EL PRINCIPIO 4ta PARTE DE 7

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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
EL PRINCIPIO 4ta PARTE DE 7
Por Héctor Barrios Fernández

El tiempo siguió su curso, el béisbol siguió popularizándose en New York y sus alrededores, Brooklyn comenzó a ser llamada la “Ciudad de los Clubes de Béisbol,” allí Frank Pidgeon, fundó el club Eckfords, en honor de Henry Eckford, un personaje de origen escocés-irlandés, quien era el patrocinador del equipo.
En septiembre de 1856 los Eckfords se enfrentaron al “Union Morrisana” del Bronx, en lo que fue su primer juego oficial.
Por ese tiempo sólo en Manhattan había ya alrededor de cincuenta equipos de béisbol.
Dos años más tarde los New York All Star, vencieron a su contraparte de Brooklyn dos juegos de tres programados.
Por primera vez los asistentes fueron cargados con 50 centavos por su boleto de entrada.
El béisbol comenzaba a ser ya una propuesta de negocios.
En Nueva Inglaterra también tuvieron su “Massachusetts Game,” como fue conocido el “Town Ball,” formaron una asociación para combatir la creciente popularidad que adquirían los Knickerbockers y su “New York Game,” al final mediante reuniones y congresos se unieron para igualar las reglas del juego que cada uno tenía e interpretaba a su manera.

Alexander Joy Carthwright había dejado Manhattan partiendo con rumbo a California en busca de oro en 1849, llevando con él un bat, una pelota y una copia del libro de reglas de los Knickerbockers que ayudó a escribir. Carthwright hizo lo que pudo para que en su viaje a California ir enseñando y difundiendo el béisbol y no sólo en ese viaje, sino en Hawaii que fue donde finalmente se asentó y pasó el resto de su vida.
En Hawaii y como producto de su trabajo se convirtió en un comerciante rico y exitoso, pero eso no hizo que perdiera interés en el equipo que ayudó a formar y en el deporte que él ayudó a diseñar.
Más o menos dieciséis años más tarde, Alexander Joy escribió con nostalgia una carta dirigida a sus viejos compañeros de los Knickerbockers:
Estimados Knickerbockers:
Espero que el club aún se mantenga y que yo debería algún día estar con ellos en los apacibles campos de Hooboken.
Tengo en mi posesión la pelota original con la que acostumbrábamos jugar en “Murray Hills.”
Muchos buenos momentos tuve en las montañas y en las praderas y muchos también en las llanuras de Hawaii.
Algunas veces he pensado en enviarla de regreso para que sigan jugando con ella, pero no puedo soportar el regresar yo mismo con ella, estoy muy unido a mis queridos recuerdos de casa.

Doc Adams dejó a los Knickerbockers en 1862 y recordaba, “…pero nunca antes, miles estuvieron presentes para atestiguar los encuentros y miles de jugadores estaban listos para participar en días regulares de juego…
Los pioneros nunca esperamos ver que el juego fuera tan universal como ha sido.
El hombre que tuvo la mayor parte por hacer que el juego de los Knickerbockers fuera tan universal fue un hombre inglés llamado Henry Chadwick quien comenzó como un entusiasta del cricket, e hizo la conversión al béisbol y hasta lo practicó jugando el short stop para los mismos Knickerbockers.
“El primer encuentro de béisbol que nosotros jugamos” dijo años más tarde, “fue en Elysian Fields en el otoño de 1847.
Fue algunos años después de ser reportero de cricket por algunas temporadas que cambiamos al béisbol, viendo el interés que tomaba y viendo a qué nivel esto levantaría interés entre la población por el deporte al aire libre.

Fue Chadwick quien convenció al New York Times y después a otros periódicos de New York de que los resultados del béisbol deberían ser incluidos en sus columnas, él llegó a ser el primer editor de béisbol, primero para el New York “Clipper” y después para el Brooklyn “Eagle,” donde pasó cerca de medio siglo.
Chadwick fue de los primeros en advertir que el béisbol estaba mejor situado en la vida de los norteamericanos que el cricket, ambos demandaban que cada jugador entendiera un montón de reglas antes de pararse frente a un lanzador y tomar parte en el juego.
Dijo que “a las personas no les importa holgazanear viendo un juego en los días calurosos de junio y julio.”
“Lo que hacen, lo que quieren hacer es estar felices.
En el béisbol todo es ligero, cada acción es rápida como el vuelo de un ave marina.”
Chadwick también presentó en los periódicos la hoja de anotación en donde el desarrollo de los jugadores podía ser medido y fácilmente comparado con otros jugadores.
También editó y publicó guías de béisbol y libros del año, presidió el Comité de Reglas de la Asociación Nacional de Jugadores de Béisbol y fue muy admirado por su impartición de justicia y sus conocimientos enciclopédicos en los cambios de reglas que él supervisó personalmente en juegos de pretemporada en el “Capitoline Grounds” de Brooklyn, para demostrar cómo los cambios más recientes a las reglas, afectaban el juego.
No aguantaba ser umpire en juegos de temporada regular porque decía que la tensión era muy grande.
Venía a ver no solamente el trabajo del umpire en el juego, sino también a su conciencia.
Siempre Chadwick abogó que el juego debería permanecer como un deporte de caballeros, un ejercicio con decoro y juego limpio con honestidad.
De lo contrario encontraría su propia ruina.
Chadwick hizo un gran esfuerzo en una causa perdida.
Los apostadores habían comenzado su acecho a las orillas del diamante de Elysian Park, tan pronto como los Knickerbockers lo instalaron, colocando apuestas a donde se jugara béisbol.
No mucho tiempo después, William Marcy Tweed, el corrupto jefe de Tammany Hall, colocó un equipo de su propiedad llamado los “Mutuals.”
El alto ejecutivo al frente de los Mutuals fue un funcionario de la ciudad de New York, quien daba trabajo en su oficina a los mejores jugadores del equipo.
En 1865, un escándalo de apuestas, casi destruyó a los Mutuals, aunque ellos alegaron que les habían tendido una trampa con una conspiración malvada, el receptor, el tercera base y el short stop del equipo, fueron expulsados del béisbol por tomar $100 dlls., para entregar el juego.
La lucha entre el béisbol y quienes lo corrompen comenzó pronto y hasta hoy no ha terminado.
A pesar de que ha habido hombres de querer lucrar con el juego de otros, el juego nunca fue más que un pasatiempo de fin de semana de jóvenes caballeros.
Continuará…
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