UN TORO EN LOS DIAMANTES CAPÍTULO 21.

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UN TORO EN LOS DIAMANTES
Por CESÁREO SUÁREZ NARANJO
CAPÍTULO VEINTIUNO.

PRÓLOGO. TOMMY MORALES: UN VEHEMENTE CHAUVINISTA. Tal vez estoy cometiendo un pleonasmo, pues ya con decir “chauvinista” tenemos la idea de una persona que es extremadamente ferviente en sus sentimientos nacionalistas.
Pero, así era TOMÁS, un hombre de una índole “muy especial”; que cuando se aferraba a defender un bando, lo hacía con pasión. Así fue como “Yankee”. Así fue cuando se volvió un incondicional de ALEJO PERALTA, a quien defendía en todas sus decisiones, fueran acertadas…o erróneas, y hasta injustas (¿verdad ANABISTAS?).
TOMMY fue un auténtico “FERNANDOFILO”, pues nunca dejó de seguir sus pasos, mientras el muchacho estuvo en el mejor beisbol del mundo. En una palabra: “siempre estuvo con él”. Lo aplaudía – a través de su columna – cuando “EL TORO” lograba un éxito más en su carrera.
Pero era implacable cuando las cosas no salían bien. Digo: “implacable”, porque – para él – los “culpables” eran “los otros”. Me explico: si VALENZUELA tenía que salir, antes de terminar su labor, porque así lo disponía TOM LASORDA y su estrategia (como “para armar un rally”), o porque “no venía en su día” (que eso le suele pasar a cualquier pitcher); y “si de casualidad”, el movimiento que hacía el manager no funcionaba, y perdía el equipo, entonces la culpa “era del manager; o de los relevistas; o, incluso, de los propios compañeros, que no lo apoyaron con las carreras necesarias, etc, etc.”
Y más, ahora, cuando la organización de los DODGERS lo dio de baja.

Ha de haber estado “rumiando” su coraje, durante algún tiempo. Es más, de la página que publiqué en mi entrega anterior, añado un poco más, de lo que dijo TOMÁS, mostrando “algo de resignación”: “…Para la tercera salida (refiriéndose a cuando ya FERNANDO estaba con los ANGELINOS de CALIFORNIA) si es que llega, la presión va a ser tremenda para él, y sus fanáticos “que tanto criticamos a los DODGERS y a TOM LASORDA por haberlo dejado fuera en los entrenamientos primaverales” (como podemos ver, “vuelve a la carga”, momentáneamente).
“VALENZUELA”, continúa TOMMY, “estará agarrado de un tronco de árbol (sic) como si fuera un náufrago en alta mar”. Y concluye: “¿le quedará algo; o no le queda nada?”.
Más adelante, tuvo que aceptar la realidad. Por mucho tiempo guardé páginas, y más páginas de mi periódico favorito: “LA AFICIÓN”, principalmente donde salía la columna de TOMMY AL BAT. Pero la humedad y “los bichos” hicieron su labor y terminaron en la basura.
El caso es que, días más tarde (y no lo digo con sorna), TOMÁS MORALES comprendía (¡al fin!) “la verdad” de todo. Y recuerdo bien las palabras con las que encabezó su artículo: “LASORDA TENÍA RAZÓN”. Con ello, TOMMY aceptaba lo que, en su momento, habían decidido tanto el manager como los directivos de los DODGERS; y “hasta daba un buen número de razones” respecto al declive de FERNANDO que, ¡la verdad!, debió – TOMÁS – hacerlo con franqueza desde mucho tiempo antes, dado sus indudables conocimientos beisbolísticos.
DESCONOCEMOS QUÉ SUCEDIÓ, EN ESOS MESES POSTERIORES. Sin querer justificarnos (y eso que busqué en páginas de Internet) no sabemos a “qué tratamiento médico” se sometió FERNANDO para recuperarse. “Recuperarse”, lo mejor posible (en el buen sentido de la palabra), y poder seguir su actividad en el beisbol. ¿Podría “renacer”, como “el Ave Fénix”?
De lo que podemos enterarnos (también a través de Wikipedia) es que: “Firmó con DETROIT TIGERS en la primavera de 1992, pero nunca jugó para el equipo; y su contrato fue comprado por los CHARROS de JALISCO, equipo de la Liga Mexicana de verano. Fue lanzador y jugó la primera base en algunos partidos cuando no estaba en el montículo, antes de hacer un breve regreso en 1993 con BALTIMORE ORIOLES…”.
Eso de que: “…y jugó la primera base en algunos partidos”, es pertinente hacer la aclaración de que no aparece registrado en la Enciclopedia de la Liga Mexicana, compilada con la buena ayuda de TOMMY MORALES, en la época que PEDRO TRETO CISNEROS fue Presidente de la Liga.

Y, sí; muy pocos podían dejar pasar ese imán de taquilla, que siempre fue FERNANDO. Así, pues, los CHARROS lograron que – por segunda ocasión – EL TORO jugase en nuestro máximo circuito (la primera vez, usted lo recuerda, fue cuando los ÁNGELES de PUEBLA se “lo prestaron” a los LEONES de YUCATÁN, en aquel histórico 1979).
Dirigido por MARCELO JUÁREZ, ROBERTO CASTELLÓN y ROBERTO MÉNDEZ, el equipo terminó en octavo – y último lugar de la División Norte – con marca de 56-74, a 14 juegos de los Tecolotes de los DOS LAREDOS.
Tomando de la Enciclopedia, estos fueron los numeritos de FERNANDO en esa ocasión: apareció en 22 juegos, todos como abridor; completó 13 de ellos, con marca de 10 ganados y 9 perdidos; ninguna blanqueada, y porcentaje de carreras limpias aceptadas de 3.86.
¡DE REGRESO, A LAS MAYORES! Y, ¿qué creen? Pues que para 1993 les interesó a los ORIOLES de BALTIMORE. Tal vez (aventuramos este “tal vez”) las razones que tuvieron para contratarlo es la “sangría” que sufrieron casi todos los equipos ligamayoristas, al ingresar dos nuevos equipos a la Liga Nacional: los MARLINS de FLORIDA y los DIAMOND BACKS de ARIZONA. Las expansiones, como “todos saben” (lo dicen los expertos), debilitan a los demás conjuntos, sobre todo en el pitcheo.

Y, aunque “ya no era aquel VALENZUELA”, que dio origen a la FERNANDOMANÍA, se pensó que “todavía podía hacer algo”, y atraer a los aficionados.
Según veo en “los registros”, primero pasó por los equipos de ROCHESTER – de la Liga Internacional, Clase Triple “A” – y por BOWIE – Eastern League, Clase Doble “A” – (¿o sería a la inversa?; no me es posible determinarlo) y luego fue ascendido al equipo grande.
Su equipo quedó en tercer lugar de la división Este de la Liga Americana, con marca de 85-75, a 10 juegos del líder AZULEJOS de TORONTO. En lo personal, FERNANDO tuvo los siguientes números: Con marca de 8-10 en ganados y perdidos, apareció en 32 partidos, de los cuales abrió 31, completando 5, añadiendo a eso dos blanqueadas (las últimas de su carrera). Lanzó un total de 178 2/3 de entradas, concediendo 79 bases por bolas y abanicando a 78 rivales; con un altísimo promedio en carreras límpias aceptadas, de 4.94.
En la primavera de 1994 ningún equipo de Grandes Ligas se interesó por a VALENZUELA en sus filas, por lo cual aceptó venir a jugar – nuevamente – con los CHARROS. Este equipo (como ya había “agarrado costumbre”) quedó en los últimos lugares; más bien, de ocho equipos que formaban la División Norte, ellos “escogieron” el séptimo escalón, con marca de 51-77, a 27 juegos de los SULTANES de MONTERREY. Los managers fueron RAMÓN “DIABLO” MONTOYA, ROBERTO MÉNDEZ y URBANO LUGO.

Pero en cuanto a su actuación, ésta fue más que decente porque, al concluir la temporada, aparecía con marca de 10-3 en el casillero de ganados y perdidos, y un promedio de carreras limpias de 2.67 en 118 episodios; habiendo aparecido en 17 partidos, todos como abridor, y habiendo completado 8 de ellos.
Es muy probable que esa actuación les haya interesado a los directivos de los FILIS de FILADELFIA, quienes lo llamaron con la finalidad de reforzar su staff de pitcheo, pensando que sería de mucha ayuda para la segunda parte de la campaña; principalmente porque andaban dando tumbos”, después de que el año anterior habían estado en la Serie Mundial. Pero, de esto, hablaremos en el siguiente.