DODGERS-MARLINS EN MIAMI

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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
DODGERS-MARLINS EN MIAMI
Por Héctor Barrios Fernández

Como dicen en algunas películas:
“Esta historia está basada en hechos de la vida real”.
El lunes 17 de julio y el martes 18 de 1995, esos dos días para mí fueron prácticamente uno solo de 48 horas, ya que esa noche no pude conciliar el sueño por estar pensando que muy temprano, antes de la salida del sol partiríamos rumbo al aeropuerto de San Diego, California.
Nos esperaba un largo viaje, con destino final Puerto Cortés, Honduras con una pequeña escala en el aeropuerto de Dallas, Texas y una breve semana en la ciudad de Miami, Florida.
Sabía que la temporada de Grandes Ligas estaba en pleno desarrollo, de lo que no estaba enterado era del calendario de juegos de los Marlines de ese lugar.
Ese mismo día martes por la noche arribamos a la calurosa y húmeda Miami.
Por la mañana me entero que a partir de siguiente viernes estarían de visita en esa ciudad nada menos que mis casi vecinos los Dodgers de Los Angeles.
Al llegar al hotel me adelanto a la habitación asignada, al abrir la puerta lo primero que veo en una de las paredes fue una especie de lagartija amarilla posando muy  cómoda y tranquilamente, al tiempo que me quitaba uno de mis zapatos-tenis, pensaba en el tremendo descuido del personal del hotel en permitir que un animal de ese tipo viviera en una de las habitaciones y me preguntaba: ¿¡“qué clase de hotel es este”!?
Zapato en mano, esperé el momento oportuno para realizar el disparo contra el animal, por fortuna ese día traía un control más malo que el de Nolan Ryan al principio de su carrera con los Mets de New York.
El disparo pegó como dos metros de su objetivo, el bicho salió corriendo más rápido que Rickey Henderson y “Cool Papa” Bell juntos y se perdió abajo de la cama.
En eso entra mi hermana al cuarto y trato de explicarle la situación y ella con más experiencia del mundo, preocupada me indica:
“Ni se te ocurra hacerle nada, esos animalitos casi son sagrados aquí, además son carísimos, los usan en los hoteles y las casas para que atrapen toda clase de insectos y no tener que usar insecticidas”. “En casa tengo dos, estás advertido”.
¡Gulp!

Miércoles y jueves mi hermana que conoce la ciudad como la palma de su mano, me trajo recorriendo y conociendo todos los rincones de esta bella ciudad, tomando guarapos y café cubano como si se fuera acabar y que para mí eran novedad.
En el transcurso del viernes me pregunta: ¿Quieres que vayamos al béisbol?
Los Marlins jugarán contra los Dodgers, en el Joe Robbie Stadium, me dice.
Más rápido que lo que a Antonio Briones le tomaba robarse una base y en menos de lo que cae un rayo le contesto: Buena idea.
Llegamos al estadio y lo primero que noté diferente de los que ya había visitado, fue que al contrario de otros, en donde el estacionamiento es de asfalto, aquí era de pasto.
Y es que en Miami lo que menos falta es el agua y el calor.
Tomamos nuestros asientos por el lado de primera base, los Marlins como equipo de casa saltaron al terreno con Chuck Carr, Jerry Browne, Jeff Conine, Terry Pendleton, Greg Colbrunn, Tommy Gregg, Curt Abbot, Charles Johnson y el lazador Pat Rapp.
Por los Dodgers, un equipo muy familiar para mí por vivir muy cerca del Sur de California, salió con:
Todd Hollandsworth, José Offerman, Raúl Mondesí, Mike Piazza, Eric Karros, Dave Hansen, Roberto Kelly, Chad Fonville y lo mejor de todo fue que mi paisano Ismael “Rocket” Valdez abriría el juego por los visitantes Dodgers.
Todo como si lo hubiera planeado con anticipación.
El juego inició y los tres primeros Dodgers fueron retirados sin problema.
En el primer turno de los de casa, los Marlins, inician cuando Ismael obsequia una base por bolas al primer bateador.
Pensé, bueno no hay por qué preocuparse, vamos iniciando el juego pero hay que poner atención.
El asunto se complicó cuando Jerry Browne conecta de hit al izquierdo ¡Mmmm!
En este momento me rasco la cabeza y me tomo la barbilla en actitud de preocupación.
Corredores en primera y segunda sin out, vamos a ver de qué está hecho el Rocket.
Conine muere de short a segunda pero quedan corredores en las esquinas con un out, momento de peligro.
Valdez poncha al peligrosísimo Terry Pendleton, con esto las manos dejan de sudar un poco pero el peligro continúa.
Vuelve la calma cuando Greg Colbrunn roletea al short, José Offerman maneja muy bien, conecta con Chad Fonville y hay jugada forzada en segunda, ¡Uffff! tintos en sangre salimos de una.
En el segundo acto, los Dodgers vuelven a ser retirados en tres bateadores.
Vienen los de casa y aunque hubo otra base por bolas, no pasó a mayores.
Tercera oportunidad de los visitantes.
Ponche para Roberto Kelly, hit doble de Chad Fonville, enseguida Rapp retira a Ismael Valdez en elevado al centro y pocha a Hollandsworth.
Cierre del tercer inning, cae el primer out en rola al inicialista.
Enseguida Browne recibe base por bolas, el mexicano venía muy obsequioso esta noche y como decía el gran Jaime Jarrín, ¡esas bases por bolas amigos!, aunque Conine es ponchado para el segundo out, Pendleton conecta hit al izquierdo en donde Roberto Kelly pierde la pelota para un error, lo que permite que Browne anote la primera carrera del juego que se originó con la base por bolas.
Carrera sucia pero cuenta, el asunto se calmó cuando Colbrunn eleva al centro.
Viene la apertura del cuarto inning, los Dodgers se sintieron heridos en su orgullo y Offerman negocia base por bolas, Mondesí conecta fuerte al jardín derecho y Offerman avanza hasta tercera base.
Mike Piazza conecta de nuevo hit al derecho, Offerman anota la del empate y Mondesí ancla en tercera.
En este momento se deja venir un aguacero y acostumbrado a que en mi querida Ensenada cuando comienza a llover todo mundo corre a protegerse, volteo para todos lados como queriendo huir de mi butaca, máxime que los truenos y rayos hacen su aparición, para mi sorpresa nadie se mueve de sus lugares y yo no iba a ser el primero en salir corriendo.
A pesar de la fuerte lluvia el juego continúa, Karros y Hansen son puestos out, pero Roberto Kelly lavando su error, conecta de hit al derecho empujando al home a Mondesí y Piazza, la fiesta continúa con hit al izquierdo de Fonville e Ismael eleva para el tercer out.
La lluvia y los relámpagos calmaron junto con el ataque de los Dodgers y los Marlins fueron retirados en orden por el de Tamaulipas.
Igual en el quinto inning, tanto Dodgers como Marlins se fueron en orden.
En el sexto los Dodgers vuelven al ataque, aunque Piazza y Karros fueron retirados en rolas a segunda, enseguida ligan cuatro sencillos entre ellos uno de Ismael Valdez y anotan dos carreras más para ponerse arriba 5 a 1.
Hollandsworth es ponchado por Matt Mantei que vino al relevo y asunto arreglado.
Mi vecino de asiento me pregunta que si soy mexicano y pues qué caray, Ismael estaba tirando un gran juego, además acababa de conectar de hit produciendo una carrera, así que aproveché la recta y orgullosamente contesté que sí lo era, por su parte me informó que él había estudiado ingeniería civil en Cuba y ante la falta de oportunidad y trabajo tuvo que emigrar a Estados Unidos y ahora era taxista en Miami, al menos eso fue lo que dijo.
El juego continuó sin mayor problema, la lluvia ya no volvió y los rayos y truenos tampoco, Ismael lanzó hasta el octavo inning y al noveno lo relevó Rudy Seánez quien después de sacar el primer out se metió en problemas viniendo al rescate Todd Worrell quien aceptó par de hits y dos carreras a la cuenta de Seánez, finalmente sacó el out veintisiete con una rola que manejó a la perfección Steve Garvey para que terminara el juego.
Ismael Valdez obtuvo su sexto triunfo de la temporada, lanzó ocho entradas, aceptó cuatro hits, le anotaron una carrera que fue sucia por el error de Roberto Kelly, dio tres bases por bolas y ponchó a seis.
Mi vecino cubano amablemente se despidió, me felicitó y en lo personal salí muy complacido de haber tenido la oportunidad de estar y conocer un estadio más de Grandes Ligas.
Creo que esa temporada ya no era yo dodgersista pero muy contento porque mi paisano mexicano obtuvo la victoria.
Fue una tarde-noche de casi tres horas llena de emoción, siendo uno de los 22,652 aficionados en el bonito estadio Joe Robbie que ya no existe.
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