EL BÉISBOL Y LOS RECUERDOS

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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
EL BÉISBOL Y LOS RECUERDOS
Por Héctor Barrios Fernández

Las imágenes se atascan en la memoria y se tornan de manera difusa, borrascosa y poco precisas, por lo tanto no se manifiestan de manera clara y nítida, esto hasta cierto punto es normal, puesto que han pasado muchos años.
En mi caso, tal vez tendría unos cuatro o cinco años de edad, cuando al ir con miembros de mi familia en un automóvil y al pasar por un terreno baldío, un grupo de personas iban de aquí para allá y de allá para acá, gritaban y reían, jugaban a golpear una pelota con un palo (bat) y después corrían a una base, evidentemente se divertían.
Esa experiencia duró sólo algunos segundos.
Pregunté ¿qué están haciendo? y quizás por primera vez escuché la palabra béisbol. “Juegan béisbol”, me contestaron.

Un instante más seguí con la vista el juego a través del cristal trasero del auto, hasta que se perdió de mi vista en el horizonte.
Para siempre quedó esa escena grabada en mi mente.
Meses o años después en la calle frente a la casa un grupo de niños mayores que yo, se divertía jugando lo que ya sabía que se llamaba béisbol o como decían ellos, “jugaban al bat”.
En ese tiempo solamente observaba y trataba de comprender las reglas del juego.
Ni imaginarme que se manejaban varias teorías acerca del origen de este deporte. Que si en Mesopotamia ya se practicaba, que si los antiguos egipcios o los griegos lo jugaban o los originales del Caribe practicaban un deporte que llamaban “batey” o que si llegó a los Estados Unidos desde Inglaterra a través del Cricket o es descendiente de un juego callejero llamado “Rounders” o “Town Ball”.


Tampoco saber que algunos norteamericanos encabezados por Al Spalding, el fundador de la marca de artículos deportivos y ex-lanzador de Grandes Ligas, inventaron la historia de que el General Abner Doubleday era el creador de este interesante deporte, con la intención de hacer creer a la población de que era un invento norteamericano.
Años después se descubriría que Alexander Cartwright crearía las primeras veinte reglas para este deporte, para posteriormente, el 3 de junio de 1953 el Congreso de Estados Unidos lo acreditó como “el inventor del béisbol moderno”, más de cien años antes, el 19 de junio de 1846 su equipo los “Knickerbockers” perdió 23 a 1 un juego amistoso contra los “New York Nines”, equipo formado por jugadores de cricket, siendo el primer encuentro del que se tiene registro bajo las reglas de Carthwright, realizado en Hoboken, New Jersey.
Luego a mirar y escuchar los juegos en donde se pudiera.
Si Usted es de Ensenada o ha vivido mucho tiempo aquí, recordará los campos que estaban por la hoy calle Delante o por donde actualmente es la Unidad Deportiva “Sullivan”, otro por el rumbo del Centro Comercial “los Globos” y tantos otros, por supuesto sin faltar el deportivo “Antonio Palacios”.
Antes de todo esto que les comento, principalmente a mis vecinos en la ciudad de Ensenada, Mex., la historia nos dice que:
Años después de que el béisbol llegó a Ensenada, uno de los primeros campos para su práctica estuvo ubicado en donde hoy es la calle Tercera y Ave. Obregón, en aquellos años Ave. Gálvez, tiempo más tarde tuvieron que mudar a las cercanías de lo que fue el cine México, luego con el crecimiento de la ciudad otro campo se ubicó en las inmediaciones de la hoy escuela Justo Sierra, por el mismo motivo del crecimiento urbano, los beisbolistas se van a la calle Primera y desde 1946 llegan y se quedan hasta hoy en el Deportivo “Antonio Palacios Rodríguez”.

Con excepción del último mencionado todos los demás han desaparecido y algunos se llegaron a ubicar en lo que hoy es el centro de la ciudad de Ensenada.
Fue mi tío Cruz Fernández de quien aprendí a llevar el box score, a leer las revistas Hit y Superhit o a escuchar a Rolado Cárdenas, Alfredo Marín o Rogelio Escobar narrando béisbol desde algún campo local, igual a Fausto Soto Silva con los Naranjeros de Hermosillo, años más tarde escucharía a otros talentosos cronistas como el ecuatoriano Jaime Jarrín, el cubano Felo Ramírez, el argentino Buck Canel, los mexicanos Gilberto Delgado Lizárraga, Mario Thomas, Matías Santos Martínez, Toño de Valdés, Enrique Burak.
Por más que me gustó el béisbol e intenté jugarlo, considero que nunca tuve las facultades físicas y el talento como para hacer carrera sobresaliente allí, pero los años que intenté practicarlo fueron de intensa diversión y alegría, así como motivo para hacer grandes amistades.

Cuando mi economía personal me lo permitió, junto con mi esposa, de quien siempre he tenido el apoyo y ha vivido conmigo toda clase de aventuras beisboleras, los viajes a la ciudad de San Diego al estadio Jack Murphy para ver a los Padres y otros equipos, se hicieron muy frecuentes, lo mismo a Anaheim, Los Angeles, Oakland y San Francisco, siempre con la intención entre otros motivos, para ver béisbol, a estos viajes se fueron uniendo nuestros dos hijos y sobrinos conforme fueron apareciendo en el panorama.
Con el paso del tiempo, gracias a Dios y el “destino”, hicieron que conociera al señor Alfonso Araujo Bojórquez, considerado una enciclopedia del béisbol en México y otras partes, miembro del Salón de la Fama del Béisbol Mexicano, del Caribe, de Sonora, de los Yaquis de Cd. Obregón, además que un Salón de la Fama de Béisbol en la zona rural de Cd. Obregón lleva su nombre, es con el Maestro Araujo y su familia con quien ahora me une una gran amistad, lo mismo al señor Rogelio Escobar Zaragoza (QEPD) que fuera cronista de los Padres de San Diego y del béisbol ensenadense de toda la vida, quienes primeramente me animaron e impulsaron a escribir la historia de este maravilloso deporte.

Posteriormente llegaron más personajes que también han enriquecido mi escasa cultura beisbolera e igualmente me han brindado su valioso apoyo, como el Lic. Jesús A. Rubio, Ronnie Camacho, el Dr. Vicente Arturo Carranza Fernández, todos sonorenses y tantos otros de diferentes partes del mundo beisbolero.
Muchos años han pasado, muchos nombres, jugadores, equipos, y el béisbol con sus adaptaciones, cambios y evoluciones nos sigue entreteniendo, enriqueciendo, divirtiendo y sorprendiendo.
Hoy, atendiendo a respectivas invitaciones, orgullosamente participando como miembro del Comité Elector del Salón de la Fama del Béisbol Mexicano, lo mismo que del grupo en México que impulsa la entronización de Fernando Valenzuela al Salón de la Fama en Cooperstown, entre otros importantes medios, colaborador del Periódico El Vigía de Ensenada en donde vamos rumbo a los 500 artículos publicados, integrante de Peñas Beisboleras en diferentes ciudades de México, pero sobre todo de la de Ensenada en donde he encontrado personalidades con gran entusiasmo por la vida y el béisbol, aparte que fueron verdaderas estrellas de este deporte y han pasado a ser leyendas del mismo, manteniendo y alimentando el portal de www.beisboldelosbarrios.com sin fines de lucro, con el único fin de compartir un poco de la cultura beisbolera, también colaborando con publicaciones en República Dominicana, Venezuela, Colombia y Estados Unidos.
Muchos se preguntan:
“¿Por coincidencia o con toda intención este deporte está ideado en base al número tres?”
Por qué en ese número coinciden tanto el béisbol y la vida de Jesucristo.
Lo que sí es verdad es que el BEIS con sus alegrías y tragedias deportivas, encuentros y desencuentros, seguirá siendo parte importante de nuestras vidas.

Y como lo dijera en alguna ocasión el ex jugador de Grandes Ligas Alan Gallaher:
“Hay tres cosas importantes en mi vida.
Dios, mi familia y el béisbol, pero, cuando la temporada empieza, el orden cambia un poco”.
Para Usted amable lector, dígame, cuál fue su primer contacto con el béisbol y cuáles han sido sus experiencias.
Espero sus amables comentarios en: info@beisboldelosbarrios.com