es Jorge Manuel Murillo Salgado, nací en Isla de Cedros, B.C. Cuando tenía 2 años y medio de edad, con mis padres llegué a la ciudad de Ensenada, B.C.
Llegamos en barco, atracando en el viejo muelle de madera que ya no existe el cual estaba frente al ex hotel Riviera del Pacífico, hoy un edificio histórico en la ciudad, de allí nos trasladamos al poblado de el Sauzal, justo al Norte de la ciudad de Ensenada, en donde crecí e inicie mi instrucción Primaria, seguido me hacía la “pinta” pasándome la jornada de escuela en la estación de gasolina del poblado, motivado porque “la raza” me compraba una soda y un pan.
Mi padre Manuel Murillo Reales y mi madre Teresa de Jesús Salgado Aguiar, decidieron emigrar desde Isla de Cedros hacia El Sauzal buscando mejores oportunidades para su familia.
Ya en esta comunidad pesquera, mi Nana Chepita nos proporcionó hospedaje mientras mis padres lograban instalarse por cuenta propia.
Vivimos por distintos rumbos del poblado, incluido el famoso y bravo barrio de “Manchuria”, hasta que la empresa pesquera en donde mi papá prestaba sus servicios, le proporcionó casa para él y su familia.
Fue en el Sauzal en donde me inicié en la práctica de todos los deportes como el fútbol, vólibol, box y otros, siendo desde siempre mi preferido el béisbol.
Como suele suceder en otras historias, jugábamos béisbol en cualquier parte que se pudiera, ya fuera en las calles o en los terrenos baldíos, tanto con guantes de cartón y con alguna tabla para conectarle a la pelota, que muchas veces estuvieron hechas de trapos viejos y que nosotros mismo fabricábamos.
Así jugando en la calle o en el llano con los amigos y vecinos, de manera informal sin ninguna persona que nos dirigiera, fue como aprendí los secretos del juego.
Recuerdo que mi primer equipo de manera organizada fue el “Cienfuegos” del Profesor Manuel Paz, época de muy bonitos y gratos recuerdos, algunos integrantes fueron los hermanos Jorge y Jesús Velasco, también Jesús Aguiar.
Otro equipo en el que participé en la primera parte de la década de los 60s fueron Águilas de Sergio Murillo en la categoría infantil dentro de la Liga del Profesor Nungaray.
Otra novena fue los Ponys, en donde los integrantes eran más desarrollados que yo, allí recibí el primer cuadrangular, el autor de ese batazo fue el jovencito Fidel Moctezuma, que con el paso de los años se convirtió en mi cuñado.
Cuando contaba con 15 años de edad, incursioné en la categoría de segunda fuerza.
En 1963 el equipo del Sauzal quedó campeón de la Liga Rural de Ensenada, que comprendía equipos de Sierra de Juárez, San Vicente, “Tigres” de Santo Tomás, “Venados” de Maneadero, “Celtas” del Ejido Chapultepec.
Faltando dos jornadas para terminar el torneo, en un juego no se completaba el equipo y me dieron mi primera oportunidad, en mis primeros turnos al bat, tuve la fortuna de conectarle dos hits a una de las estrellas del momento como lo fue Inocencio “Liqui” Arreola.

Otras novenas en que participé fueron Pelícanos del “Cachanía” Zavala, en donde jugaban Manuel Campoy, el “Caperuzo”, Pablo Camacho, Salvador “Chalaloy” Romero, luego di el brinco al equipo de Enrique Moctezuma “La Ola Verde”.
En 1968 ya me encontraba en la Liga Industrial Comercial con Pai Villavicencio y el Sr. Memo Hernández con los “Delfines”, no tuvimos mucho éxito como equipo, pero me sirvió de gran experiencia, jugábamos en el campo Aviación, de la colonia del mismo nombre, muy cerquita del hoy centro comercial “los Globos”.
Después anduve de equipo en equipo hasta que llegué al Seguro Social en 1970 y con su equipo logramos el título, con jugadores como Heberto Paz, Humberto Vargas, Mario López Leyva, Eduardo Urías, Héctor Nieto, Antonio “Tombe” Azuela, Enrique Echave, Rubén Dukes, Rubén “Pato” Alarcón y muchos otros que de momento escapan a mi memoria.
Con la misma plantilla del Seguro Social, también nos llamamos Salinas y Rocha, Servicio Valencia y Tenería Ensenada.
Toda mi vida fui utility, desde lanzador hasta cualquier posición, además de buen bateador, cosa que me ayudó a adquirir mayor experiencia en el juego.
En el año de 1977 o 78 lo dividí con las Águilas del Profr. Roberto Arce en donde conecté cuatro jonrones y Abarrotes León en donde pegué tres para sumar siete, el título se lo dieron a otro jugador que conectó cuatro cuando la Liga no me contabilizó los del primer equipo.
En 1970-71 el Sr. Carlos Cuevas inscribió a la Liga Industrial Comercial en la Asociación Estatal de Béisbol de Baja California, pudiendo entonces participar en torneos estatales.
He andado en todas o casi todas las selecciones, tanto la Municipal, Industrial Comercial, Rural de Maneadero y Rural de Ensenada.
En una ocasión le lancé siete entradas perfectas a la Liga Urbana de Mexicali que eran los campeones.
En 1983 a los 35 años de edad, me vi obligado a retirarme un poco del béisbol y seguir más en la práctica del Softbol en donde a fin de cuentas he tenido más y grandes satisfacciones.
En el béisbol tengo una anécdota de esas que no suceden todos los días en ninguna categoría, como para Guinness Récords.
Resulta que estábamos en la parte alta de la novena entrada con el marcador empatado con dos outs en la pizarra, cuando a nuestro lanzador le conectan hit doble, allí me traen al relevo y antes de hacer mi primer lanzamiento al plato, en una revirada sorpresa sacamos al corredor en segunda para el tercer out de la entrada, cuando vinimos a batear para cerrar el inning, anotamos una carrera, se terminó el juego y resulté el pitcher ganador, todo esto sin haber hecho ningún lanzamiento para home.
Entre muchas, una de las mejores satisfacciones en el Softbol, fue el haberle conectado cuadrangular al internacional pitcher Ron Ortega, lo recuerdo bien, fue en Tijuana, con dos hombres en base, fue un jonrón para empatar el encuentro, prueba de todo ello se encuentra documentada en el Salón de la Fama del Deporte en Tijuana y es que no cualquiera se la echaba a la calle a un lanzador con más de 500 juegos sin hit ni carrera, de ellos aproximadamente 100 fueron juegos perfectos y como Gaby de la Torre cuando ponchó a 40 en un juego, hasta hoy no sé ni cómo le pegué jonrón a Ron Ortega.
En Softbol en diferentes categorías han sido aproximadamente 50 torneos estatales en los que he participado, torneos nacionales participados andaré alrededor de 25, principalmente como jardinero central y lanzador.
En estos torneos he tenido de compañeros a grandes jugadores como Fortino “Quisi” Morales, Memo Hernández, Eduardo Urías, Memo Márquez, Rogelio Plateros, Héctor Orozco, Humberto Arce, Chuy y Pepe Flores, José Soto.
En dos ocasiones jugando el jardín central en un torneo en Tijuana, al ir por un batazo hasta la barda que era de madera, choqué contra ella y ésta se cayó, por esa razón me pusieron el sobrenombre de el “tumba bardas”.
Me ha pasado casi de todo en el deporte.
Una noche que me tocó juego de softbol, al regresar a casa, mi señora esposa que no es una experta en la materia, aún estaba despierta, cuando le comenté y presumí que había lanzado juego sin hit ni carrera, muy segura de sí misma me preguntó: “¿y quién ganó?”
Volviendo a mis épocas de niño y de joven en el Sauzal, el haber jugado en la calle con “la raza o palomilla”, el haber practicado muchos deportes, correr entre los cerros y saltar entre los árboles, eso me dio mucha fuerza, picardía y habilidad para la práctica de muchos deportes.
Tanto en el béisbol como en el sóftbol, si quieres un equipo que logre campeonatos, no debes perder la visión de jugar como equipo y no uno conformado por puros jugadores estrellas que al final de cuentas juegan para ellos mismos y no para el grupo.
Me ha tocado coincidir con muchos jugadores muy buenos que no terminaría de mencionarlos a todos, algunos son el mismo Quisi Morales, Rogelio Plateros, Heriberto Mora, Ricardo Montoya, Héctor Orozco, Francisco Higuera, Alfredo Peralta, César Cordero, Memo Hernández y como dije, muchos otros, es una gran satisfacción haber jugado con y contra ellos.
Me gusta el estilo de juego del toque de bola, el robo, batear y correr, fly de sacrificio, machucar la pelota contra el suelo y lograr llegar a primera base y esos detalles que lamentablemente han disminuido en el juego actual, pero que te dan la picardía, viveza, experiencia y sabiduría, aspectos que no te los da el dinero personal cuando conformas un equipo para creer que eso te convertirte en manager y así querer lograr títulos o campeonatos.
Tanto el béisbol como el sóftbol me han dado grandes satisfacciones.
En 1970-71 resulté el pitcher campeón de la Liga Industrial Comercial de Ensenada con récord de 8 ganados por 0 perdidos, al año siguiente nuevamente con 10 ganados y 0 perdidos.
En 1986 en el campeonato nacional de softbol realizado en Santa Ana, Son., resulte ser nombrado e incluido en el equipo ideal mexicano como jardinero derecho, además sub campeón bateador del torneo nacional, adquiriendo el derecho de formar parte de la Selección Mexicana para participar en el torneo denominado “Festival Olímpico México” realizado en la ciudad de Durango, Dgo., terminando en dicho evento en segundo lugar con medalla de plata solamente debajo de Cuba que resultó campeón.
Felizmente todas esas hazañas viven en mi memoria y me producen grandes satisfacciones, como el haber conocido y convivido con personajes como Francisco Chávez, Guillermo Nieto que lanzó un juego perfecto, Heberto Paz, Francisco Domínguez, Raúl Pacheco, Jesús Valdez.
Actualmente sigo practicando el softbol y en un futuro no lejano producto de mi inquietud natural pienso volver al béisbol.
El béisbol, el sóftbol y todos los deportes con sus triunfos y derrotas, encuentros y desencuentros, aciertos y desaciertos, siguen siendo hermosos, así como actividades que debemos valorar y respetar e inculcar a las nuevas generaciones.
Quiero agradecer a Dios, mi familia, mis amigos y al deporte todas las satisfacciones que me han brindado.
Atentamente su amigo: Jorge “Zapato” Murillo Salgado.
Espero sus amables comentarios en: info@beisboldelosbarrios.com