LOS ROBINSONS DE LA DESTRUCCIÓN SEGUNDA PARETE

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ESTRELLAS DEL BÉISBOL
LOS ROBINSONS DE LA DESTRUCCIÓN SEGUNDA PARETE
Por Héctor Barrios Fernández

Si en México tuvimos a “los Camacho de la destrucción”, en Estados Unidos tuvieron a “los Robinsons de la destrucción”, ya leímos la clase de jugador que fue Frank Robinson. Ahora toca el turno del no menos espectacular Brooks Robinson. Una vez vi jugar a Brooks Robinson en Anaheim, con su único equipo en Grandes Ligas, los Orioles de Baltimore. Debió haber sido un juego ordinario, no recuerdo que haya hecho una jugada espectacular. Tuve la fortuna de ver en algunas ocasiones a Graig Nettles, Aurelio Rodríguez, Ken Caminiti, Mike Schmidt, Ron Cey y otros. De algunos de ellos si fui testigo de espectaculares jugadas en tercera base. Dicen que Brooks Robinson fue superior a todos ellos en su juego. Cuando niño quería realizar las jugadas que hacia Robinson en tercera, a lo más que llegué en relación a la tercera base, fue tener una fotografía autografiada por Celerino Sánchez, que por cierto aún conservo y de quien su guante no le pedía mucho a las estrellas antes mencionadas, por algo llegó a jugar con los Yankees de New York.
Pues bien, después de que Brooks Robinson convirtió en un out de rutina por la vía 5-3, lo que parecía ser un seguro doblete por toda la línea del jardín izquierdo, la víctima de esta jugada, Lee May de los Rojos de Cincinnati, a manera de queja dijo que Brooks Robinson era más bien una “aspiradora humana”. Y es que en la Serie Mundial de 1970, Orioles contra Rojos, ante la televisión nacional e internacional, Brooks convirtió cualquier clase de batazos que fueran cerca de él, en simples jugadas rutinarias, muchos estábamos asombrados de lo que veíamos, pero los aficionados de Baltimore estaban acostumbrados a ese tipo de lances. Era pan de cada día.
Los viejos aficionados podrán decir que no ha habido otro como Pie Traynor, los menos viejos dirán que Mike Schmidt era espectacular, los mexicanos argumentaremos que Leo, Aurelio o Celerino se las comían ardiendo, pero la mayoría de los expertos declara inequívocamente que nunca ha habido un tercera base que se compare con Brooks Robinson.
Las crudas estadísticas pueden escasamente capturar la magia de este hombre que más bien parecería una muralla.
Robinson tuvo el mejor porcentaje de fildeo para un tercera base (.971), oportunidades defensivas en tercera base (9 165), más que cualquier otro, tuvo 6 205 asistencias, 1 175 más que Mike Schmidt, 2 697 puestos out, 409 más que Traynor.
Brooks Robinson también es líder de todos los terceras bases en dobles plays con 618. Fue líder en la Liga Americana en fildeo 11 veces, en asistencias 8 veces, ambas son récords para un tercera base, ganó 16 guantes de oro. No fue un corredor rápido, pero tuvo una rápida reacción y una gran anticipación a las jugadas. Conocía a cada bateador y los retaba a batear por donde él estaba, jugándoles poco profundo. Tuvo un fuerte y preciso brazo, además de que se deshacía muy rápido de la pelota y una excelente coordinación ojo-mano.
Con el bat se defendía bastante bien. Fue el jugador más valioso de la Liga Americana en 1964, cuando bateó para .317, con 28 home runs y fue líder en la liga con 118 carreras impulsadas. En la Serie Mundial de 1970, además de cautivar con su fildeo acrobático, bateó para .429 con un par de home runs y seis carreras impulsadas.
Al siguiente año cuando los Piratas vencieron a los Orioles 4 juegos a 3 en la Serie Mundial, Brooks Robinson bateó para .318 con cinco carreras impulsadas en una causa perdida. Bateó más de 20 home runs en 6 de sus 23 años de carrera y finalizó con 268 batazos de cuatro esquinas, así como 1 357 carreras producidas. Aunque su porcentaje de bateo fue de .267, fue su fenomenal trabajo con el guante, lo que lo llevó al Salón de la Fama en 1983.
Robinson fue como muchos otros peloteros, un poco supersticioso. Después de la inesperada derrota contra los Mets de New York en 1969, a principios de la temporada de 1970, él amarró una etiqueta a su maleta de equipaje en la cual se leía, “Brooks Robinson, campeones mundiales 1970”. Después, con la valiosa contribución de los Robinsons, (Frank y Brooks) los Orioles llegaron a ser justamente eso, “campeones mundiales’. Directivos del Salón de la Fama en Cooperstown, le solicitaron a Brooks la donación de su maravilloso guante para su exhibición después de la victoria en esa serie, pero Robinson los puso en constante preocupación al decirles “¿Y si hay más milagros dentro de este guante?”, por lo que se quedó con él un año más antes de donarlo. Brooks Robinson no solamente fue un gran jugador, es un gran narrador de juegos, un verdadero caballero, un hombre perspicaz, cooperativo y dueño de un muy buen humor.
El lleno más grande en la historia del Memorial Stadium, 51 798 aficionados, asistieron al “día de Brooks Robinson”, el 18 de septiembre de 1977, para honrar el retiro del hombre de 40 años de edad. Recordando su año de novato en 1955, Brooks dijo a la multitud, “Nunca en mis sueños pensé que 23 años después, estaría parado justo aquí diciendo adiós a tanta gente. No creo que querría cambiar un solo día”.
Aunque Lee May y algunos otros, víctimas de su excelente fildeo, querrían cambiar algunos.
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